Dangerously [Peligrosamente]

Mermar

Mermar: Hacer que algo disminuya o quitar a alguien parte de cierta cantidad que le corresponde.

El viento helado de la mañana ponía sus mejillas rojas y a su cuerpo lo hacía temblar exageradamente como si ya estuviese en temporada de invierno, pero es que se sentía desprotegida sin ellos. Los días cálidos se transformarían en gélidos por un tiempo permanente.

Ese sonido, el aire rozando sus oídos, parecían susurros escalofriantes, un pequeño hilo soplando en el tímpano tratando de gritarle cosas; y ésto se quedaba corto para situarse en medio de un panteón, rodeada por la grisácea neblina que le impedía mirar más allá de lo que sus ojos alcanzaban.
Pero nada le importaba más que observar sus tumbas con quietud mientras reproducía aleatoriamente los recuerdos desde su niñez hasta la fecha. Ésta rutina se convirtió en su nueva costumbre desde el entierro de sus padres, cada mañana sin falta los visitaba con una corona de flores distinta y charlaba con las lápidas como si de una loca se tratase.
Fue la semana más terrible y aislada de su vida, 168 horas sin ver sus tiernos ojos, sin escuchar sus irritantes regaños y sermones, estando desolada bajo el techo frío de su casa sin ganas de ver a nadie.

Tenía las manos metidas en las bolsas de su sueter tratando de no preocuparse por el frío inquietante y de su cabello revuelto por el aire.
Llevaba horas sin poner los ojos en un lugar distinto y sus lágrimas ya habían escaseado; como dijo, quedó completamente seca, pero no significaba que el dolor también lo estuviera.

—Lo lamento. —habló una voz varonil detrás de ella. Pudo reconocer de quién se trataba y no se molestó en voltear a verlo.

—No hacía falta que vinieras. —contestó enfadada aún dándole la espalda. Nunca le perdonaría el haber desaparecido durante toda la semana sin dejar una sola señal, el no presentarse al entierro de sus padres y a los momentos desgarrantes en los que necesitaba de su ayuda y su “cariño".

—Quería saber cómo estabas. —caminó dos pasos hacia adelante para quedar un poco más cerca de su novia.

—¿Y tú cómo crees que estoy?... Me quedé sola.
La única compañía que tengo en la vida son mis abuelos y es por eso que decidí irme a vivir con ellos, no puedo permanecer un minuto más aquí. —por fin tuvo el valor de enfrentarse a él de esa manera, de hacerle saber indirectamente que él no contaba como compañía sino todo lo contrario, solo le amargaba la vida más de lo que ya estaba.

—¿Qué? No, no te vas a ir, no me vas a dejar aquí. —dijo con un tono autoritario, fiándose de la idea de que ella acataría su ordenanza.

—Tú no estuviste conmigo cuando más te necesite, ahora yo no estaré contigo nunca más. —ese comportamiento autónomo solo ascendía los niveles de furia en el joven. Su toxicidad como pareja no permitiría que lo cortara de ese modo y mucho menos hablarle de esa manera.
Luka tomó bruscamente los hombros de la chica para voltearla de cuerpo completo con el afán de que lo mirara a la cara, darle la espalda no era una acción a la que estaba autorizada a  hacer.