Capítulo 18 "Madame Jin"

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Los personajes no me pertenecen, son exclusivamente propiedad de Mo Xi'an Tong Xiu, yo solo los utilizo con finés de entretenimiento.

Seamos un fandom tolerante, si las ships no es de tu agrado, pasa de largo.

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Si había algo que caracterizaba a Madam Jin, era su pulcritud, su elegancia y aquella arrogante manera de dirigirse a los que no eran de su clase. Le frustraba lidiar con personas cuyo estatus no significaba gran importancia dentro de su círculo de amistades, casi siempre se rodeaba de personas poco envidiables y escaso sentido de la moralidad, cuyo fin sólo era el llevar un chisme y otro dentro y fuera de su ambiente, sin importar quién resultará afectado por aquellas mentiras que a veces ellos mismos creaban.

Así fue, como en uno de sus tanto cotilleos en el club donde solía asistir cada semana, conoció a Jin GuangShan, un apuesto joven millonario recientemente huérfano, y que acudía al club sólo para hacerle compañía a su colega Jiang Fengmiang. Al principio, para Jin GuangShan, la hermosa mujer no le parecía interesante, en su mente sólo se hallaba la dulce presencia de una de las chicas que laboraba a medio tiempo en dicho club y que parecía también sentirse un tanto atraída por él.

-HuaLin, llevas casi un mes rondando a Jin GuangShan, no te hará caso... será mejor que pares. Creo que a ese idiota le gusta la basura en vez de la gente con buena cuna. -Dijo arrogante su mejor amiga, Yu Ziyuan.

-Meng Shi no me llega ni a los talones, no comprendo qué diablos le mira. -Chasqueo la lengua y tomo el jugo de frutas que solía pedir con frecuencia en el restaurante dentro del club. Ambas miraban hacia las canchas de polo, donde Jin GuangShan y Jiang Fengmiang, solían jugar.

-Quizás, esa rata sólo es un juguete más en la larga lista de conquistas de ese tarado. A veces temo que Fengmiang atrape una de sus mañas. -Expreso Ziyuan. -No llevamos mucho de casados y sigue sin tocarme. A veces pienso que no quiere tener hijos conmigo.

-Ziyuan, Ziyuan... las dos sabemos que para Fengmiang, sólo había una mujer en su vida y esa no era su madre ni mucho menos tu. -Ataco filosa en el único punto sensible de Ziyuan. -Cangse Sanren, la hija bastarda de Baoshan... la eterna enamorada de Mingjue y la estúpida que logró enamorar como idiota a tu esposo.

-¡Ni me la menciones! -Grito eufórica, apretó el vaso de jugo y estuvo a punto de quebrarlo, de no ser porque su amiga le sostuvo la mano. -Aunque Fengmiang no lo diga, esa maldita aún le gusta... no lo soporto. ¿Sabes cuanto he hecho para que por fin Fengmiang me tomé? Cada noche intentó seducirlo y abogar a su líbido, pero él solo sonríe y se recuesta a dormir. Así nunca podré atarlo a mí.

-No ataras a nadie con un hijo, será mejor que lo entiendas. -Expreso detrás de ellas, Ling Wen ZhenJun, una omega de clase alta cuyos padres descendientes de la realeza, se habían establecido recientemente en aquella localidad por ser pacífica y próspera o eso creyeron al principio. Ahora, aquella omega de aspecto hermoso y que solía vestirse tan delicada y bellamente como si de una reina se tratase, fungía como la prometida del hijo alfa de un rico empresario de nombre Wen Mao. Les sonrió antes de tomar su equipo de arquería y salir del restaurante para reunirse con el viudo alfa al que pretendía desposar pronto. Wen Ruohan.

-¿Wen Mao casara de nuevo a su hijo? -Cuestiono Ziyuan pues el rumor de la boda Wen, no era muy soñado aún.

Después de la muerte de su primer esposa apenas cumplió dos años su segundo hijo, Wen Mao creyó que tres meses de luto eran suficientes para su hijo. Se encargó de adornar el detalle de la viudez de su aquel y consiguió que el líder de la compañía Ling le cediera el "derecho de reclamo" sobre su segunda hija, la joven omega Ling Wen ZhenJun. A su vez, Ling Wen Jun, el hermano mayor y talentoso alfa de élite, no pudo oponerse, pues lo enviaron a londres para poder comprometer a su hermana menor con Ruohan sin que intentará evitarlo. Tal vez, para muchos, el sólo hecho de saber cuánto se hallaba en juego, se escandalizaria con aquel compromiso.

Hasta el final.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora