treat

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Al terminar de decir dichas palabras, nuestras manos se vieron envueltas en llamas de un color naranja rojizo, al parecer eso significaba que el trato estaba hecho y era irrompible.

Te daré tres semanas para poder encontrar y recuperar a Lia, si decides escapar Lilith y Samael te buscarán.

El solo hecho de pensar en que sí no lograba lo prometido me convertiría en rey hacía que me estremeciera, no podía ser rey de una ciudad que no conocía, de reinos en eterna guerra y de un abismo infernal.
Si me convertía en rey, me quedaría en el infierno y ya no tendría forma de regresar a mi vida normal, pero si no lo hacía, me buscarían hasta que me convirtiera en uno, así que no tenía elección.

¿Porqué solo tres semanas?.

— Durante los próximos días, conocerás todo el infierno, desde los reinos hasta el abismo, después de todo tienen que saber a qué tipo de personas vas a gobernar.

— ¿Y si no regreso vivo?

— Claro que lo harás, posees sangre del abismo en tus venas, por lo que eres casi inmortal, así que de alguna u otra manera vas a regresar.

De ninguna manera iba a poder escapar, pensé. No es que quisiera hacerlo, pero era una opción por si ya no existían más opciones.

Además durante estos días se te darán algunas clases de historia y geografía sobre el infierno, estás te serán útiles en algún momento. Será mejor que ya regreses a tu cuarto, mañana tendremos muchas cosas por hacer.


Había amanecido hace algunas pocas horas o la menos eso parecía, ya que en el infierno parecía no existir ni la luna ni el sol, todo se iluminaba por una esfera gigante similar a un planeta plateado.
Despertar nunca era mi parte favorita del día, y en estos momentos lo era mucho menos, no quería tener aquellas clases que Lucifer dijo, sólo quería recuperar a mi madre y poder regresar, aunque eso se veía como algo muy lejano.

Hasta que por fin despiertas, pensé que habías entrado en algún tipo de coma. — Busqué lentamente con la mirada de donde provenía aquella voz, hasta que observe a un cuervo negro posado encima de la mesa, era de tamaño mediano, su plumaje de un negro azulado y sus ojos amarillos me perseguían.

— ¿Qué haces aquí, acaso no sabes lo que privacidad?.

— ¿Acaso tú sabes lo que es ser puntual?. Tienes cinco minutos para cambiarte y bajar a desayunar, nivel 001.

Y sin decir más el cuervo desapareció con un chasquido. Rápido busqué un poco de ropa en el ropero, la verdad no tenía mucho tiempo de pensar en qué ponerme, así que tome una camisa negra con un pantalón del mismo color. Salí de la habitación buscando el ascensor, y al encontrarlo, decidido entre para aplanar el botón 001.

El lugar en donde Lucifer vivía era una mansión con muchos niveles, del 0 al 002 eran lugares completamente normales, después del 111 al 119 era aquellos conocidos como los infiernos de Dante, y al final se encontraba la oficina de Lucifer.

El ascensor paró abriendo sus puertas delante de una gran mesa con muchas sillas y algunos platos ya servidos, algunas miradas se posaron sobre mi, así que lo único que pude hacer fue sentarme un poco apenado.

Adramelech, Agalariept les presento a Kaiden, mi hijo, Kaiden ellos son dos de mis más leales servidores, uno es el presidente del alto consejo de diablos, mientras que el otro es el comandante de la segunda legión del infierno.

— Es un gusto su majestad. —Respondieron los dos con gusto.

A algunos ya los conoces como Samael, Lilith y Asmondeo, después de todo ellos te trajero aquí. — Los mire a los tres, sólo asintieron cuando escucharon que mencionaban sus nombres, ellos me habían secuestrado.

Y por ultimo te presento a Bastiel el es uno de los demonios más inteligentes del infierno, el te dará las clases.

— ¿Y mi madre? ¿Qué pasa con ella?.

— Kaiden, ya hablamos de ello hace unas pocas horas, así que siéntate y desayuna.

Baje la mirada con melancolía, la respuesta que antes me había dado no respondía a mis preguntas, aunque al parecer nunca las contestaría, mire mi plato, el cual tenía algunas cosas que parecían ser dedos humanos y ojos, que aún se movían.

Quiero una respuesta.

— Anteriormente tuviste una, así que ya no habrá otra.

— ¿Olvidaste el trato?. — Lo mire fijamente, tras aquellas palabras parecía que todos ponían más atención a la conversación que teníamos, si es que se le puede llamar así.

Él único que parece haber olvidado su parte del trato eres tú, si no recuerdo, tienes tres semanas, y por el momento solo vas a hacer lo que yo diga sin objeciones. — Trate de hablar, pero las palabras no salían de mi boca, el me miraba desafiante, espero que alegara en su contra, aunque él sabía que no podía. — Eso pensé, ahora subirás a tu cuarto, pensarás en el trato y en unos momentos tomarás clases junto a Bastiel, ¿entendido? Puedes irte.

𝐈𝐧𝐟𝐞𝐫𝐧𝐮𝐦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora