•TÚ•

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Tú, pronombre personal que se refiere a la segunda persona del singular cuando cumple la función de sujeto, con el que nos referimos de forma escrita o hablada nuestro interlocutor y puede ser tanto en masculino como en femenino.

Tú: Dos letras, una sílaba, la manera tácita de un nombre que no queremos pronunciar y un apellido olvidado.

Para mí es más que un nombre sin pronunciar y un apellido olvidado, más que un pronombre o una informalidad. Porque lo utilizaba contigo y fue la mejor manera de usar un pronombre, porque significó más que eso. Porque fue la última oración que te dije antes de que una canción lenta se silenciara por un golpe.

Aquella tarde, te había invitado a cenar porque de allí subiríamos a la azotea para ver las estrellas. Aquello era para y por nosotros. Aquello era por unos tres años juntos, por un café derramando, por un nombre y un apellido, por estrellas y relojes.

Los problemas se habían disipado hacía ya tiempo, así que por un día decidimos bajar la guardia. Podíamos permitirnos salir a comer y decidí llevarte a aquel restaurante elegante que hacía cuatro me invitaste para disculparte conmigo y al que no pudimos entrar.

Mientras el sol se ponía a nuestras espaldas y las luces eran tan cálidas como el sol, la pasamos igual de bien que como lo hicimos en el restaurante para el que trabajabas. Aunque nos hizo falta el escarmiento del conserje para reírnos mucho más, porque aun así después de años la copa se cayó sobre la mesa manchándonos a ambos, porque las risas no faltaron y todo parecía estar en orden.

Porque cuando llegó la hora de irnos y me insististe en conducir. Eso fue mi error, quizás entre las malas decisiones que había tomado esa fue la peor.

Lewis Capaldi sonaba en el estero, mientras que me decías que era una romántica empedernida en el fondo y que me encantaba sufrir con sus canciones; más yo sabía que a ti te gustaban porque la cantabas por lo bajo casi como un susurro.

Porque te dije que tú también eras un romántico a escondidas, giraste por un segundo a mirarme y me dijiste que me amabas, luego una luz nos segó.

Cuando abrí los ojos comprendí lo que había sucedido, grité lo más fuerte que pude tu nombre una y otra y otra vez cada vez más lento, suave y pausando rogando que despertaras, pero en cuanto escuché las sirenas y aquellas luces rojas y azules que en su momento me ayudaron en una noche a ciegas, dejé que el vacío me consumiera.

Cuando desperté tú no estabas allí, Erica no sabía cómo decirme lo que había sucedido. Porque en aquel momento era incierto si volverías, si entrarías por la puerta de nuevo y te acercarías para abrazar a Ian.

Y en el segundo en que me dijeron que te desconectarían no sabía qué pensar, ni qué hacer ni siquiera qué decir. Porque tenía hasta el momento quince cartas con un tú y yo incluido, con un nosotros dentro y recuerdos que quizás no recordarías porque tu memoria se consumió en ella misma. Con los mejores recuerdos que tengo de ti, en esos en que marcaste la diferencia.

Porque antes de que se me agotara el tiempo, esperando que de alguna manera me escucharas leí todas y cada una de las cartas, con la esperanza de que el segundo antes de que abrieras los ojos del día en que olvides de mí.

Porque mientras te quitaban los cables me atreví a darte un último beso. Me atreví a despedirme para verte a través del cristal y cerrar mis ojos antes de que abrieras los tuyos.

Sé que las disculpas y un perdón no serán suficientes, sé que esa noche debí de haber conducido, sé que quizás lo mejor era habernos quedado y solo mirar las estrellas en la azotea esperando quizás que una estrella quisiera ser más que solo una estrella.

Quizás no estemos de acuerdo en muchas cosas, quizás la decisión que tomé fue precipitada y poco razonable dado lo que estaba pasando; pero yo no puedo quedarme sabiendo que la culpa me carcomerá desde adentro hacia afuera ahogándome con ella. Quizás esto solo es un tal vez, una estadística, una posibilidad entre muchas, le apostaré por lo que mejor sea para ti.

Y sé que en cualquier lugar que esté estarás allí, estarás tú acompañándome aunque solo sea en recuerdos, porque todo comenzó con un café y se detuvo con un te amo. Porque entre letras que forman palabras con sentido completo, con nombre y apellidos, entre el humo del cigarro de un lugar de mala muerte, con el viento enredando el cabello, las olas del mar rozando nuestros pies y mezclándolos con la arena; con un reloj que marcó, marca y marcará las horas exactas, con explosiones estelares que iluminan la galaxia, ojos que me acurrucan y un cuento para dormir pasaran mis días, meses y años; siempre llegaré a la misma conclusión.

Para el día en que te olvides de mí, yo ya no estaré por más cobarde que suene; pero esa conclusión a la que estoy segura que reafirmaré en días, meses y en años perdurará y durará aunque que mi memoria se consuma en ella misma y quiera llevarse tus recuerdos con ella...

Te amé, te amo y te amaré hasta el día en que los nombres y apellidos dejen de ser lo que son, los cafés no manchen las camisas y el humo de cigarro no dañe nuestros pulmones, cuando las olas del mar se conviertan en una voz y una voz en una risa, cuando la curva de una sonrisa sea la onda de tus cabellos, el reloj deje de marcar la hora, las estrellas no puedan convertirse en supernovas y el nosotros deje de existir.

A.Z.U.C.E.N.A

EL DÍA EN QUE TE OLVIDES DE MÍ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora