Capítulo 9| Desenfrenado deseo (+18)

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Alanís

— Alanís, por favor espera. No es lo que estás pensando— me tomó del codo haciendo que volteara para poder encararlo— No es cómo crees, por favor escúchame.

— No tienes que explicarme nada, Cedric. Descuida, ve tranquilo con esa mujer. De seguro te espera.

— No, ¡no lo entiendes! Esa mujer no me importa, apenas y la conozco. No pienso dejarte ir, me vas escuchar Alanís, debemos de hablar.

— Era lo que quería hacer, quería que hablemos pero creo que ya no tiene caso.

— Mira, tú estás con Erwin ¿no es así? Puedo salir con quién más me parezca, no tienes derecho a reclamarme— tenía razón, él sigue creyendo que estoy con Erwin cuando no es así y es mi culpa. Debo aceptarlo. No tengo derecho a reclamarle nada aunque la verdad no sea esa. Asentí lentamente alejando la mano de Cedric de mi brazo.

— Tienes razón, por lo mismo te digo que ya no tiene caso que hablemos. Ve con esa mujer, no pierdas el tiempo conmigo.

— ¡Por Dios! Esa mujer... ¡no tienes como volver! No dejaré que te vayas así, ya te lo dije.

— No te preocupes por mí, tomaré un taxi— volvió a tomarme pero esta vez de la mano arrastrándome hasta su vehículo.

— No lo harás, ¡vendrás conmigo aunque no quieras! Me importa una mierda tu noviecito, ¡siempre supe que ese imbécil estaba detrás tuyo! Pero me importa una mierda él. Tú y yo vamos a hablar aunque no quieras hacerlo.

— ¡Cedric detente! ¡No iré a ninguna parte contigo! — no me escuchaba, le importaba muy poco mi negación y el hecho que de que intentaba zafarme de él. A medida que quería soltarme de su agarre, él lo intensificaba para que no huyera. Llegamos a su auto y me metió a la fuerza dentro de el poniendo el seguro para niños, para que no pudiera abrir y salir corriendo. Inmediatamente llegó del lado del conductor y subió para luego arrancar su auto— ¡Eres un bruto! ¡¿Cómo se te ocurre arrastrarme hasta aquí?! Quiero irme a casa, no pienso hablar o ir a ninguna parte contigo.

— Lo siento, podrás insultarme todo el camino, cariño. Pero tú vendrás conmigo y me escucharás.

— Al menos ten cuidado al manejar, no me mires a mí, observa tu camino. ¿Acaso quieres provocar un accidente? — Cedric me estaba observando mientras hablaba pero luego con una sonrisa en el rostro dejó de hacerlo y fijó su mirada en el camino ignorando mi pregunta final. A los pocos minutos nos encontrábamos frente al edificio dónde tenía su departamento. Pues se había mudado desde que nosotros dos habíamos iniciado una relación. Apagó el motor e inmediatamente bajó para luego llegar a mi lado y abrirme la puerta. No le iba a dar el gusto de salir, permanecí quieta con los brazos cruzados en el asiento sin siquiera mirarlo.

— Bien, si así lo quieres— no entendía a qué venía eso hasta que me tomó entre sus brazos de un solo movimiento sacándome del vehículo sin ejercer ni un poco de fuerza. Pegué un pequeño grito de sorpresa ante su arrebato llevando automáticamente mis brazos a su cuello. Fue por instinto, no quería caerme y cuando me di cuenta ya estábamos dentro del edificio.

— ¡Cedric bájame! Te dije que no quería venir contigo, ya bájame— algunas personas que se encontraban en el recibidor nos observaban creyendo que éramos una par de enamorados por la forma en que ingresamos al elevador.

— Y ya te dije, yo también, no lo haré hasta que me escuches.

— Esto no tiene sentido alguno, debiste ir con esa mujer que al parecer te conoce muy bien.

— ¿ Y dejarte ir con Erwin? ¿Es eso lo que quieres?— de pronto ya estábamos dentro de su departamento y ni cuenta me había dado en qué momento atravesamos la puerta. Me bajó con cuidado al suelo pero no dejó que tomara distancia de él colocando sus brazos sobre mi cintura.

Únicamente Mía ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora