24: Preparen sus armas

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Después de visitar a Rapunzel en la celda, el príncipe Eriksen volvía a sus aposentos cuando se encontró a su esposa Dagna en el camino.

De inmediato ésta se le aproximó con una mirada severa y lo cuestionó. —¿Dónde has estado toda la mañana? —se cruzó de brazos frente a él.

—Fui a dar un paseo...

La joven de ojos marrones lo miró con desconfianza, por supuesto que no le creía pero no tenía más opciones.

—Mi padre desea hablar contigo.

—¿Ahora?

—Ahora... En la sala de reuniones.

El pelirrojo suspiró pesadamente y se encaminó hacía el lugar mencionado. No podía imaginar qué querría el imbécil de Robert tan temprano.

Al entrar a la sala, pudo notar que Robert no estaba solo y, al mirar con atención, reconoció el uniforme que aquél hombre llevaba puesto.

—Nuestro visitante ya se estaba aburriendo. Toma asiento.

—Le ofresco disculpas, lord Robert. Sin embargo, ya estoy aquí, ¿puedo saber qué ocurre?

La mirada cínica de Robert era una molestia que tenía qué soportar un poco más pero valdría la pena.

—Nuestro visitante ha venido a averiguar si aquí se encuentra la princesa de Corona.

Eriksen miró al mensajero, era un hombre de cuarenta años al que definitivamente Robert había intimidado, tanto como para que éste no se moviera de su sitio.

—¿Y qué le ha dicho? —miró a los ojos al mensajero, su mirada estaba llena de terror y era penetrante. Tan penetrante que le dio escalofríos al pelirrojo.

—La verdad, por supuesto —contestó Robert—, además le he ofrecido llevarlo de regreso a Corona, pero ha insistido en irse por su cuenta así que pronto se irá —dio un sorbo a su copa y se quedó callado unos segundos—. Llegará a tiempo para  avisar a mi querido hermano que estamos en camino..

—Pero teníamos un plan... —interrumpió Erik.

—No veo necesario aplazar más ésto. Mi hija y tú ya están casados así que puedo usar tu ejército como acordamos —se puso de pie y caminó detrás de él. —Te noto preocupado, Eriksen —apretó su hombro con fuerza y después, sin que Erik lo anticipara, Robert puso lentamente una daga  contra su cuello. —No pensarás traicionarme, ¿o sí?

Sin nada que protegiera la mano del joven príncipe, éste tomó el arma con su propia mano  y la alejó de su cuello. Para ésto, Viktor tampoco puso resistencia.

—Me ofende que usted piense eso...

—Es normal estar alerta, sobre todo cuando me dijeron que hoy fuiste a verla...

Erik tragó saliva y miró al mensajero, éste seguía inmóvil.

—Fui... Así es.

—Me interesa saber a qué fuiste, ¿puedes decirme? —pasó sus dedos sobre los rojizos cabellos y cerró el puño tomando una gran cantidad de cabello entre sus dedos.

—Fui a decirle que se había equivocado al rechazarme... Le dije que ahora estaba pagando las consecuencias de su estupidez...

Erik estaba nervioso, Robert estaba loco, lo había visto degollar a tres hombres desde que había llegado a Alfrothul. Sin embargo, a pesar de estar en desventaja por no portar un arma, el pelirrojo  trataba de mantenerse sereno y no tener un arranque de ira como solía hacerlo o todo podía irse a la mierda.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2020 ⏰

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El oso y El sol [Meripunzel] #EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora