Capítulo 16.

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Era muy noche ya, pero ella no podía dormir.

No podía dejar de pensar en su viaje con Sakumo. No podía dejar de pensar en aquellos zorros amarillos que prácticamente le predijeron la relación entre sus mejores amigos, Ino y Naruto.

—Él me dijo que fuera atenta con todo. – susurró.

Se levantó de la cama. Abrió la única ventana de la habitación y salió para subirse a la azotea.

La noche no era fría, así que no se encogió al sentir el aire golpear su rostro.

Se sentó en el borde, intentando recordar todos los detalles de ese viaje.

Algo que sabía, era que Sakumo había cambiado su destino, él era el culpable de todo, porque quería que ella viviera algo en especial y para ello cambiaba su futuro.

Había dicho también, que ella estaba viviendo de forma equivocada. Y que él quería ayudarla.

—¡Yo no pedí tu ayuda! ¡Mi vida estaba mejor, sólo lo arruinaste todo!-- gritó hacia las estrellas.

Su garganta se sintió extraña, había un nudo en ella, intentó retener lo que venía. Pero tan sólo recordar como todos eran felices sin ella, como todos habían conseguido un amor y ella se había quedado tres años en el pasado.

Temari tenía un gran esposo, que aunque todo le fuera complicado, lo daba todo por ella, y también tenía hijos, fruto de su gran amor.

Ino estaba con Naruto, vaya, los dos rubios más escandalosos de Konoha eran pareja, y se veían tan malditamente felices, si a uno le falta energía para continuar, el otro tiene suficiente para hacerlo por los dos.

Y ni hablar de los demás, Tenten y Rock Lee estaban saliendo, así es, incluso él había avanzado sin ella, aunque eso realmente la hacía feliz, Tenten era una chica genial, y sin duda ambos se conocen como a nadie.

Pero vaya, es que hasta Choji estaba casado ahora, con una guapa mujer llamada Karui, su aspecto era muy peculiar, una mujer sin duda llamativa.

Y Hinata... Con Sasuke...

Claro que le dolía, ella buscó sanarlo por tantos años, y Hinata lo conseguía en tres.

—¿Acaso tú preparas mejor mizo de tomate que yo?

No obtuvo respuesta.

—Dime Hinata, ¿Acaso tú sentiste todo el dolor que él tenía cuando iba por el sendero del odio?

Silencio de nuevo.

—¡Por supuesto que no Hinata Hyuga! ¡Tú ni siquiera notabas a Sasuke, siempre fue Naruto para ti!-- comenzó a llorar mientras apretaba su mano contra su pecho. —¡Tú no lo esperaste por años! ¡Tú no fuiste capaz de morir por él!

No le interesaba si alguien la escuchaba, al contrario, para ella mejor que todo el mundo lo supiera.

—¡Intenté ayudarte siempre! ¡Te invitaba a donde iba Naruto, hacía todo para que él se fijara en ti!, ¡Fuiste tú la cobarde que nunca aprovechó nada! ¡¿No podías dejar de desmayarte con Naruto pero sí con Sasuke?!

Bajó de un salto de su azotea, tenía tanta ira acumulada, era necesario desquitarla toda.

Salió de la aldea, con cuidado de no ser vista. Y estando afuera, corrió como si el demonio fuera tras ella. Llegó a un punto con demasiados árboles, y decidió que ahí dejaría caer su desgracia.

Destrozó el suelo, destrozó los árboles, empezaba a sentirse débil, y ella sabía porqué.

—Si... Si continúo, perderé todo mi... todo mi chakra... 

Antes hubiera parado, pero ahora...

—¿Y qué? No es... no es como si alguien me esperara, o fuera a dejar de vivir por mí, eso lo sé...

Acumuló todo en su puño, ¿Suicidio? No importaba. Ya nada era importante.

—¿Y qué hay de mí?

Ese tono, con un característico aburrimiento, hizo que dejara de acumular, y se dejara caer de impresión.

Kakashi la sostuvo antes de que se diera contra el suelo, ella respiraba agitada, y lo vio con un deje de vergüenza.

—Piensa en tu antiguo sensei Sakura, ¿Harás que pierda a alguien que ama por suicidio otra vez?

—N-No, yo... Lo siento.

—Yo te espero en casa, en la casa de la que acabas de irte porque crees que estás sola, no imaginé significar tan poco para ti.

—¡No es así! Lo lamento, no estaba pensando con claridad, yo... Yo sólo quería que el dolor se fuera.

Ella se aferró al cuello de Kakashi.

—Sabes, Sakura, el mejor remedio para que se vaya el dolor, es el amor.

—Si es por eso que todo duele, no tengo a nadie que me ame.

—Sí tienes a alguien, si cierras los ojos, iré a traerlo.

Ella comenzaba a recuperar energía, ¿Kakashi conocía a alguien que la amaba? Fue obediente y cerró los ojos.

Él, por otro lado, se sentía nervioso, no sabía si proceder con aquella idea, sin embargo, sintió una alteración en el chacra de alguien, eran observados, pero por alguien conocido, que los espiaba desde que ella gritaba en la azotea. Sonrió bajo la máscara, se acomodó en un ángulo en que él no le viera el rostro, bajó su máscara y se inclinó hacia Sakura.

Sintió otra alteración más fuerte, pero eso le fue olvidado en cuanto tocó los labios de la chica con los suyos. Todo a su alrededor se detuvo, el ruido, el viento, el latir de su corazón. Había esperado tanto ese momento, y era mejor de lo que había soñado, los labios de Sakura, eran el paraíso.

Ella se separó de él, y abrió los ojos, estaba asombrada y realmente roja, pero quedó muda al ver lo que había frente a ella.

El rostro sin máscara de Kakashi.

Analizó todas sus facciones, ¿Por qué se veía tan joven?, ¿Por qué estaba tan guapo?, ¿Por qué lo ocultaba?, ¿Por qué la había besado?

Él se había sentido mal, probablemente Sakura estaba enfadada y por ello lo había apartado.

Sin embargo, sintió su pequeña mano tras su nuca, ella lo acercó y lo besó. Creyó el momento perfecto para lucirse, y le mostró la magia de un beso, haciendo que ella suspirara y sintiera tibias las mejillas, las orejas y las manos.

Se separaron luego de un tiempo. Ella no podía dejar de verlo.

—Vamos a casa Sakura.

La cargó como una princesa, y corrió, dejando sin remedio todos los destrozos de la chica.

Y dejando a un Sasuke escondido, y muy alterado.

Ambos llegaron a la casa de Kakashi, no habían dicho nada más, él estaba tan sólo en ropa interior, recostado y pensando, cuando Sakura entró a su cuarto sin decir nada, tomó una de sus camisas y se la puso, para luego acostarse con él, la recibió gustoso, feliz. Ella se aferró a su pecho, estaba tan confundida por todo.

—Ka-Kakashi...

—¿Sí?

—¿Puedes... besarme de nuevo?

¿Y para qué responder con palabras si se puede con hechos?


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Asumakinaaaaa!

Sorry por tardar tanto en actualizar, espero que disfruten el capítulo!

La piedra preciosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora