★ 𝖢𝖠𝖯𝖨𝖳𝖴𝖫𝖮 𝖢𝖤𝖱𝖮 ☆

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       Tenia a penas 20 años cuando iba con mi madre de camino a lo que ella le llamaba mi nuevo hogar. Miraba afuera la nieve sin mucha emoción alguna.

— Gretchen, serás parte de algo grande, ¿no te emociona? — pregunta mi madre y en su tono note que estaba nerviosa.

— Si que emoción — digo sarcásticamente mientras mi mirada seguía dirigida afuera.

— Te pareces al odioso de tu padre — ahora en su tono se refleja el enojo.

— Si el estuviera con nosotras, supongamos no, ¿estaría de acuerdo con lo que estas haciendo? — le pregunto dirigiendo mi mirada ahora a ella.

      No contesto mi pregunta pero si se que se puso el doble de nerviosa, lo se porque comienza a mover sus dedos y a morderse sus uñas.

— Si no estas convencida entonces regresemos a casa ¿cual es el afán de querer llevarme con estas personas? — digo ya en tono de fastidio y solo se destino a mirarme como si quisiera matarme.

— Solo sigue callada, porque no dudare en estamparte la cara en el cristal — y ahí estaba mi madre otra vez, les juro que siempre pensé que ella enserio era una persona bipolar.

        Les presentaré un poco a mi madre, me tuvo cuando a penas tenia 17 años, no me pregunten quien es mi padre porque, según mi madre, los padres de mi padre, mis abuelos, fueron los que hicieron que el desapareciera para no arruinar su vida mientras a mi madre le toco criarme sola. Muchas personas le dieron la espalda así que en este mundo solo estábamos ella y yo solas contra todo. Lo único que se de mi padre es que tengo ciertas actitudes de el y me dice mi madre que su inteligencia, si en pocas palabras ni le gusta mencionarlo. A pesar de las circunstancias salimos adelante, sobre su bipolaridad, ya me acostumbre a que de momento este bien y segura a que en cuestión de segundos dude de todo y se moleste porque si.

     Veo que nos detenemos literalmente encima de una gran colina y frente a nosotras se observaba unas puertas gigantes de metal con dos guardias, quienes enseguida miraron raros el auto.

— ¿A donde llegamos mamá? — le pregunto muy confundida.

— Ya te dije, a tu nuevo hogar — esto último lo dijo como si se estuviera arrepintiendo — vamos — trato de animarse y rápido salió del auto.

     Observe que se acerca a los guardias para hablarles y luego mirarme, si yo seguía dentro del auto. Ellos solo asintieron para uno de ellos apartarse y hablar por una radio, seguido mi madre me hace seña de que me baje. No estaba segura pero aun así decido hacerlo, total, ya estábamos aquí. Me acerco para luego ver como esas puertas gigantescas las abrían. Al entrar era un lugar no muy iluminado, hacía un poco de frío y hasta escuchamos un grito, mi madre asustada me abrazo.

— No se asusten a esa persona solo la estamos ayudando — nos explica de repente un señor — me presento, soy Alexander Pierce — estrecha su mano y mi madre la acepta.

— Soy Janice Beckham y ella es Gretchen Beckham — me presenta y este hombre me miro de arriba abajo.

— Es un honor tenerla trabajando para HYDRA — contesta el hombre sonriendo.

     Mi madre se acerco al hombre para contarle algo a este hombre al oído para el solo sonreírse.

— Bienvenida joven Beckham — estrecha su mano hacia mi.

     Lo pensé tanto, inconscientemente agarre a mi madre y la abrazo mientras seguía observando su mano.

— Ya estamos dentro Gretchen — me suelta para voltearme a ella mientras como puede sonríe — te amo y siempre te amare ¿ok? — me dice ya a ley de nada para llorar y asiento.

     Eran pocas las veces que me decía te amo pero cuando lo hacía era sincera, aunque no tenga idea de a donde me esta trayendo, ella cree que es correcto. Nos dimos un último abrazo y luego me empuja levemente hacia el hombre que rodeo su brazo rápidamente a mi cuello y comenzar a caminar.

— Sabes Gretchen, conozco a una persona de tu familia que era un bien aliado de HYDRA y quiero que sepas que enserio me alegra trabajar con otra persona con su misma sangre — me aprieta un poco.

— No entiendo ¿de que me esta hablando? — estaba confundida, ¿alguien de mi familia? Hasta ahora solo somos mi madre y yo más nadie.

— Más adelante lo entenderá — siguió sin dejarme mirar atrás.

       No me dejo verla, sin saber que esa era la última vez que la vería y escucharía. HYDRA no se convirtió en mi hogar, se convirtió en una maldita pesadilla...

La Soldado Del InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora