Un mundo destruido

149 39 6
                                    

Como cada día desde que había nacido, el cielo estaba cubierto por nubes negras que no permitían a los rayos del sol llegar a la tierra, el pueblo donde estaba al igual que todos los demás se encontraba en ruinas, no había plantas ni animales cerca. Por suerte tampoco parecían haber oriuntes, solo se encontraba el sujeto de ojos plateados y piel blanca junto a mí.

El hombre media cerca de un metro noventa, con un cuerpo fornido, llevaba una capucha que no me permitía ver su cabello; algo destacable de sus rasgos físicos era que sus cejas y pestañas tenían una tonalidad color plata, como sus ojos además no tenia barba, algo que jamás había visto en un humano adulto.

Llevaba dos días viajando con ese hombre, que ni su nombre me había dicho y estaba realmente cansada; él no era carga para mí ya que traía su propio alimento y se sabía defender. Solo me incomodaba el hecho de que no estaba realizando ninguna de las supuestas preguntas que iba hacerme, tampoco sentía que este durmiera debido a que siempre que yo despertaba, él ya estaba levantado.

-Estoy un poco cansada de esto, ¿en algún momento, vas a preguntarme algo?

- ¿Tienes prisas? ¿Te molesta mi compañía? La falta de socialización te ha vuelto apática con las personas, al parecer -pregunto agregando una respuesta que me daba ganas de golpearlo.

-No me molesta estar acompañada, es solo que ni siquiera se tu nombre.

-Falta de confianza solamente. Bueno mi nombre es Floyd Cusan.

- ¿Ese es un nombre?

-Es muy común de donde vengo. ¿Tu cómo te llamas? Supongo que el tuyo debe ser mejor.

-Elena.

- ¿Elena cuánto? -frunció el seño con tono de duda.

-Solo Elena -respondí sin entender a que se refería-, no todos tienen dos nombres como tú.

-Cusan es mi apellido.

- ¿Apellido? -repetí sin saber qué quiso decir.

-Sí. ¿Ustedes no tienen? He leído sobre la cultura humana, ustedes igual tienen. El apellido es como el nombre pero define a la familia y se pasa de progenitores a hijos -decía percatándose que no tenía idea de que hablaba.

-Pues si te soy sincera, solo sé que mis padres me pusieron Elena. He hablado con otras personas pero eres él primero que conozco con un concepto tan tonto. ¿para que tener otro nombre?

-No es estúpido. El apellido te conecta con tus ancestros.

-Sabes, no se dé donde vengas pero deberías aclararme eso, para entender de qué hablamos.

-Aún no estás lista para comprenderlo. Si tu especie olvido hasta que es un apellido, todo lo demás será imposible de comprender.

El sujeto de cabello plateado llamado Floyd era bastante raro, no solo por sus conceptos tan poco entendibles como el apellido, si no porque siempre se tomaba la molestia de crear fuego para calentar sus alimentos, también note que él podía leer, algo que me asombro demasiado.

Siempre he sabido que son las palabras, comprendo que cada símbolo tiene su significado, lamentablemente desconocía completamente el de estos. No solo yo, todos los humanos que quedaban en el mundo no sabíamos leer ni escribir, teníamos tan poco tiempo que apenas aprendíamos el lenguaje oral. Otros medios de comunicación, no tenían valor si debías correr por tu vida cada día.

Se preguntaran, ¿cómo escribí este diario? Esto fue porque cada vez que pasábamos por las ruinas Floyd tomaba papeles con símbolos de diferentes tipos y los leía junto a mí, fue solo cuestión de tiempo para que aprendiera su significado, aunque ese no es un punto que quiera narrar en mi historia.

Licor del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora