________ estaba acostada en la oscuridad, acurrucada en el pecho de Joel, sintiendo los latidos de su corazón. Según el reloj de la mesita eran las once y cuarto. Tenía la sensación de que habían pasado cinco años desde el incendio, pero sólo habían sido unas horas. Sabía que Joel se había quedado acariciándola y esperando a que se durmiera para dormirse él.
Ella había fingido que se quedaba dormida para que pudiera descansar. No tenía otro motivo para fingir con él; desde luego, no en lo relacionado con el sexo. Ya sabía que podía ser extremadamente entusiasta cuando cantaba, cuando aprendía cosas nuevas y cuando se divertía con sus amigos, pero aquella noche había descubierto que también era apasionado y encantador en la cama.Joel Pimentel la había tratado como si su cuerpo fuera un templo de adoración. Incluso con la tristeza y el abatimiento por haber perdido el Wild Cherries, sabía que compartía algo diferente con Joel. Algo profundo; tan profundo como el alma.
Sabía que más tarde sentiría pánico por ello, pero de momento sólo podía ver las llamas, sentir el humo en los pulmones y recordar que había perdido su casa.Con un nudo en la garganta, se levantó de la cama, se puso la camisa de Joel y fue a la cocina a buscar un teléfono. Se sentó junto a la encimera y llamó a Red.
Como no contestó, le dejó un mensaje.—Esta vez sí que la he fastidiado. Nada tan sencillo como llamar al director del instituto o ir a la comisaría a sacarme de un lío —dijo, con voz temblorosa—. He incendiado tu local, Red. Sé que no te sorprenderá, porque más tarde o más temprano tenía que acabar estropeándolo todo. Lo siento mucho. Iré a verte por la mañana.
Colgó el auricular y se quedó mirando el teléfono, con los ojos nublados. Respiró profundamente y, mientras se prohibía llorar, llamó a Jessica.
—¿Diga? —contestó su amiga, adormilada.
—Siento despertarte...
—¿________? Hola, cariño. ¿Qué pasa?
Jessica tapó el auricular y murmuró algo, y ________ oyó la voz de Richard al fondo. Jessica volvió al teléfono con una risa cómplice.
—Perdón. Pero estábamos en medio de...
—El Wild Cherries ya no existe.
Jessica dejó de reír y se despejó por completo. Después de todo lo que habían vivido, juntas y por separado, ninguna de las dos bromeaba con cosas como aquélla.
—Richard, cielo, necesito un minuto —dijo, antes de volver con ella—. ¿Qué quieres decir con que ya no existe?
—Se ha incendiado. Todo. O al menos es lo que creo. Parecía muy inestable cuando lo he visto por última vez.
—Dios mío. ¿Dónde estás? ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado...?
—Estoy en casa de Joel y estoy bien. Más o menos.
—¿Más o menos? ¿Qué significa eso? —preguntó su amiga, aterrada—. Voy para allá...
—No. En serio, estoy bien. Sólo han tenido que darme unos puntos en la mano. Jessica, nos hemos quedado sin trabajo. Mis padres me van a matar, son capaces de sacarme del instituto e internarme en un manicomio.
—No digas eso, ______. Estaré a tu lado para ayudarte, pase lo que pase.
________ se apoyó en la encimera y cerró los ojos. La adrenalina se había acabado. La excitación sexual se había desvanecido. Y sólo le quedaba un enorme cansancio.
—Pero esta vez es peor. No tengo nada. No ha quedado nada. Aquel lugar era demasiado para mi...
—Cariño, la falta de trabajo es algo que podemos resolver. No es obligatorio que tengamos trabajo. Aún tenemos un año que emplear en el instituto. Pero no podría soportar que te pasara algo. Así que está todo bien. Saldremos adelante como siempre, juntas. Ahora dime dónde vive Joel para que vaya...
—¿Podemos vernos por la mañana en el café?
Jessica guardó silencio unos segundos.
—Entonces, ¿te está cuidando bien?
________ sintió una mano en el hombro; una mano cálida y reconfortante, y se le llenaron los ojos de lágrimas. Joel le había sostenido la mano en urgencias, la había llevado en brazos hasta su casa, le había cedido su cama y le había hecho el amor en cuerpo y alma, dándole el respiro que ella necesitaba y entregándole todo su amor.
—Sí —contestó, mientras él le hacía un masaje en la espalda—. Nos vemos por la mañana.
—¿Me aseguras que estás bien?
—Te prometo que lo estaré.
—Oh, ________ —exclamó Jessica, llorando—. Te quiero.
Ella contuvo un sollozo.
—Y yo a ti.
Acto seguido, ________ colgó el auricular, pero mantuvo la cabeza agachada.
—Perdón —le dijo a Joel—. No quería despertarte.
—No lo has hecho. Sabía que no estabas durmiendo. Sólo estaba tratando de cederte espacio.
Aquello fue tan inesperadamente tierno que a ________ se le escapó una lágrima. Dejó la cabeza baja hasta que creyó que podía controlar sus emociones.
—Gracias.
Él le acarició la espalda.
—Creo que ya has tenido suficiente espacio, ________.
Ella levantó la cabeza y se dio la vuelta para poder mirarlo a la cara. Joel sólo llevaba unos boxers. En medio de la fuerte luz de la cocina, despeinado, y con una marca en el hombro que se parecía sospechosamente a sus dientes, estaba muy sensual, y ella deseaba hacerle el amor una vez más.
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Seduceme II Joel y tú II TERMINADA
Fiksi PenggemarMerecía la pena romper todas esas reglas por un chico como él. R. número 1: Nada de citas a ciegas. Después de haberse enfrentado a muchas obligada por sus amigas , _______ _______ no estaba dispuesta a volver a tener otra cita a ciegas con ninguno...