L í a

14 1 0
                                    



El tiempo siempre es más rápido en el plano espiritual, así que lo que para nosotros es una vida para ellos pueden ser horas.


Miles de cuerpos, angeles y demonios sin distinción adornaban el tan conocido Paraíso, cuerpos de simples peones dispuestos a morir por la victoria.

La catedral no eran más que escombros, en donde se vivía una batalla interminable entre el bien y el mal, en donde nuestros peones luchaban sobre los cuerpos de sus compañeros, en donde la tormenta estaba por desatarse.


Tenemos que buscar a Lucifer y terminar con esta guerra, tenemos que encerrar a todos bajo tierra.

— No podemos perder tiempo, Lucifer debe estar en los campos de descanso buscando el escondite de Dios, todos Los Ángeles son una coartada, los serafines estarán ahí esperando por nosotros.

No podíamos perder más tiempo, miles de vidas estaban en juego y lo único que podíamos hacer era atacar y esperar a que el enemigo cediera.

Los serafines custodiaban los campos, ningún ángel o demonio se encontraba cerca.
En un abrir y cerrar de ojos los serafines habían desaparecido por completo, lo que nos daba la entrada total a los campos.

Debemos entrar ya.

— Es una trampa, si entramos seremos asesinados.

— Y si no lo hacemos mi gente morirá, mi padre morirá y nunca tendremos la justicia que tanto quisimos, tenemos que hacerlo ahora. — Sin más entramos, todo era de oro, a donde vieras era oro lo que lo distinguía, y así como entramos no pudimos salir.

Nunca pensé que caerían en esto, estoy realmente orgulloso de mi mismo, es un gusto volverlos a ver. — No tenía que presentarse para saber quién era, después de todo ningún villano necesita presentación.

¿Dónde está mi padre?

— Digamos que lo capture hace unos minutos, espero que estés listo para ver cómo paga por su traicion, Kaiden.

Sin más dos Ángeles trajeron una cruz de madera enorme, justo como en la que crucificaron a Jesús, pero en esta se encontraba Lucifer.

Aún no lo crucificamos bien, no creo que sea muy divertido si no lo ven, comienza Miguel.

El único sonido que se escuchaba además de los gritos de dolor era el de la madera siendo atravesada por los "clavos", no podía hacer nada, mi padre iba a morir, lo iban a matar frente a mi.

¿Te gusta, Kaiden?, se ve como un buen recuerdo,

— Bájalo, tómame a mi pero déjalo ir, el infierno no me necesita, necesita a Lucifer.

— Es tarde Kaiden, tal vez si tú querido guardia no hubiera provocado esto, no estaríamos llorando por una vida reemplazable.

El tiempo se paró.

El tiempo siempre va rápido en el plano espiritual, todo es diferente, de un momento a otro puede pasar cualquier cosa, incluso lo inimaginable puede volverse real.

Justo como hoy y ahora.

Mi madre, había atacado a Dios, lo había herido.

Una herida profunda pero no demasiado amenazante.

Mi madre estaba frente a mi.

El cuerpo de mi madre.

Solo dijo un te amo.

Y se fue.

Lia.

𝐈𝐧𝐟𝐞𝐫𝐧𝐮𝐦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora