Capítulo 5.

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—¡Me voy a morir aquí!-- gritó al cielo y se dejó caer en el pasto.

—Técnicamente estás muerta. Sólo digo.

—¡Dijiste que estaba en la nada, no muerta!

—Bueno, tampoco estás muy viva.-- se rio.

Sakura lo arremedó con todo y gestos, luego le arrojó una de las piedras, estaba demasiado molesta, ni siquiera la ayudaba un poco.

Toda la energía con la que había comenzado a buscar la piedra se había hecho polvo, polvo que el viento se lleva para no regresarlo jamás.

El cielo estaba obscuro levemente, ya era tarde, el día se acabaría pronto. Normalmente no le hubiera preocupado pero recordó que el tiempo no era el mismo que en su aldea. Tal vez allá era una semana entera, seguro que todos estaban muy preocupados.

Su aldea. ¿Realmente iba a volver allá?, ¿Los vería de nuevo a todos?

Cuando se dio cuenta ya estaba llorando, extrañaba estar en su hogar, hablar con sus amigos, resolver misiones, su trabajo en el hospital y el proyecto para los niños que había empezado hace un tiempo, y la desesperación de estar cerca y a la vez lejos de volver era mucho para ella. La presión al ver demasiadas piedras iguales y saber que cualquiera podría ser la que ella buscaba. Una cosa era estar en otra aldea de misión, incluso secuestrada, pero sabiendo que podía volver, a estar en una dimensión distinta que la llevaría a la muerte en cualquier momento. Sabiendo que de ella depende todo su regreso.

Recordó cuando Kakashi le negó el permiso, y ella, terca como siempre había insistido. Su sensei la trataba como una niña a la que debía proteger, tal vez no estaba tan equivocado si pensaba aquello.

—Te dije que regresaría pronto, pero yo... no sé si eso será posible... perdóname Kakashi... Por ser una terca molestia...-- susurró mientras tiraba otra piedra a un montón, eran las piedras incorrectas, y aunque eran muchas, no se acercaba a la cantidad que debía seguir revisando para poder encontrar la verdadera.

Pero esa piedra la arrojó sin ánimos de continuar, después simplemente abrazó sus piernas, pensando en sus seres queridos. El hombre se dio cuenta de ello, la había escuchado, y no iba a dejar que se rindiera. Ese nunca había sido su objetivo.

—Tú eres la piedra, Sakura.

—¿Qué dices?...-- ella se limpió las lágrimas y lo vio, con una mezcla de sorpresa y confusión.

—Me refiero a que esa piedra te representa, incluso es rosa, bella y brillante, como tú y tu talento, tu fuerza física y de voluntad. No dejes que ahora ese brillo se pierda. La necesitas más que nunca.

—Pero es que todas se ven iguales...

—No hay nadie como tú. Si te conoces bien, sabrás dónde está. Imagina esto. Eres tú, sola, apagada y triste de recordar que Sasuke se fue, y los ánimos de Naruto no son lo que necesitas, así que tampoco está contigo. Pero no por ello estás completamente abandonada.

La chica se levantó, imaginó aquello, un poco dolida de recordar aquel tiempo. Después observó con cuidado toda la cima y las piedras. Comenzó a ver algunas diferencias muy pequeñas, la más destacada era el tono y el brillo.

—Sola, apagada, triste...-- repitió ella.

Entonces caminó hacia un rincón que casi no era iluminado.

—Sin Sasuke, sin Naruto... pero con...

Al llegar, habían dos piedras, una brillante y rosada, la otra era una roca gris normal. Justo en el mismo sitio.

—Con Kakashi... --Fue lo primero que pensó al ver el color gris, extrañamente igual al de su sensei.

Tomó ambas piedras, el hombre se acercó.

—Puedes regresar. Sakura, te haz encontrado, y no en soledad.

Ella entendía eso, su sensei siempre había estado para ella.

—Por favor, no olvides nada de lo que haz visto aquí.-- revolvió su cabello con cariño.

—Pero ni siquiera logré entender nada de...

—Lo harás, pero no aquí, esto fue más bien como una capacitación. Pero debes recordar todo para que te sirva en la vida y puedas tomar las decisiones correctas, para todos, en especial para ti. Lo que verás ahora en tu aldea será muy duro para ti, tal vez me odies cuando sepas de qué hablo. Pero si no olvidas lo aprendido, vas a poder entender todo, y saldrás adelante.

—Eso me preocupa. Pero lo haré, no voy a olvidar nada.

Ella le hizo entrega de las piedras, el viento tomó fuerza. El paisaje comenzaba a deshacerse en partículas pequeñas.

—¿Sabes? Mi nombre se parece un poco al tuyo.

—¿Qué?... ¿Cuál es?-- preguntó ilusionada.

El viento, acompañado de flores, alzó a la chica, atrayéndola al cielo.

—¡Espera, debo saberlo!-- se aferró al brazo del hombre, aguantando como el viento la arrastraba.

—No es relevante.-- lo dijo en burla al verla tan desesperada.

—¡Lo es para mí!, ¡Por favor!

—Solo es un nombre.

—¡Ya dije por favor!, ¡Llegué desnuda por tu culpa!

Se estaba soltando, ya no podría resistir más con el agarre.

Entonces se soltó, gritó por la sorpresa de ser detenida.

—Mi nombre es Sakumo, gusto en conocerte, Sakura.

—¡¿Apellido?!

—Ya lo sabrás, después de todo, vas a tenerlo.

Y la soltó al fin, sonriéndole.

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Se viene la tormenta para nuestra chica.

Espero que les haya gustado <3.

La piedra preciosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora