II Capitulo 24 II

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Hacía un año que Joel estaba concentrado en su trabajo y en olvidarse de la fama, no quería llamar mucho la atención, pero si quería divertirse. Y no lo había hecho mal. Había salido con sus amigos, ya que estando en una banda, tenía que verlos la mayoría de los días, había hecho deporte, y había hecho otras cosas con las que emplear su tiempo.

Se sentía satisfecho con ello, o tan satisfecho como podía estar, hasta el día de su cita a ciegas con la preciosa ______. Aunque no tenía sentido, no podía dejar de pensar en ella. En ella escapando de los periodistas con él; en ella convirtiendo la subasta de caridad en algo divertido; en sus besos, que lo habían excitado tanto; y en los gemidos que dejaba escapar cuando la tocaba.

Por no mencionar lo de nadar semidesnudos a la luz de la luna en la primera cita.

Aquél había sido un agradable comienzo. Joel sentía que, en comparación, su vida había sido aburrida, tan monótona como la de cualquier adolescente. Tal vez estuviera preparado para pasar a la siguiente etapa de su vida, que, aunque no sabía en qué consistía, esperaba que incluyera a _____.

Había llamado al Wild Cherries, pero no le había contestado nadie. Después había ido hasta el locar, y estaba cerrado.

Al parecer, hasta las chicas de playa se tomaban días libres. Lo cual era una pena, porque aún faltaba mucho para su próxima cita.

Lo que Joel necesitaba era distraerse, y por suerte, los lunes por la noche salía a cenar fuera con Richard, Zabdiel, Erick y Christopher. Era su oportunidad de estar con ellos y de olvidarse del resto del mundo. Todas las semanas se divertían jugando, haciendo deporte y burlándose de lo que había dicho la prensa.

Aquella noche, en cuanto Erick llegó, dejó caer las revistas People, US Weekly y algunas más sobre la mesa, donde en la portaba se mostraba a él con ______ a cuestas por los jardines del Palacio de las Tres Lunas. En otra revista salían sentados a la mesa, ajenos a la multitud que los rodeaba, compartiendo la comida y con las cabezas lo bastante cerca para besarse. Joel se sorprendió al ver la expresión de placer que tenía.
De su gesto en la siguiente foto, donde se lo veía sacando a _____ del club, sólo podía decir que se apreciaba una férrea determinación y un puro e indiscutible deseo.

-Oh, no.

-Oh, sí-replicó Richard, dejando el vaso sobre la mesa y sonriendo-Esa chica es algo especial, ¿Verdad? Puedes darme las gracias cuando quieras. ¿Vas a volver a verla?

-Cállate, Richard.

Su amigo dejó lo que estaba haciendo para mirar a Joel detenidamente. Zabdiel, Erick y Christopher habían ido a entretenerse con algún videojuego.

-Así que las fotos dicen la verdad.

-¿La verdad?

-Que te gusta.

-No sé lo que me pasa.

-¿No? Pues más vale que lo sepas antes de que llegue la próxima cita.

El martes, Joel volvió a llamar a _____, lo que demostraba, una vez más, hasta que punto había perdido el norte. Mientras estaba sentado esperando a que alguien le respondiera el teléfono, trató de hacer una lista mental de las cosas que le molestaban de ella, su estrategia habitual para no tener una segunda cita.
Pero la lista resultó ser muy corta, por no decir inexistente.

-¿Diga?-contestó ella, con la respiración entrecortada.

-______, soy Joel.

Ella se quedó en silencio.

-Joel Pimentel- puntualizó él, sintiéndose estúpido.

-Sé quién eres, Joel. El primer chico con el que he salido a nadar a medianoche.

A él se le dibujó una sonrisa. Le gustaba ser el primero; le gustaba mucho.

-¿Cómo estás?

Joel descubrió que no era sólo una forma de entablar una conversación, sino que realmente quería saber cómo estaba.

-Si quieres que te diga la verdad, estoy en plena preparación de brownies y tengo la impresión de que esta vez me van a salir bien.

-¿Por qué? ¿Sueles tener problemas con los brownies?

Ella suspiró.

-Hago los mejores emparedados del mundo, te lo aseguro. Mis galletas también son fantásticas. Pero soy un verdadero desastre con los brownies. Sin embargo, estoy convencida de que hoy voy a poder superarlo.

-¿Quieres un catador?

-¿Te refieres a...?

-Por unos brownies soy capaz de ir a China. Iré al café y los probaré.

-¡No! Quiero decir, no estoy segura de que sea una buena idea. Nunca he conseguido que me salgan bien.

-Si están malos, te prometo que no diré anda.

-Mira, yo...-balbuceó ella-No. No, gracias. Lo siento...

A él se le desdibujó la sonrisa. Lo había malinterpretado todo.

-No, está bien. Lo entiendo.

-Es que la otra noche fue tan... tan...

-"Tan" es una buena manera de definirlo.

-Supongo que estaba esperando verte el sábado y darme cuenta de que no eras tan divertido como pensaba.

De repente, Joel se sintió increíblemente bien.

-Suerte con los brownies, _____.

-Los brownies...

Se oyó un ruido extraño, y Joel se dio cuenta de que ____ se había apartado del teléfono. Cuando volvió, estaba molesta.

-Tengo que llamar para que me arreglen ese horno. El maldito termostato está roto, y se ha quemado todo.

-¿Así que ahora la culpa es del horno?

-¿Qué? ¿Quieres que diga que se me ha quemado porque me has distraído? Llevas varios días distrayéndome. Aléjate, Joel. Y mantente fuera de mi cabeza hasta el sábado. Por favor.

-Lo haré si tú lo haces.

-¿Tienes el mismo problema?

Ella sonaba más preocupada que divertida, y Joel pasó de sentirse complacido a sentir otras emociones que no quería examinar.

Seduceme II Joel y tú II TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora