love hurts

11 1 0
                                    



Silencio.

Existen muchos tipos de silencio, pero el más desgarrador es el que se produce después de una muerte.
Algunos no guardan silencio, algunos lloran y gritan, otros se culpan, muchos solo se quedan estáticos, no hay mucho que hacer.

La muerte siempre llega.

Y este caso no era diferente.

Su cuerpo había sido atravesado por una docena de flechas provocando que quedara inmóvil, su ahora destrozado cuerpo era decorado por sangre, tierra y algunas lágrimas.

Y su último suspiro sólo pudo decir un "te amo" pero su silencio decía un "lo siento".

Un grito se escuchó, lleno de terror, tristeza y dolor, dolor por la pérdida de su alma gemela.

Lía había sido absolutamente todo para él, pero desafortunadamente su amor había llegado a su final, un triste y devastar final.

No pasó demasiado para que el cielo se sacudiera ante un estruendo, por un minuto todo quedó en silencio, nadie se movió, y sin ningún aviso del suelo salió un demonio.

Abbadon.
El demonio más peligroso del infierno había sido desatado gracias a la ira y dolor de Lucifer, las cadenas no serían suficientes para detener la masacre que se aproximaba, Abbadon no pararía hasta que su sed de sangre acabara.


Los serafines se habían apartado del lugar en donde ahora el cuerpo de Lía se encontraba, tenían que acabar con Abbadon antes de que él terminara con el paraíso.

Lucifer se acercó lentamente aún sin creer en lo que acababa de pasar, el aloe de su vida había muerto frente a él. Con cuidado tomo una de sus mejillas y la observo con todo el aloe del mundo.

Ha pasado demasiado tiempo, y aún veo a la chica que amaba las flores, que veía el lado bueno en cualquier persona, después de tanto tiempo nunca cambiaste, siempre pensaste más en los demás que en ti misma, cuidaste de nuestro hijo hasta el final y nunca me odiaste por dejarte, al contrario cada día me amaste más, espero que ahora encuentres el descanso eterno, ahora me toca amarte aunque ya no estés, Lía.

Dejo un beso en su frente, una flor en su cabello y un anillo en su dedo, y sin mirar a atrás Lucifer camino hacia su hijo, lo abrazó para después ordenar quitar las pocas cadenas que aún poseía Abbadon, dándole libertad por completo para matar sin piedad.



No iba a dejar que Abbadon hiciera todo el trabajo, él tenía que vengar la muerte de miles de demonios inocentes, hacer justicia por la sangre derramada, tomar justicia por Lía.

La única forma de obtener todo lo que quería era terminando con quien había provocado todo, pero aquella persona había desaparecido y ahora le tocaba buscarla para poder terminar con el.

𝐈𝐧𝐟𝐞𝐫𝐧𝐮𝐦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora