Capítulo 11.

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—¿No deberías estar descansando?

Sakura casi se cae, no había sentido llegar al peliplata, giró con una tierna sonrisa nerviosa.

—Hola sen... Kakashi.

Él suspiró resignado, sonriendo por dentro al ver a la chica tan apurada, con algo de polvo en la nariz, pelusas en la ropa y el cabello alborotado.

Tsunade lo castraría si la llegase a ver así.

—Traje las cosas para la cena, puedes ir a ducharte y te llamaré para cenar...

—Pero es el quinto día que usted...Digo, que tú haces la cena, yo podría...

—Descansar Sakura, debes descansar.

—Suenas como mi papá.-- ella rio.

Kakashi al contrario sintió un pinchazo en el corazón. ¿Así lo veía Sakura?, ¿Como su padre?

—Kakashi, ¿Estás bien?

—Lo estoy.

No estaba convencida, pero fue a bañarse.

(...)

—Hay algo que quiero hablar contigo Sakura.

Después de la cena, ambos se habían recostado en la alfombra de la sala, Sakura dormitando y Kakashi leyendo cosas que a Diosito no le gustan.

—Dime Kakashi.

—Debemos ir a rehacer tu registro en la aldea, para ello se necesitan tus huellas digitales y firmas.

—Pero Tsunade-sama no ha vuelto...

Él cerró su libro, se preparó mentalmente para lo siguiente, Sakura al darse cuenta se sentó con faceta seria.

Tarde o temprano debía saberlo.

—Tsunade no es la Hokage. Lo fue un tiempo después de mi retiro, sólo en lo que cierta persona estaba lista para tomar el puesto.

—Naruto...-- susurró ella. Kakashi se acercó y la abrazó.

No tardó mucho en comenzar a llorar, todos habían crecido, vivido y madurado 3 años menos ella. Y Naruto no había vuelto a ir a verla.

—No quiero ir Kakashi.

—Pero es necesario...

—Por favor Kakashi, te lo ruego, yo...

No podía verla así, había pasado tanto tiempo rogando al cielo su regreso como para verla tan destrozada.

—Yo me encargo Sakura.

—Gracias.-- depositó un suave beso en la mejilla cubierta de Kakashi, y nada pudo llenarlo más de dicha.

(...)

—Es... inesperado tenerlo aquí sensei.

A la mañana siguiente de hablar con Sakura, decidió ir con Naruto a lo del registro.

El peliplata observó las ojeras del rubio, no propias de un hombre joven.

—Vengo a renovar el registro de Sakura.

La simple mención de la chica tensó el ambiente.

—No la he visto desde...

—Desde el día en que te fuiste tras Ino sin siquiera saludarla, o alegrarte de que aún siguiera viva.

—Eso... ha sido difícil...

—Para nadie ha sido más difícil que para ella.

Sus miradas demostraban desacuerdo.

La piedra preciosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora