hadestown

45 6 0
                                    

Después de aquella noche, los extraños no han hecho nada, aparte de alimentarme y cubrir algunas de mis necesidades, lo cual siempre les agradecía.
Pero hoy se han quedado un poco más del tiempo que suelen estar a mi lado, se encuentran murmurando un poco lejos de mi, últimamente han estado muy callado y suelen hablar demasiado.

El señor ha llegado, creo que es prudente llevarlo ante él.

— Aún no es tiempo, además debemos cruzar la mitad de Hadestown para llegar con el señor, idiota.

— Ella tiene razón, puede que el señor haya llegado pero aún así nos tardaremos un poco en llegar, no es nuestra culpa que los campos de castigo se encuentre lejos.

Durante estos días me había dado a la tarea de saber en donde me encontraba y al parecer, este lugar se llamaba Hadestown, además de eso sabía que las personas hablaban en otro idioma, pero por alguna razón yo los comprendía perfectamente.

¿Entonces, partiremos hoy?

— Sí, después de todo el señor ya quiere verlo, no podemos hacerlo esperar.

— Hay que preparar al muchacho, quítenle la venda, déjenle las cadenas, no querremos que escape, y dótenlo de comida tampoco queremos que muera  antes de llegar, aunque no creo que eso pase.

Pronto la voz se callo y unos pasos se acercaban cada vez más a mi, sentía como unas manos desataban la venda que cubrí mis ojos, fue entonces que pude distinguir algunas sombras y colores,

Todo era de un color  negro oscuro y rojo, un rojo flameante cubría algunas paredes, entonces decidí ver quienes fueron mis captores durante estos días, pero no encontré nada o más bien a nadie.

— ¿Nos estabas buscando?.

Una voz traviesa y masculina interrumpió mis pensamientos, fue entonces que gire mi cabeza hasta encontrarme con tres figuras, una mujer y dos hombres.
La mujer tenía el cabello negro y largo, una piel tan blanca como la nieve, unos ojos dorados y vestía un traje ceñido a su cuerpo, además de eso unos cuernos sobresalían de su cabeza, era hermosa.
A su lado se encontraba un hombre de más de dos metros, tenía alas en su espalda, no poseía ojos o al menos no contaba con pupilas,su piel tenía cicatrices de color rojo y al igual que la mujer dos cuernos sobresalían de su cabeza.
Y por último se encontraba un hombre de espalda ancha, una cola sobresalía de su espalda baja, cabello negro, una sonrisa burlona que mostraba sus afilados colmillos.

— No te preocupes no te haremos daño, y aunque quisiéramos no podríamos.

— Levántate. — La voz femenina resonó en mi oído izquierdo, haciendo que de inmediato siguiera la orden que me acababa de dar.

— Ahora te daremos algunas reglas, que debes seguir, ¿Entendido?.— Solo asentí ligeramente con mi cabeza.

— Perfecto.

— No puedes hablar hasta que te lo ordenemos o hasta que lleguemos. Tus preguntas serán contestadas hasta que lleguemos al castillo central. Y por último, no debes de hablar con nadie.

Al terminar de hablar, el hombre me levanto y quito las esposas de mis pies pero no las de mis manos.

Camina rápido, no debemos de tardar.


No sabía con exactitud cuánto tiempo llevábamos caminando, durante el trayecto lamentos y gritos de terror se escuchaban por todos lados haciendo que mis piel se erizara de tan solo escucharlos.
De un momento a otro aquellos sonidos pararon, y con ello frente a nosotros apareció un letrero con letras rojas.

welcome ad inferos
Hadestown
Población en crecimiento.

— Hemos llegado muchacho, bienvenido a Hadestown.

Y dicho eso, una ciudad se mostró frente a nosotros, grandes casas, departamentos e incluso hoteles, se veía a personas o lo que sea que fuesen caminar de un lado a otro, algunas volaban y otras se arrastraban.
Al momento de caminar cerca de ellos se escuchaban murmullos, posiblemente hablando de mi o de los seres que me acompañaban.
Tan rapido había pasado el tiempo que ya nos encontrábamos en frente de un edificio gigante que parecía que nunca acababa, era de color azul oscuro con grietas amarillas.

Entramos al edificio, el cual parecía más unos departamentos para aquellas personas con mucho dinero, frente a nosotros se encontraba una criatura esquelética que contaba con cuatro brazos, una estatura que no sobrepasaba los 1.20y por último dos cuernos sobresalían de su cabeza, en una mano tenía un cáliz lleno de oro y en la otra un ojo.

— Por fin han regresado, el amo se pondrá feliz de verlos después de tanto tiempo. — Su voz era chillona pero aterradora, lo que lo hacía un poco más tenebroso.

No hay tiempo para tus bromas Mammon, ¿En en qué nivel está el amo?.

— En el nivel de siempre, el elevador está del lado izquierdo, décimo botón.

El antes nombrado Mammon se despidió de nosotros con una extraña mueca, similar a una sonrisa.
Caminamos hasta donde se encontraba el elevador, y al entrar un sin fin de botones estaba en frente de nosotros.

— Haremos una parada en cada nivel, no aseguró que Mammon diga la verdad, después de todo, ¿Qué demonio lo hace?.

𝐈𝐧𝐟𝐞𝐫𝐧𝐮𝐦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora