Una familia

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Cuando mi mente comenzaba a despejarse, note que estaba sentada en el suelo, Floyd se encontraba inconsciente en una camilla junto a mí, con heridas notorias. Nos encontrábamos en una especie de nave que a diferencia del helicóptero no usaba ningún tipo de turbinas para elevarse, la maquina tampoco emitía ruido y su cabina parecía estar repleta de sistemas diferentes; las personas que nos llevaban en la nave eran una mujer y un hombre que tenían el cabello plateado.

A los pocos minutos del despegue el hombre se acerco a mí. Lo primero que visualice de él fue su vestimenta, la ropa en si era un buzo de una tela muy resistente, con algunas partes de color plateado y otras blancas. Su rostro me dio a entender que se trataba un adolescente, no parecía tener más de diecisiete años, al verme en el suelo se arrodillo para tratar de hablarme.

— ¿Te encuentras bien? —me pregunto levemente—. Mi nombre es Ceferino Cusan, ¿tú te llamas? —se presento percatándose que me sentía incómoda.

Completamente confundida por los sucesos solo guarde silencio, al no tener respuesta se levanto para desviar su mirada a Floyd, acariciando su cabeza y consecutivamente comenzó a quitarle la ropa.

Cuando el cuerpo de mi compañero quedo completamente desnudo, me fije que en verdad era como todo hombre, sus partes reproductivas parecían ser como las de un humano y tenía un ombligo; el sujeto poco después de tirar la ropa a la basura procedió a sacar las balas con una maquina en forma de pinza y limpiar el cuerpo desnudo de Floyd, después de un estante saco un frasco con un gel transparente que puso sobre todas las quemaduras, para terminar solo tomó una manta blanca y abrigo a Floyd.

—Eres un descuidado, hermanito —susurro acariciando el cabello de Floyd.

Cuando el joven volvió a la cabina me levante para mirar a Floyd con tristeza, pensando que sería la última vez que lo vería, al tocar su mano note que sus heridas no estaban. Todas las lesiones más leves de su cuerpo habían desaparecido, las quemaduras estaban desvaneciéndose y las heridas más graves no estaban sangrando.

—Su regeneración es muy rápida, no te preocupes —me dijo el joven desde la cabina.

— ¿Lo sanaste? —susurre con alegría.

—No. Solo limpié y desinfecte sus heridas, podría usar un regenerador para sanarlo pero en el cuerpo de mi hermano esto no serviría de nada.

—Si lo puedes sanar completamente, ¿por qué no lo haces?

—El regenerador permite a personas como ustedes sanar secuelas que tardarían meses en días, en mi hermano no sirve de nada porque nuestra familia tiene la regeneración natural más rápida de todas las especies existentes. Cuando despierte estará completamente sano.

Al escucharlo me di cuenta a pesar de las semejanzas, él no era humano.

Un poco más tranquila volví a sentarme en el suelo, hasta el momento donde aquella nave aterrizo. Al descender la mujer se acerco al cuerpo dormido de Floyd, tocando levemente su rostro.

— Humana, ¿quien daño de esta forma a mi hermano? —pregunto la mujer.

—Zeus.

— ¡Zeus! —repitió, junto al joven que se acercaba a nosotros.

— ¿Qué clase de criatura se llama de esa forma?

—No lo sé.

—¿Cómo no vas a saber? Tú estabas con él. Podrías al menos dar una respuesta más… —me criticaba la mujer.

—Hermana, cálmate no la estas dejando responder —la interrumpió el joven llamado Ceferino.

La mujer termino por hacer unos gestos de enojo y apretar sus manos con fuerza.

Licor del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora