–¡Es un buen niña, solo mírala como corre de un lado a otro! –Expresaba emocionada la madre de Xue Yang. Cangse había ido de visita al hogar de su hijo menor, solía hacerlo a menudo, desde que firmara su divorcio con Mingjue. Frente al chico de no más de veintidós años, una pequeña de tres años corría divertido detrás de un enorme san Bernardo, el cachorro parecía contento cuidando a su modo, de aquella pequeña niña.
–Los padres de Xiao Xingchen están enloquecidos con su nieta, vienen cada que pueden y la llenan de mimos. –Dijo Xue Yang, se sentó al lado de su madre, pues se hallaban en una pequeña pérgola de madera, en el centro del jardín donde jugueteaba la menor con el cachorro. –A-Qing es amada por todos a pesar de que siempre será hija única.
–Yang, no digas eso de una manera tan derrotista. Xiao y tú la tuvieron muy difícil desde que se enteraron sobre el embarazo de tu amado, además, como alfa sabías que embarazar a otro alfa era difícil y riesgoso. Mejor da saltos de felicidad porque pudieron a la primera y ahora son una pequeña pero hermosa familia. –Expreso Cangse. –O es que, ¿Xiao te recrimina el hecho de que su amor dio pocos frutos?
–¿Eh?, ¡No digas eso madre! –Exclamó Xue Yang apenado. –Xingchen no me recrimina nada, es un amoroso padre y protege a nuestra hija tanto como yo lo hago. Es solo que temo que cuando A-Qing crezca y mire que sus compañeros del jardín de niños, tienen hermanos, venga y nos pregunte porque ella no tiene uno. Tal vez es un lio mental muy tonto el que tengo encima, pero creo que no está demás, pensarlo y tenerlo en cuenta.
–¿Sabes que existe la adopción? –Escucho Xue Yang, detrás de sí. Se giró de inmediato, mirando al objeto de su amor frente a él. Xingchen llevaba en sus manos una charola con bebidas para su suegra y su pareja. Con una hermosa sonrisa, se sentó a su lado apenas coloco las bebidas sobre la mesa de la pérgola. –Yo también estoy preocupado por mi A-Qing, pero sé que ella comprenderá porque no puede tener un hermano o hermana con quien jugar.
–¿Lo ves, hijo?, deja de hacerte líos mentales. –Expreso Cangse. – Agradece que tu esposo es más inteligente que tú. –Bromeo.
–¡Shanghua! ¡Shanghua, ven! –Escucharon, la pequeña A-Qing le hablaba al cachorro que sin más, se había escondido dentro de su casa. Con su tierna vocecita apenas podía articular palabras difíciles para su edad, causando así, una ternura infinita en quien la miraba. Xue Yang se levantó y con cuidado se acercó a su pequeña, mirando como el cachorro exhausto de tanto correr, se hallaba recostado descansando un poco. –Papi, Shanghua no sale. –Dijo la menor a Yang.
–Shanghua está agotado, dejémoslo tomar un poco de aire. Anda ven, tu abuela Cangse está aquí para verte. –Dijo el mayor sonriéndole, la tomó de la mano y la llevo al lado de su madre y de Xingchen.
–Aun es pequeña, dale tiempo. –Expreso Cangse. La mujer anhelaba mirar en ese breve instante, la familia que hacía mucho que no veía. Recordó a sus hijos y al que fuera su esposo, aquellos magníficos momentos que pasaran aun siendo pobres.
–Xuan Yu, Huaisang y Wei Ying estarán pronto con nosotros. Dales tiempo, tienen aún cosas por hacer en sus hogares. –Expreso Xue Yang. Tomó la mano de su madre y la beso. –Supe que declararon inocente a Huaisang. Madre, haré lo que sea necesario para que Huai esté con nosotros pronto, lo prometo.
Días después de ser declarado inocente. Huaisang acudía a una de sus primeras terapias psicológicas que el juez había enviado como modo de resarcir el daño causado por el hijo de Wen Ruohan.
–¿Qué debería contarte? –Cuestionaba Huaisang, desde el diván donde Song Lan le tenía recostado. Estaba en su primera sesión de terapia para superar su trauma. Además de que no tenía la menor de las intenciones de continuar con aquellas sesiones, dado que las consideraba poco útiles. Pero Da Shie le seguía influyendo tanto que le causaba fatiga rebatirle sus consejos.
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Hasta el final.
FanfictionNie Huaisang era un muchacho alegre y despreocupado que solo anhelaba ser libre, pero su libertad era cortada por su segundo género... él era un omega, uno en un pequeño pueblo donde para muchos el joven sólo generaba lastima. Hasta que un mill...