Capítulo 10| Ser fuerte

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Me desperté de pronto encontrándome en la cama vacía, Cedric no estaba conmigo. Deseaba abrir los ojos y besarlo de nuevo, darles los buenos días pero él no se encontraba a mi lado. Habíamos pasado una noche maravillosa, en realidad casi no dormimos por querer recuperar el tiempo perdido.
Al levantarme y buscarlo por todo su departamento, me decepcioné al no encontrarlo y hace como unos veinte minutos que sigo intentando comunicarme con él a su celular pero no responde. Creo que mejor prepararé un desayuno para los dos, así si regresa pronto intentaré sorprenderlo con eso. Pues imagino que no habrá ido lejos, sino me hubiese dejado alguna nota. Antes de ponerme a preparar el desayuno marco a papá para que no se preocupe.

Hola Papá ¿Cómo estás?

— Hola cariño, bien ¿y tú? ¿Cedric está contigo?

— Ahm... — ¿qué raro? ¿Porqué querrá saber eso? — creo que salió a comprar algo porque desperté hace poco y no lo encuentro por aquí ¿por qué papá? ¿Necesitas algo?

— No princesa, no te preocupes. Sólo preguntaba porque olvidé avisarle que hoy teníamos una reunión pero... puede esperar.

— Apenas llegue aquí, yo le aviso. ¿Y la abuela? ¿Cómo sigue ella?

— Bien, la estoy esperando para desayunar pues quedamos en hacerlo con tus tíos y Alessandro, de seguro no tardan en llegar.

— Me alegro papito. Bueno, debo dejarte, llamaba para desearte buenos días y avisarte que iré más tarde ¿de acuerdo?

— No salgas sola hija, dile a Cedric que te acompañe. Y asegúrate de cerrar bien las puertas, no le abras a extraños.

— Papá... Ya no soy una niña. No te preocupes, por favor.

— Lo sé cariño, discúlpame pero es que para mí... siempre serás mi niña. Te quiero princesa, por favor dile a Cedric que me llame cuando llegue. Nos vemos más tarde y cuídate ¿si?

— De acuerdo, así lo haré. También te quiero papito. Nos vemos.

Finalicé la llamada con papá y luego fui directo a la cocina. Papá siempre se preocupa demás, trato de entenderlo pero espero también él lo haga. Ya no soy una niña y sé cuidarme sola. Me puse manos a la obra y comencé a preparar unos panqueques con frutas, luego a calentar un poquito la leche y hacer el café, así cuando Cedric llegue tendrá una mesa de desayuno para compartir conmigo. Cuando terminé con lo todo lo que hacía, mi celular comenzó a sonar, era Cedric pero al descolgarlo nadie respondía.

— Hola ... ¿Cedric? — podía escuchar una respiración pesada detrás de la línea pero nadie respondía— Amor esto no es divertido, estoy esperándote hace como media hora— apenas finalicé esas palabras la llamada se cortó. Observé la pantalla de mi celular como si tuviera algo extraño y luego simplemente lo dejé sobre la mesa. Cuándo él llegue deberá darme una explicación— eso no fue gracioso.

Hablé en voz alta dejando escapar un largo suspiro para luego terminar de colocar la mesa. A los pocos minutos escuché ruido de la puerta abriéndose, me asomé hacia la sala ansiosa y entusiasmada esperando a que Cedric ingresará. Apenas lo hizo corrí a abrazarlo. Él gimió con poco de dolor como si mi abrazo lo hubiese golpeado, me alejé un poco mirándolo con preocupación.

—  ¿Dónde estabas? ¿Estás bien? Te estuve esperando para desayunar juntos —  tomó un poco distancia y recién allí pude darme cuenta de que tenía algunos golpes en el rostro— ¿Qué te pasó?

— Ahora no Alanís— me tomó las manos que tenía puestas sobre sus brazos y me alejó de él— quiero estar solo— se hizo a un lado queriendo avanzar hacia la habitación pero no lo dejé pasar poniéndome nuevamente frente a él.

Únicamente Mía ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora