–¿En serio, WanYin? ¿Tanto esforzarte para alcanzar la felicidad y se te ocurre echarlo todo a perder? –Expresaba Hua Lin. La mujer bebía el té que amablemente Jiang Cheng le había servido. Ambos se hallaban en el consultorio del pelinegro. –YanLi no tiene que enterarse en estos momentos, acaba de casarse hace algunos meses, no merece pasar por un trago tan amargo como lo es saber que su hermano menor ha sido botado. ¿Comprendes?
–Lo sé, Madame Jin. Es lo que planeaba desde un principio, quería mantenerlo lo más secreto posible. Mejor dicho, al principio pensé que solo era una broma de Lan Huan y...
–¿Crees capaz a Lan Huan de jugarte una broma? ¿No lo conoces bien? Tienes veintiún años, eres un médico prominente y no solo eso, lograste mucho en poco tiempo con esfuerzo y con ayuda de ese alfa que desde ya, se nota que te ama mucho... ¿Y para qué? Para que echarás a perder un hermoso matrimonio por tu incompetencia. –Dijo la mujer mirando al chiquillo. –Jiang Cheng, le jure a tu madre que velaría por ustedes y que haría que fueran felices.
–¡Zewu-Jun se fue con un maldito beta! Fue él quien me dejó, yo no eche a perder nada. –Grito Jiang Cheng. Aunque ni él se creía sus palabras. –Hace unos semanas que el bastardo de Jin GuangYao regreso a la vida de mi esposo. No diré que el matrimonio iba bien, pero los conflictos más fuertes comenzaron por su culpa. Zewu-Jun era un buen marido, me toleraba y me comprendía... nunca pedía más de lo que yo podía darle y de la nada, ese maldito beta lo cambio.
–Jiang Cheng, no uses el apellido Jin con ese hijo de prostituta. Su nombre es Meng Yao y siempre será así, no tiene el porte ni la elegancia de un Jin. –Expresó la mujer. –Y a todo esto, si eso fue de esa manera, ¿Por qué no haces algo? ¿Te quedarás de brazos cruzados esperando que te quite a tu alfa? Que no se te olvide que hay un vínculo que supera a cualquier amor de callejón. Meng Yao no puede ni podrá jamás compararse con un omega.
–Lo sé, pero para Zewu-Jun, eso no importa. Él solo desea divorciarse, inclusive me echo en cara que romperá el vínculo. –Dijo derrotado. Se sentó frente a la mujer y bajó la cabeza un poco. –Wei Ying tenía razón. Mi propio ego provocó todo esto.
–¿Y quién diablos es Wei Ying en todo esto? ¿Qué le da valor para reclamarte algo? Solo es un simple beta, que haya tenido la suerte de amarrar a un alfa como Hanguang-Jun no le quita que es y será un inútil. Ya veras, apenas nada nazca de su matrimonio, Lan Zhan lo abandonará y se buscará un omega que pueda darle hijos. –Escupió con asco la dama. Una sonrisa burlona, adornaba sus labios. –Todos los betas se creen que pueden ser mejores que un omega. Pero son patéticos cuando se dan cuenta que no pueden retener a un alfa por mucho amor que se tengan.
–Wei Ying no es así. Ha estado enamorado de Lan Zhan desde pequeño. Hanguang-Jun no lo dejaría.
–Está en la naturaleza de un alfa el procrear y preservar su especie. Nunca creas todo lo que un beta te diga que puede hacer.
–Madame Jin ¿Puedo pedirle un favor? –Cuestiono Jiang Cheng algo apresurado. La mirada de la mujer fue inquisitiva, estaba a la expectativa de lo que aquel diría –¿Podría venir conmigo?, sé por una fuente cercana, el lugar en donde vive Meng Yao.
–Jiang Cheng ¿Quieres acaso ir a su hogar a advertirlo?, ¡Piensa de una buena vez las cosas, tienes un estatus que preservar, no puedes ir simplemente a pelear con un don nadie como ese mocoso! –Gritó la mujer.
–Solo quiero ver a la persona por la que mi marido me dejo, quiero ver sus ojos... quiero preguntarle muchas cosas, pero aún más importante, quiero saber porque se metió en mi matrimonio. –Pensó Jiang Cheng. Miro a Madame Jin y asintió, disculpándose por su actuar.
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Hasta el final.
FanfictionNie Huaisang era un muchacho alegre y despreocupado que solo anhelaba ser libre, pero su libertad era cortada por su segundo género... él era un omega, uno en un pequeño pueblo donde para muchos el joven sólo generaba lastima. Hasta que un mill...