Capítulo 7.

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—Eso no puede ser.

Era mucho el daño que estaba sufriendo, ahora le decían que su antigua propiedad ya no le pertenecía, no se podía hacer nada.

—Kakashi, sé que es mucho lo que te pido siempre, pero quiero recuperar mi hogar... Por favor...

—Sakura, enserio quiero ayudar, pero... Tengo que decirte muchas cosas.

Se tomaron el tiempo para ponerse al día, luego de la supuesta muerte de la chica, Kakashi se había sentido tan incompetente que había renunciado a su puesto de Hokage, y a ser ninja, su decisión se había respetado.

—De verdad lo lamento... Enserio, lamento mucho que incluso muerta sigo siendo una carga y una... nada, no soy nada...

—No voy a permitir que digas eso. Además nunca quise el puesto, mucho papeleo...-- dijo recuperando un poco de aquel tono tan aburrido que lo caracterizaba.

Ella sonrió levemente por ello, pero después se quedó pensando donde rayos iba a parar cuando la dieran de alta.

Con Naruto no podía, claramente no era bienvenida, y eso descartaba a Ino a la vez. Sasuke estaba casado y esperando un hijo, además sería doloroso verlo de nuevo, obviamente Hinata no era opción. Su maestra siempre estaba ocupada y ya se hacía cargo de Shizune.

—No tengo donde quedarme... -- susurró sin intención.

—Puedes dormir en mi casa.

—¿De verdad?-- sus ojos brillaron al no verse abandonada.

—Claro, mi baño es grande, y tengo alfombras algo acolchadas...-- movió la mano como restando importancia.

—¡¿Cómo dice?!-- estaba ofendida.

—Es broma, relájate, solo quería quitar tu ánimo fúnebre.-- se rio.

—Antes era yo la que le tomaba del pelo, sensei.-- hizo una mueca de enfado.

La cual se borró en el mismo instante en que Kakashi la miró serio.

—Sakura...-- reprochó con un tono especial, que ella reconocía siempre.

—Bien, lo siento, Ka-Ka-shi.

Y fue su turno de reír.

A pesar de no comprender la razón de que a Kakashi dejara de gustarle que ella le pusiera el prefijo de maestro o lo llamara "usted", haría lo que él prefiriera.

Tampoco sabe la razón... pero así sería.

—Todo esto que me ha estado pasado, es tan... complicado.

—Fueron momentos difíciles, para todo el mundo aunque te parezca lo contrario. Muchas cosas cambiaron por tu ausencia.

Sakura inclinó la cabeza con tristeza al escuchar aquello.

—Vamos, no te sientas así, esto solo demuestra lo importante que eres en nuestras vidas, todos los cambios que hay han dependido de ti. ¿Eres consiente del papel tan importante que tienes en esta vida? Y a pesar de todo siempre será así.

Aún con eso, no se quitaba su tristeza y miedo, avanzar tres años en un día, la adaptación tan rápida que tendrá que vivir era difícil, y la afectaba emocionalmente.

Su maestro la abrazó, intentando transmitirle apoyo y serenidad, que ella supiera que lo tenía, siempre había sido así y continuaría.

Muchos justificarían toda la atención al hecho de que era su maestro y se preocupaba por ella. Pero el lazo de su parte tenía un nudo, una unión mucho más fuerte que de maestro-alumna.

¿En qué momento sucedió?

¿Cómo?

¿Por qué razón?

¿En qué momento de Sakura se enamoró?

Tal vez fue desde que en la guerra ella usó todo su chacra acumulado para fracturar el suelo en inmensa dimensión, demostrando estar a la altura del famoso equipo 7.

O desde aquella vez en que en la prueba, ella le mostró que era más fuerte, que Tsunade no se enorgullecía en vano.

Quizá fue en aquel momento en el que decidió entrenar con la quinta, entregando todo de sí para ser una Kunoichi poderosa.

No, él sabía perfectamente que había sido en realidad, en aquel momento en que se vio abandonada, Sasuke se fue, Naruto también, y quedó rota, frágil y expuesta. Su amor por ella creció al verla avanzar contra la corriente que amenazaba derrotarla.

Se reclamaba enamorarse de una niña, se regañaba aún en su progreso. Pero hubo un día, en la guerra, en que vio que Sakura Haruno no era más una niña, era toda una mujer.

Y supo que no estaba mal amarla.

Estaba mal no hacerlo.

El ambiente tranquilo se disipó en cuanto la puerta fue abierta de un azotón. La tensión se presentó al instante en que ella entro.

—Así... que era cierto... -- habló entre dientes.

Era demasiado para la pelirosa, uno de sus miedos estaba ahí para ser enfrentado, sus ojos se llenaron de lágrimas al percibir otro rechazo. Kakashi se puso de pie, pendiente de lo que dijera.

Sin embargo, lejos de un rechazo lo que Sakura sintió fueron unos cálidos y finos brazos rodearla con fuerza, como si fuera a irse de nuevo.

—¡T-Tonta pelo de chicle!, ¡No tienes idea de cuánto lloré! ¡Eres una i-ingrata y n-nuca irás sola a ningún lado!

Las lágrimas cayeron al fin, sin embargo las acompañaba una sonrisa feliz y esperanzada, la pelirosa al fin correspondió el abrazo.

—No sucederá de nuevo, lo prometo Temari.

Se quedaron disfrutando del contacto por un tiempo, ni siquiera se dieron cuenta cuando Kakashi salió para darles privacidad, habían tantas cosas que tenían que desahogar una a la otra, y ese momento tan íntimo lo respetaba. Además estaba feliz de que alguien al fin le mostrara estar feliz de su regreso. Aunque olvidó cerrar la puerta.

Al principio la pelirosa no lo había notado, pero después logró sentir un bulto enorme que no le permitía abrazar muy bien a la rubia. Y cuando se separó, sus ojos brillaron intensamente, embelesada por lo que veía.

—Temari... tú...

—Y es el segundo, -- rio. ---- Shikamaru tiene que ponerme las sandalias porque ya no veo mis pies.

8 meses de embarazo... ¡El segundo embarazo!

—Me... Me perdí de tanto.

—Tengo suficiente tiempo para contarte todo.

Ambas se sonrieron, sin percatarse de que cierta rubia recién se detuvo tras la puerta semi abierta, con un listón rojo en manos. El cuál apretó al ver a la princesa de la arena charlando con SU mejor amiga.

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Ouh sí brooh!.

Hay tanto por continuar, espero que les haya gustado<3

La piedra preciosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora