Capítulo 3.

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El paisaje de la dimensión era realmente asombroso, tan florido y fresco, el solo verlo brindaba motivación y tranquilidad. El cielo era precioso y estaba despejado, lo que dejaba a la vista un resplandeciente sol. Sakura no prestaba tanta atención al lugar. Deseaba regresar a su hogar y llegar a tiempo para recibir a Sasuke y poder estar con él como siempre había querido. Se dirigían a la dichosa montaña, Sakura había querido ir corriendo para no perder tiempo, pero el hombre no lo permitió.

—Dijiste que debía darme prisa. Y eres quien no deja que me apure a buscar la piedra.

—También te dije que prestaras atención a lo que te rodea, y no haces caso a nada. Sé más atenta.

—Pero no está ocurriendo na...

—Mira allá.

La chica observó el lugar apuntado, viendo a dos conejos muy bonitos.

—El negro, es macho, la blanca es hembra.-- explicó entre susurros el hombre.

Sí, eran muy bonitos y todo, pero no eran importantes para seguir buscando la piedra, eso creyó Sakura hasta que algo de ellos le llamó la atención.

Cerca de los animales, había un arbusto con espinas y flores marchitas, y en él, estaba atorada una ciruela. El conejo intentaba de forma insistente atravesar el arbusto, haciéndose pequeñas heridas, pero sin renunciar a su objetivo, por más que se hiciera daño. La conejita lo jalaba de ahí, ganándose empujones de parte del animal. Ella no quería que se lastimara. La escena se repetía, ambos animales eran insistentes con sus respectivos objetivos.

Sakura sintió algo extraño, y se preguntaba por qué ninguno desistía. El conejo se lastimaba y la coneja también resultaba herida.

Llegaron al punto en que el conejo mordió a la coneja, haciéndola correr un poco y chillar por el dolor. Después de un rato de trabajo y sacrificio, el conejo logró sacar la ciruela, estaba lastimado y cansado, y lo peor...

La ciruela estaba podrida.

Había sido mucho sacrificio en vano.

El conejo miró a la hembra, parecía arrepentido por haberla lastimado a cambio de nada. Caminó hacia ella e inclinó la cabeza, ella juntó la suya, clara señal de disculpa y aceptación de la misma. Y a pesar de todo, ella le llevó una zanahoria. Ambos la comían, pero era evidente que al conejo no le gustaba, sin embargo lo hacía.

—Está arrepentido, no le gustan las zanahorias pero quiere redimir lo que hizo.

—Así es Sakura, está arrepentido. Lastimó a la hembra por un objetivo dañino, y ella no se fue de su lado. Lo menos que puede hacer es resignarse a lo que ella quiera. Aunque él no tenga el mismo gusto. A veces creemos que un simple gracias ya no es suficiente,-- la miró de forma significativa. —y decidimos entregar algo que no queremos. Un ejemplo sería estar con alguien que no amas por sentir que se lo debes.

—Eso...

—Sigamos con nuestro camino. Ahora sí podemos correr.

Sakura asintió, pero se sentía afectada por lo que había visto. Aunque en realidad no entendiera por qué.

Aumentaron la velocidad, el hombre corría como todo un gran shinobi, pero la chica no se atrevía a preguntar sobre eso. Habían transcurrido menos de dos horas, corriendo en silencio, estando más cerca de su objetivo. Aún faltaba para llegar a la montaña, pero seguían avanzando.

—Alto.-- el hombre frenó de golpe, Sakura se detuvo también. —Quiero que veas eso.

Sorprendida, observó dos zorros amarillos, uno más pálido que el otro, y con el hocico mas fino. Ambos tenían mirada azulada.

—¿De verdad son zorros? No puedo creerlo, son muy asombrosos y diferentes a los que he llegado a ver.

—¿Enserio Sakura? Te hundiste en un riachuelo que te llegaba a las rodillas. Apareciste desnuda en la nada, controlaste unas flores para cubrir tu cuerpo, corres junto a un desconocido para buscar una piedra preciosa que es la única forma de regresar a tu querida aldea, ¿Y te asombra que los zorros sean amarillos?

—Bueno, si lo dices de ese modo...-- rio levemente al ver esa perspectiva.

—Sólo mira.-- él también había reído.

Al fin prestaron atención a los animales. Era claro que el de color más intenso era macho, la otra hembra. acariciaban sus narices y hacían fuertes sonidos, además se pegaban con las patas y jalaban los bigotes.

—Seguro son hermanos, demasiado amarillo junto, miradas similares y ambos escandalosos, una pésima combinación como pareja.

—Pues pareja es lo que son, aunque no lo creas. A veces una pareja no tiene que conformarse por polos opuestos para complementar. Y aunque te parezca que no haya un control porque son demasiado de lo mismo, y muy predecibles sus reacciones...

De pronto la hembra mordió al zorro, se había pasado de tonto y escandaloso. Toda estupidez o juego debía parar en un momento, y ese era ahora.

—No me esperaba eso. -- en el fondo le daba orgullo que la hembra se diera cuenta de que ya era suficiente.

—Eso es porque te fiaste de su parentesco y no creíste que alguno pudiera tener un poco de estabilidad. No son tan predecibles después de todo. Y les gusta estar juntos porque su parentesco les hace entenderse. Ahora continuemos. No dejes de estar atenta.

Ella asintió, dio un último vistazo, el zorro le sonrió enormemente, y la hembra se sentó como una diva.

—Que familiar...

—¿Dijiste algo Sakura?

—N-Nop, nada, sigamos.

El hombre sonrió, ya sabía perfectamente lo que pasaba, lo supo desde que la chica había recogido la piedra.

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¿Se dan cuenta de algunas cositas?, ¿De cuales?.

Espero que les haya gustado <3.

La piedra preciosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora