L i l i t h

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Y ahora nos encontrábamos aquí.
Las catacumbas del reino del Este tenían aquel olor a muerto, sangre y también a humedad. Parecía como si nadie hubiera estado ahí abajo en mucho tiempo, aunque sí no habían bajado en tanto tiempo ¿Porque la sangre se veía tan fresca?

Pronto llegaremos al abismo.

Gire un poco la cabeza, encontrándome con el rostro de Lilith, aún me costaba creer que alguien tan hermosa podía ser un demonio o más bien la madre de los demonios. Su cabello negro ya no le llegaba hasta los hombros, cierto de lo había cortado hace apenas unas horas, el color de su piel también había cambiado a uno más pálido y sus ojos ahora poseía un extraño color naranja, pero eso la hacía ver aún más linda.

Es lindo que pienses eso Kaiden. — Su voz me saco de mis pensamientos, aún no me acostumbraba a esto.

Lo siento, no era mi intención pensar eso.

— Está bien, créeme no importa, es lindo saber que Samael no es el único que piensa eso. — Su mirada se dirigió al frente en donde se encontraba él antes mencionado, eso realmente era amor.

¿Cómo lo conociste? Digo, tú fuiste la primera Eva, no se me ocurre una idea de cómo llegaron a donde estamos ahora.

— Esa es una buena pregunta.


Dios creo todo lo que conocemos, pero también creo al hombre y la mujer, al hombre lo llamo Adán y a mi Lilith.
Fuimos creados separados, tal vez ese fue el error.
Con el tiempo Dios nos explico las reglas del Paraíso.
Y con el tiempo Adán quería más que un siempre toque.
No lo negué, después de todo habíamos sido creados para eso, para el inicio de la especia. Sin embargo todo se complicó, mis hijos no eran humanos como nosotros, no tenían ni una pizca de Adán, eran "monstruos" o al menos así los llamó él.
Pero para mi eran mis pequeños, mis niños, mis hijos.
Pero Adán no los quería, inmediatamente habló con Dios, fue entonces cuando no supe que hacer. Y en cuanto los vio lo único que dijo fue: "Cometí un error al pensar que un alma tan imputa como tú podía alcanzar la perfección". Fue ahí cuando lo tuve claro, tomo uno de mis niños y sin piedad los llamo bazofias, sin pensarlo me exilio del cielo, y por un tiempo deambulé por la tierra dando a luz a todos mis hijos.
Pase mucho tiempo así, hasta que Samael me encontró, sí dudarlo me ofreció el infierno como hogar para mi y mis pequeños.

Pero eso no fue todo.

Después de mi, no vino Eva.
Después de mi existió Venus, cuando me exiliaron, Dios tuvo que crear a otra mujer, rápidamente la creo en frente de Adán, la nombró Venus.
Pero Adán era un hombre cruel, que sin pensarlo la rechazó, diciendo que le daba asco el solo pensar en estar con ella, incluso decía que le recordaba un poco a mi.
Venus pronto escapó del cielo, vago muy poco tiempo por la Tierra, le ofrecimos un lugar pero estaba lo demasiado lastimada como para seguir.

Y fue ahí cuando llegó Eva.

La tercera es la vencida pensó Dios.
La primera fue un demonio, la segunda fue una abominación y la tercera fue el pecado.
Samael no pasaba mucho tiempo en el infierno, pero después de un tiempo comenzó a hacerlo.
Fue entonces cuando me pregunto si quería venganza, no accedí de inmediato pero mis hijos mayores lo hicieron por mi. De ahí salió lo que muchos llaman "el pecado de Eva".
Fue ahí cuando Adán recibió lo que merecía.
Fue ahí cuando Dios se dio cuenta que la perfección no se creaba se tenía que nacer con ello.
Fue ahí cuando nacieron Los Ángeles.
Fue ahí cuando me convertí en la primera Emperatriz del Infierno.
Fue ahí cuando supe que estábamos del bando correcto.



— ¿Entonces porque haces esto?, ¿Porque te vuelves a rebelar?.

— Querido Kaiden, viví tanto tiempo a la sombre de un hombre, el cual solo me enseñó a odiarme, que ese odio se volvió amor y pronto se volvería justicia, no lo hago por mi, lo hago por mi hijos, por aquellos pequeños niños que nunca tuvieron la culpa de lo que les deparaba el destino, lo hago por ti Kaiden, porque no sabías lo que pasaría y aún así te mantuviste en pie, y eso Kaiden, es lo mejor que puedes hacer, no lo olvides. — Y ahí estaba, otra de sus cálidas sonrisas, después de todo no era como imaginaba.

— Hemos llegado al Abismo.

𝐈𝐧𝐟𝐞𝐫𝐧𝐮𝐦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora