days

70 7 0
                                    

Despierto.

Algo tapa mi vista, es un trozo de tela, algo suave. Es imposible ver a través de ella, mis manos están encadenadas, apenas puedo moverme, es entonces cuando siento como alguien quita el trozo de tela de mis ojos, y mientras trato de ver mejor un grito se escucha a lo lejos.

— No te preocupes, no está sufriendo y tú tampoco lo harás.

Se trata de una mujer, lo sé por lo suave y aterciopelada que me resulta su voz, me parece conocida, pero no creo que lo sea, mis ojos tratan de buscarla con la mirada pero lo único que encuentro es oscuridad, una oscuridad abrumadora nos rodea, pero incluso en aquella oscuridad puedo ver sombras, algunas más grandes que otras, con cuernos.

No te asustes, no te haremos daño.

Otra vez, esa voz, es tan angelical como aterradora, es imposible no querer saber a quien pertenece, pero supongo que por el momento no lo sabré.

— Será mejor que vuelvas a dormir.

Dormir.

Y con esas palabras vuelvo a caer en los brazos de Morfeo, pero el sueño no llega, e imágenes pronto se proyectan en mi cabeza, escucho voces que no conozco, son varias personas, la mujer desconocida y otros tres hombres hablan y hablan sin parar.

— ¿Por qué lo volviste a dormir?.

— Porque si no lo hacía era más probable que nos viera y supiera lo que somos, tal vez se asustaría y eso haría que se aceleraran las cosas. — ¿Lo que somos, a qué se refería?

No importa, pronto sabrá lo que está pasando, después de todo no es un secreto que alguien de arriba se encuentra aquí.

— No es de arriba, tiene sangre del abismo, es uno de nosotros, además nadie de arriba puede entrar a Hadestown.

— Es cierto, recuerda que el señor nos mandó a buscarlo, así que por algo está aquí.

¿El señor? ¿Hadestown? Muchas preguntas pronto se formularon en mi cabeza, pero era obvio que ninguna tenía una respuesta concreta, ni siquiera sabía cuántos días llevaba aquí, pero debía suponer que eran varios.
Ahora debía juntar las pocas piezas del rompecabezas que aquellos extraños me han dado, al parecer alguien los había mandado por mi, por lo cual no me podían matar o hacerme daño y aquella persona se hacía llamar el señor.
Ahora solo debo saber quien es el señor y por que me quiere a mi, así que inconscientemente seguiré escuchando la charla de los desconocidos.

Debe ser alguien importante como para que el señor no nos pida matarlo.

— Es alguien importante para él, así que también lo es para nosotros.

— ¿Y que haremos mientras el señor no está?

— Esperaremos unos días más, lo mantendremos dormido hasta entonces.

Silencio.

Las voces dejaron de hablar, unos pasos se acercaban a mi, lo sabía por como el tacón pegaba contra el piso, hasta que se encontró demasiado cerca de mi, una respiración chocaba en contra de oreja y con ella una voz aterradora.

— ¿Entendiste querido?

Claro que lo había entendido.

𝐈𝐧𝐟𝐞𝐫𝐧𝐮𝐦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora