Capítulo 12

128 6 2
                                    

Me levanto rápido de la cama, con los ojos del tamaño de bandejas. Un sonido horrible y muy fuerte suena por toda la habitación, sin parar. Como si alguien hubiera dejado un dedo presionando un botón de alguna alarma. Me tapo las orejas con las manos, pero se sigue escuchando. Me quito las manos y lo sustituyo por los dedos índices presionando los tragos de las orejas. Se escucha menos, pero sigue siendo insorpotable. Salgo rápido de la habitación y al salir cierro la puerta de un portazo. Con la respiración agitada miro para todos lados y extrañado, me incorporo; aquí no se escucha nada.

Miro para la izquierda de la puerta. Bernabé está posado en la pared, pero se quita para que pueda vez como una especie de timbre y se empieza a reír. Arrugo las cejas y mis labios forman una posición de asco.

-Si te miraras la cara ahora mismo-dice, con dificultad, a causa de la risa

-¡¿Qué coño se te pasa por la cabeza?! Me podría haber dado algo ahí dentro-señalo la puerta, enfadado y alzando la voz

-Pero te has despertado ¿no?

Le miro con rostro asesino y él se encoge de hombros. Cierro los ojos, suspiro y pongo una mano en mi frente.

-¿Qué pasa?-le pregunto en la misma postura

-Te toca entrenamiento

-¿Qué hora es?

-Las ocho y media

-Ayer me dijeron a las nueve-le comento, extrañado

-Sí. Pero ya estás despierto, así que, prepárate que vengo a por ti dentro de quince minutos

Se da la vuelta y se va. Niego con la cabeza. Este chico es un tremendo gilipollas. ¿Cómo es capaz de ponerme esa alarma tan fuerte? Me podría haber quedado sordo...

Entro de nuevo y cojo del armario lo mismo de siempre. No cambian nada. Salgo y me meto en el baño de ese pasillo.

(...)

Llevo por lo menos quince minutos esperando a Bernabé. Él dijo que que venía en quince, pero lleva treinta minutos o así. Tampoco lo puedo asegurar porque no sé la hora.

Escucho pasos, lo que hace que lleve la mirada a esa dirección. Es él, pero viene sin paso acelerado, sino normal.

-Llevo más de lo que has dicho esperando-le digo serio cuando ya está en frente mío

-Sí, lo siento-empieza a andar por la misma dirección de donde ha venido-vamos

Le sigo y pasamos por varios pasillos, pero no son los mismos de los que he pasado desde que estoy aquí.

-¿Y la chica?-pregunto, llegando por fin alcanzándole

-También tiene entrenamiento

-Pero anoche me dijo...

-Se lo han comunicado hace tres horas. Me ha pedido que te acompañe y te organice la prueba de hoy

Asiento. Pensar en que ayer estaba de forma direfente (y, en este caso, peor) me pone mal. ¿Y si no quiere volver a veme? ¿y si deja el puesto para ayudarme por meterme en cosas que no me incumbe?

-¿Te vas a quedar ahí?

Miro para el frente. Me he quedado parado sin voluntad propia. Sigo andando y llegamos a un par de puertas. Abre la de la derecha y entramos. Es un pasillo. Pasamos por todo el pasillo y abrimos la puerta del final. Estamos en el mismo lugar en donde hice mi primera prueba con el uniforme. Hay tres personas, pero no las puedo identificar con claridad. Vamos hacia las gradas y nos paramos. Se sienta en uno de los asientos y yo, extrañado, hago lo mismo.

-¿No es qué tenía una prueba?-le miro

-Espera un momento y mira

Miro al frente. Ahora si puedo identificar a esas personas. Son la chica y dos hombres de por lo menos treinta y cinco o cuarenta años. No llevan uniforme, pero la chica lleva protección en toda la parte delantera del cuerpo, uno en la nuca y también por la parte de atrás de las piernas.

-UNO

Al decir uno de los hombres eso, ella coge una pistola de la parte izquierda de su cintura. La guarda.

-QUINIENTOS OCHO

Ahora lo dice el otro hombre, a lo que ella da un salto bastante alto y se deja caer al suelo de forma horizontal, sin que la cabeza le de al suelo.

-Cada número representa una forma de defensa. Aquí les dice esos números, pero cuando pasa de verdad tienes que saber que número corresponde a lo que estás viendo. Por eso, cuando le dicen un número, tiene que imaginarse la situación-me explica Bernabé sin dejar de mirarlos

-¿Y cuántos hay?

-Dos mil trescientos cuarenta y seis

Le miro sorprendido y vuelvo a mirar a la pista. Se está quitando la protección y se las da a los hombres. Éstos se van y ellos nos mira desde su lugar. Nos hace una señal con la cabeza para que vayamos hacia allí. Nos levantamos y vamos.

-Has estado fantástica-dice Bernabé cuando llegamos

-Se me ha olvidado el trescientos cincuenta y dos, joder-suspira y mira para la derecha mientras niega-siempre se me tiene que olvidar ese ¡es que no lo entiendo!

Se da la vuelta, dándonos la espalda. Bernabé me coge del brazo serio mientras me lleva dos pasos atrás. La chica coge la pistola que sacó antes y apunta a su mano.

-¿Pero qué hace? ¡está loca!-le digo a Bernabé, pero él me tapa la boca con su mano

Empieza a mover la pistola, de izquierda a derecha sobre su mano. Ella se queja en un susurro y la vuelve a poner en su sitio. Viene hacia nosotros de nuevo. La palma de su mano está sangrando. Empieza a andar hacia el mismo lugar donde fuimos nosotros ayer.

-¿Por qué se ha hecho eso?-le pregunto en un susurro, a pesar de que sé que no me puede escuchar

-Lo hace cada vez que se le olvida uno. Cree que así aprenderá y no volverá a fallar

-¿Enserio cree que así lo va a conseguir?-pregunto, incrédulo. Asiente con tristeza y da una palmada

-Bueno, vamos a por tu uniforme y empezamos la prueba ¿te parece?

twitter: @ImperfectNovels

Esto no es un videojuego {Elrubius}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora