Perfidia (segunda parte)

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Con ayuda de su bastón, golpeó cada una de esas figuras féminas y de un sólo pase se desvanecieron

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Con ayuda de su bastón, golpeó cada una de esas figuras féminas y de un sólo pase se desvanecieron.
Eran ilusiones, una clase de espejismo con la forma de Mayura. Se enfureció tanto por esa distracción que no tardó en maldecir a ese dúo de estúpidos; viró por el ventanal de la guarida y notó cómo ambos saltaban por los edificios cercanos huyendo lo más pronto posible del lugar.

—¡¿Los dejaste ir?! —resongó la chica, esforzándose por hablar correctamente.
El de orbes azules frunció el ceño sin quitar la vista de la ventana y con un breve movimiento de su mano, se deshizo del cataclismo antes de que su anillo comenzara a palpitar.

—¡Levántate, tenemos que atraparlos! —ordenó al momento de correr hacia ella para ayudarla a ponerse de pie.








El pecho de ambos villanos estaba tan acelerado por la adrenalina que corría por sus cuerpos; Mayura apoyaba los brazos en sus rodillas, totalmente concentrada en tomar el aire suficiente para que la velocidad de su pulso disminuyera.
Hawk Moth estaba en las mismas condiciones, pero su único propósito era observar a la joven sin importar cuánto oxígeno necesitara en ese instante, su preocupación era ella y nada más.
Observó la vista desde la altura donde se encontraban, el arco del triunfo quizá no sea el mejor escondite pero serviría para descansar por un momento.

—Estuvo cerca. —mencionó el de traje púrpura, recibiendo de respuesta un suspiro de su amada. —No les llevará mucho tiempo derrotar a Volpina, pueden llegar en cualquier momento. —la chica se enderezó, satisfecha del descanso que acababa de tranquilizar su cuerpo. Contempló el semblante de Adrien con la mirada menos deseada para él y de igual manera observó la dirección de dónde llegaron, asegurándose de que ninguno de esos dos estuviera cerca. —¿Por qué te fuiste? —inquirió, dejando a la peliazul desconcertada y perdida en ese segundo donde tomó la decisión de marcharse sin explicación.

—Hay cosas más importantes. —se limitó a decirle la verdad. No era el momento correcto para hablar sobre eso. —¿No te das cuenta de lo que está pasando, Adrien? ¡Kagami y Luka son Ladybug y Chat Noir! —se llevó una mano a la cara para masajear el puente de su nariz. Posteriormente caminó hasta la orilla de la construcción para recibir el viento sobre su rostro, quizá eso lograría tranquilizarla y así poder pensar con mayor precisión. Le fue imposible borrar de la mente esos ojos gatunos celestes que con brusquedad iluminaban la oscuridad de cada rincón, es tanta la coincidencia de encontrarse en la misma ciudad después de deducir abandonarla y con mayor razón en la misma loca situación.
Adrien se posó a una distancia menos larga de la joven para escuchar todo lo  que saliera de su boca con claridad, y tal vez el poder abrazarla fuertemente hasta que ambos olviden todo por un segundo, protegerla mediante ese gesto como se lo prometió, cuidarla hasta el último respiro.  Le era imposible no sentir pena por la mujer que más amaba en su maldita existencia.
Un montón de cuestiones provocaron un maremoto en su cerebro, un verdadero y catastrófico desorden imposible de remediar, pero las mas intrigantes las mencionó en voz alta. —No lo entiendo. ¿Por qué aparecieron justo después de la muerte de Fu?... ¿Por qué Luka tendría un Miraculous?...

Dangerously [Peligrosamente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora