•EPILOGO•

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Quizás la manera más correcta de iniciar todo esto sea diciendo perdón. Te perdono por todo, por los momentos en que tuviste la culpa y que la aceptaste, por los momentos en que no la tuviste y aun si piensas que es tuya. Te perdono por no haberte arrepentido en último momento y volver a entrar por esa puerta.

Sin embargo yo también te pido disculpas por el trago amargo de todo esto, porque no pude decirte en el momento en que me besaste que te recordaba.

Erica me contó todo antes de irse, me explicó lo que sucedió en el accidente y que la policía abrió una investigación. Tú no tuviste la culpa, la canción que sonaba en aquel momento tampoco lo hizo y decirte que te amaba menos. Yo vi el auto que se nos venía en frente y trate de esquivarlo. El conductor del otro auto venía borracho.

Desperté, lo hice y con ello recuerdo tu nombre, el color de tus ojos, tu cabello tu voz y tu risa, me acuerdo de ti y de tus facciones.

Porque tenía la esperanza de que cuando regresara a casa estarías allí, aún la tengo. Y sé que es inverosímil, estúpido y quizás ilógico; mas cada vez que vuelvo a casa cada que voy a abrir la puerta ruego porque estés allí, esperándome para darme un abrazo.

Y quizás, uno sin estadísticas ni probabilidades incluidas, yo no hubiera sacado aquella idea adelante. Porque gracias a ti, a una voz y una idea comentada logré lo que quería, porque así como yo llevé la luz una parte de tu camino, tú llevaste la mía como la supernova que eres la otra parte dándome el hidrógeno necesario para tomar impulso.

Y como tú misma lo dijiste, me permitiré agradecerte de todo corazón por lo que hiciste, por las risas, las noches en vela que pasaste entre montones de papeles cuando sé que no podías más, las miradas y todos los recuerdos que compartimos. También creo que es muy justo que le agradezca a la vida por hacerme tropezar y derramar un café, por saber cómo hacerme lidiar con el humo de cigarro y la forma correcta de mirar a las estrellas.

Porque ahora me quedaran recuerdos, con tu nombre y apellido, con el color de tu cabello, tus ojos, el sonido de tu risa o lo suave de tu voz. Porque tendré recuerdos del nosotros que no está descrito en un diccionario como me lo dijiste un día.

Y juro haberte visto entre la masa de gente a la que podría llamar ustedes siendo utilizado como pronombre personal de la segunda persona en plural. Juro haberte visto con una sonrisa y un café en tu mano, porque cuando corrí a buscarte ya no estabas.

Porque si te vuelvo a ver, solo si lo hago, prometo no soltarte jamás, siempre y cuando tú no quieras irte. Porque no es justo para los dos, sobre todo para mí, y por más egoísta y avaricioso que suene quiero más recuerdo tuyos y míos, unos con un nosotros involucrado.

Si no te vuelvo a ver y solamente si no lo hago, lo único que me quedaran de ti serán recuerdos de una mancha de café y un ojo morado, de un nombre que me impulsó cuando más lo necesitaba, de un apellido del cual si estuviéramos en la Baja Edad Media sería el mejor que pudieron elegir, con una tormenta que amenaza con derrumbar el techo y goteras que se esparcen, con un cielo estrellado y las locuras de Van Gogh.

Para el día en que vuelva a verte, tengo la esperanza de que me sigas amando y espero poder decirte que jamás llegó, llega o llegará el día en que me olvide de ti.

.C.

EL DÍA EN QUE TE OLVIDES DE MÍ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora