Serendipia

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Serendipia: Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta

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Serendipia: Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta.







Una semana después

Varios intentos fallidos

Impotencia en él

Impaciencia en ella

—No, olvídalo, me niego a hacer ésto.

—Si te vas a comportar como una niñita tal vez no deberías tener ese  Miraculous. —se sintió humillado conservando su vista hasta ese punto de la ciudad. Si volteara a verla seguro se sentiría peor.

—Los Miraculous no fueron hechos para ésto, Mayura. —la muchacha giró los ojos y se llevó una mano a la cara.
Fueron exactamente las mismas palabras que ese viejo rabo verde le mencionó hace tiempo, además comenzaba a fastidiarle el hecho de que llevaban una semana entera haciendo los mismos planes sin siquiera acercarse al objetivo y resulta que la más adecuada idea que Mayura dió no le parece bien.

Maldito sea el día en que aceptó unírsele.

—No empieces con tus fracesitas ridículas o te juro que te mataré con tu propio bastón. —Moth tragó saliva sintiéndose sumiso de sus regaños. Quizá él portaba algo de maldad, pero existía demasiada diferencia al compararse con ella. Ambos tenían puntos de vista muy distintos al relacionarse con el mundo. —¡Hazlo ya! —le ordenó por enésima vez al pobre que se rehusaba a akumatizar a alguien que pudiera congelar a todos, excepto a los portadores de los Miraculous de Ladybug y Chat Noir; ambos villanos deducían que esas joyas tenían poderes ocultos y sin llegar a duda esos kwamis conocerían lo que se debe de hacer.
La de tez azulada quedó totalmente decepcionada de aliarse con alguien tan incapaz como él y ni modo de hacerlo por sí misma, no existía frustración alguna que creara el tipo de monstruo que buscaban, pues a diferencia de Hawk Moth, ella necesariamente debía alimentarse de una emoción. —¡Nunca lo lograremos si sigues de cobarde!

—¡Y menos lo haré si continúas presionándome, pajarraco! —definitivamente explotó y por primera vez pudo cerrarle esa boca tan grosera y mal hablada.
—¡No voy a hacer algo así, y me vale un sorbete lo que pienses! —se levantó de su escondite con el afán de marcharse y regresar a su guarida antes de que otra cosa pudiera pasar.
Ya había llegado a la orilla de esa construcción tan alta donde estaban, y le pareció bastante extraño que ella no mencionara ni una sóla palabra, como si los ratones hubiesen devorado su lengua de un mordisco.
—¿Mayura? —la curiosidad por conocer la razón del silencio de esa chica tan terca gobernó su mente y al poner sus esmeraldas sobre su figura pudo notar que efectivamente nada andaba bien con ella.
Primero creyó que se trataba de una especie de broma para chantajearlo, pero el dolor que asimilaba tener se miraba bastante real. No, ¡Era real!
La de orbes púrpura presionaba su pecho como si le estuviesen encajando una cuchilla, sus muecas eran extrañas y momentáneamente calló al piso hecha un ovillo sin dejar de hacer presión sobre sí misma. Fue entonces cuando el joven reaccionó y con una velocidad no muy distinta a la de la luz hizo el intento de auxiliarla.
Estaba muy asustado y confundido; escuchar sus fuertes quejidos le causaba un montón de sensaciones raras en el cuerpo y por más que trató de hacerla reaccionar ella no abría sus ojos, incluso parecía no escucharlo.
En cuestión de segundos aquél colapso desapareció para dejarla completamente desmayada... Fue ahí cuando un encandilado resplandor azul recorrió su cuerpo de pies a cabeza, dejando atrás los ropajes de villana junto con la piel del mismo tono, abriendo paso a una extraña pero tierna muchacha de tez blanca y cabellos azabaches hechos un nudo sobre su cabeza.
El enmascarado quedó perplejo ante la belleza y singularidad de esa chica, pudo jurarse que nunca antes vió semejante mujer tan hermosa.

Dangerously [Peligrosamente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora