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Mientras que en Alfrothul se celebraba una boda llena de conveniencia, en Corona, más bien a las afueras del pueblo de Corona, la princesa Mérida, su madre y la reina Elena, esperaban en la torre a una mujer enviada por la anciana del bosque.
Según las palabras de Marina, aquella mujer le ayudaría a recuperar la movilidad de su cuerpo, así que se sentía ansiosa porque estuviera allí de una vez por todas.
Al pie de la torre se encontraba Sir Branor esperando a aquella mujer enviada para escoltarla a la cima de la torre. Llevaba medio día esperando ahí, firme y desconcertado por todo lo que ocurría.
De pronto, escuchó el graznido de un cuervo, lo vió cruzar a través de aquel portal de piedras y enredaderas, y se elevó hacia la torre. Su plumaje era tan negro y su vuelo tan rápido que Sir Branor apenas pudo reaccionar.
El oscuro animal entró por la ventana de aquella torre asustando a las mujeres nobles.
Las mujeres estaban estupefactas al ver al desconcertante visitante.
El animal planeó en círculos por unos segundos y luego aterrizó a los pies de la reina Elena.
Mérida, quien descansaba en la cama con la espalda recargada en la cabecera, miró llena de inquietud y deseosa de poder levantarse, sabía que había algo extraño e importante con aquel animal.
El cuervo picó tres veces el suelo y comenzó a crecer y a despedir un liquido negro y espeso que salía de entre su plumaje.
Ambas reinas llenas de miedo retrocedieron varios pasos. Segundos después, debajo de aquel líquido que fluía de forma asquerosa, la criatura comenzaba a tomar la forma de un humano.
Ya estaban más que horrorizadas y apunto de vomitar bilis, y como si aquel espectáculo no fuera suficiente, el líquido negro comenzó a evaporarse. La cosa olía como a la carne viva siendo quemada, y era nauseabundo.
De entre el humo se irguió una persona misteriosa, era delgada y no más alta que ellas. Llevaba una túnica larga de color negro y un zafiro azúl pendía sobre su pecho.
Sin mucha ceremonia se quitó el gorro de la túnica para poder mostrar su arrugado y cansino rostro. Parecía una mujer de 70 años o quizás más. Al abrir sus ojos, las presentes se percataron de que eran de color amatista... un color de ojos casi único.
Las sorpresas no se detuvieron, sus arrugas comenzaron a desaparecer dándole el aspecto de una mujer de 27 o 26 años.
La piedra de zafiro se vio más pequeña sobre su busto que acaba de levantarse y reafirmarse. Sus caderas y glúteos también se tonificaron, haciendo que su presencia se sintiera diferente. Su figura dejaba sin aliento a cualquier amante de lo bueno.
Mérida se contuvo y asoció aquella transformación con aquel hechizo que usó la anciana para parecerse a su madre pero, ver algo como eso en persona, fue completamente diferente e indescriptible.
La mujer misteriosa saludó a Elena y a Elinor de una manera en la que reconocía sus títulos nobiliarios pero sin flexionar el cuerpo para reverenciar, ni siquiera la cabeza. Esta era una regla no escrita, los seres con poderes mágicos y con grandes conexiones espirituales, no estaban obligados a reverenciar a la "realeza"; así mismo la corona no tenía derecho de exigirlo. La cosa era así: respeto o indiferencia mutua sin entrar en conflictos.
—Tú debes ser la princesa Mérida —dijo pasando de ellas para acercarse a la pelirroja. Con fascinación tomó algunos mechones del cabello rojo y ensortijado, sólo para admirarlos más de cerca.
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El oso y El sol [Meripunzel] #Editando
Fiksi Penggemar[Disney Crossover:Tangled & Brave] Sinopsis: El Rey de Corona viaja a las tierras altas para pedir ayuda a los regentes mientras la princesa Merida está siendo afectada por la magia que usó en el pasado, de ahí surge la solución para ambos reinos. ...