|Prologo|

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La primera vez que lo conocí fue cuando prácticamente me había dado la cordial bienvenida a su departamento, apenas había decidido por fin salir de la cueva que era mi antiguo hogar en Busan y había decidido que viajar por todo el país sería una maravillosa idea, Daegu, había resultado ser mi primer y única opción hasta que consiguiera el dinero suficiente para poder largarme de allí y visitar otros lugares del país.

—¡Pasa! —esa fue la palabra con la que me recibió.

Me había percatado que Min Yoongi era un chico demasiado común, podías verlo y tal vez lo recordarías, o tal vez inclusive ni siquiera llegarías a recordarlo, pero él así estaba bien, sus cabellos lograban cubrir parte de su frente, y los tenía siempre hechos un revoltijo, parecía un nido de pájaros, a veces me preguntaba si en verdad se peinaba, porque sinceramente no creo que en verdad lo haga.

—¿Qué es eso? —pregunte al ver algo que se encontraba sobre un televisor antiguo, ¿acaso esté chico no conocía lo que son las pantallas Smart?

Al parecer no. Me respondí a mí mismo.

Lo que vi, me había dejado algo desconcertado, era una figura del tamaño de un libro de bolsillo, tenía la forma muy parecida a la de una berenjena o una pera, no podía distinguirlo bien, toda estaba pintada de color negro y sobresalían alguno que otro alambre que estaba doblado en diferentes direcciones, no sabía que era lo que estaba frente a mis ojos, y sinceramente no quería averiguarlo tanto como en un principio.

—¡Ah! —dijo aquel chico con el nido de pájaros por cabello, mientras señalaba aquella cosa sobre el televisor—. Es Vilchis —esa fue la respuesta que había recibido.

¿Qué demonios es un Vilchis?

—¿Qué?

—Es arte —se encogió de hombros, restándole importancia—, sólo eso. Me lo dio un amigo, vive en el departamento de enfrente, es algo estrafalario.

Aun así, no podía comprender el por qué había colocado algo como eso encima del televisor, mi mirada viajo hacia lo demás que estaba a mi alrededor, había un mueble que por lo que pude distinguir era un librero, la parte superior estaba repleta de cajas que contenían CD's, mientras que las demás repisas estaban repletas de libros y algunas figuras de Funko Pop.

—Bien —hablo de nuevo aquel chico—, tu habitación esta justo frente a la mía, por si necesitas algo, puedes dejar tus cosas y venir a comer, nos dividiremos los gastos esenciales cuando encuentres un trabajo, ¿te parece?

—Es lo justo.

—¡Oh! Por cierto, Min Yoongi, es un gusto tenerte aquí —extendió su mano frente a mí esperando a que la tomará, lo cual hice.

Sus manos eran demasiado suaves, en cambio las mías, eran todo lo contrario, ásperas y levemente rasposas debido a los trabajos que hacía en casa, junto a mis padres.

—Gracias, y soy Park Jimin.

Y desde allí, aquel chico había puesto todo mi mundo patas arriba.

En la Ciudad de los Sueños Perdidos ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora