Capítulo 4

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-Venga chicos, dejadle respirar-comenta la niña al entrar de nuevo en la habitación

Se acerca y me coge del brazo. Me mira durante tres cuartos de segundo, pero me he podido dar cuenta que su mira trasmite tristeza. Me da la espalda sin soltarme el brazo y salimos de la habitación con todos los presentes murmurando palabras inaudibles. Y, al salir, volvemos a hacer el recorrido de antes, pasando por los mismos pasillos y puertas con números grabados en ellas; pero cuando llegamos a la que creía que era mi habitación, pasamos de largo.

-Espera-paro de golpe y ella, para  mirarme extrañada-es esa habitación-señalo ''mi habitación''. Nos hemos pasado dos puertas

-No vamos allí. Y vuelvas a pararte de golpe

Dicho eso me aprieta el brazo fuertemente, lo que hace que pegue un grito de dolor. Para, relaja su mano para dejar de apretarme el brazo y seguimos andando. Madre mía, que fuerza tiene.

Cuando llegamos al final del pasillo nos paramos. Es la última puerta de ese pasillo, pero tiene la diferencia que esta se abre pasando una tarjeta por un monitor que hay al lado. Me suelta para poner las manos en sus bolsillos del pantalón, pero al momento las quita con extrañeza. Después, su cara se convierte en fastidio, como si lo hubiera descubierto. Se pone en frente mío y pone sus manos en cada bolsillo de mi pantalón. Vale, esto no es normal. Saca las dos manos y, en la izquierda tiene la tarjeta. ¿Cómo no me he dado cuenta de que llevaba una tarjeta en los pantalones?

-Bernabé se cree muy gracioso-me comenta, sin mirarme, poniendo los ojos en blanco

Pasa la tarjeta por el monitor, haciendo que se vuelva todo el monitor verde y pronuncie dos pitidos. La puerta se abre y entramos. Es una cocina normal y corriente; tiene su mesa en el medio, cuatro sillas a cada lado, su fregadero, su nevera, etc. Pero todo completamente gris.

-Siéntate. ¿Tienes hambre?

Voy hacia una de las sillas y me siento. No ha pensado en su pregunta. ¿De verdad voy a tener hambre con todo lo que está pasando?

-Si no tienes hambre-va hacia la nevera y la abre-vas a comer igual. No puedes estar sin comer más de dos días

-Pero si llegué ayer...-digo mientras miro la mesa y, con ella, mis manos

-Llegamos aquí desde anteayer casi por la tarde. El cloroformo que utilizamos aquí es muy potente... o tú duermes mucho-cierra la nevera, se acerca a la mesa y deja a mí lado un paquete del mismo color que toda la cocina-si no tienes hambre te lo puedes comer sin problemas

Lo abro y un olor raro empieza a salir desde dentro del paquete. Miro lo que hay dentro, encontrándome con, lo que parece. un puré. La miro y pone su manos como diciendo ''adelante'' y me entrega un tenedor de un cajón de la mesa. Cojo el tenedor y lo meto en el puré.

-¿Cómo se come un puré con un tenedor?-la miro y ella me mira vacilante

-No es puré-niega con la cabeza-venga come. Hazme caso

Saco un poco de ''eso'' con el tenedor. Al cogerlo me doy cuenta que no es líquido. Me acerco el tenedor poco a poco, pensando que estoy a punto de probar comida ofrecida por una total desconocido, en un lugar desconocido y no sé sus intenciones. O me quieren ayudar, o me quieren asesinar.

Bueno, tampoco tengo nada que perder; no sé cómo salir de este lugar, así que... pruebo la comida del tenedor. Acto seguido de saborear, me termino todo el paquete en poco tiempo.

-¿Y no tenías hambre?

-¿Qué es?-pregunto esquivando su pregunta-esta buenísimo

-Se llama chanros. Los de aquí le saben a lasaña, pero a mí me saben a macarrones y carne-se encoge de hombros y hace una línea recta con sus dedos

-Nadie diría que esta cocina forma parte de otro sitio que no sea una casa

-Antes se parecía a otras habitaciones que hay aquí-coge el paquete y se dirige a la papelera-pero lo hicieron así para diferenciar-lo tira  la papelera y vuelve a la mesa-si se introduce la tarjeta al revés da a esa habitación igual a otras. Es algo raro...

-¿Qué eso es raro?-me levanto de la mesa pegando un golpe con mis dos manos en la mesa-¡todo lo que está pasado es MUY raro! ¿qué hago aquí? ¿qué pasó el otro día? ¿por qué coño todo fue como una guerra o como un puto fin del mundo? y encima me dicen que me salva una niña de catorce años y me traen a un lugar en el que no conozco nada y...

No puedo decir nada más porque la chica me coge con una mano de la cintura y con la otra el cuello. Pasa un pie sobre mis piernas, lo que hace que caiga al suelo y ella esté encima mío, con sentada con sus piernas en mi barriga y con las manos en donde las tenía hace nada, impidiendo que me mueva.

-Escúchame bien, maldito gilipollas-me dice entredientes, totalmente enfadada-no tengo catorce años, pero aún así te podría dejar en el sitio en menos de dos minutos.  además-aprieta mi cuello y mi cintura, haciendo que pegue un grito de dolor. Todo el grito que se puede pegar cuando te cogen del cuello-si te quisiéramos matar lo hubiéramos hecho ya ¿no crees?

Bota sobre su cuerpo, apretando mi barriga y haciendo que me de un pinchazo. Quita las manos,quia el pie izquierdo y se levanta.

Me levanto como puedo y apoyo mis manos en la mesa para no caerme.

-Vamos

El tono que ha tenido desde el principio, y que ha quitado hace cinco minutos, lo ha vuelto a retomar. Salimos de la cocina y abre la puerta de la izquierda, la penúltima antes de acabar el pasillo.

-Te duchas y te pones la ropa que tienes en la silla. Tienes cinco minutos. Nos espera un día muy largo

twitter: @ImperfectNovels

Esto no es un videojuego {Elrubius}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora