Parte 77

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Abby

Sudor...pequeños gritos sin fuerzas...mis ojos comienzan a picarme.

Todo eso hace que quiera levantarme de donde estoy.

Abro mis ojos lentamente pero solo puedo ver oscuridad, trato de tallarlos pero noto que no puedo mover mis manos. Estoy tan débil que me cuesta mucho trabajo poder mover mis brazos, algo tan simple me cuesta tanto y ahí es cuando mi mente comienza a trabajar.

Estoy amarrada en el barco de venta de personas.

Mi corazón se comienza a acelerar del miedo profundo que comienzo a sentir, trato de recuperar todas mis fuerzas y me fijo que tengo la misma ropa con la que salí de la casa, mi peluca está puesta y había alguien a mi lado...

Comencé a mover lentamente mi cabeza hacia la izquierda y cuando la vi, mis ojos se abrieron de par en par. Una chica con la boca vendada, rímel corrido y ojos cafés me miraban con desesperación, intentaba desatarse pero era imposible, se notaba que estaba tan débil como yo. No sé en dónde habían tenido a todas estas chicas, porque por lo que podía ver, llevaban días sin poderse cambiar de ropa.

—Ey — dije mirándola — tranquila, solo guarda tus fuerzas.

Sé que sonaba muy estúpido que le dijera a una chica que acababa de ser raptada y posiblemente vendida que se calmara, pero en mi mente intoxicada y sin fuerzas era lo único que me sonaba bien.

Miré al frente y noté que había hombres y... niños.

Nos habían apartado por secciones, mujeres en un lado, hombres en otro y... niños en otro lado. Trate de desatarme pero estaba muy débil, ¡había niños ahí!

De pronto las lágrimas comenzaron a brotar y escurrirse por mis mejillas al verlos en ese estado. ¡Era un jodido hijo de perra sin sentimientos! Y juro que si alguien no lo mata esta noche, lo haré yo.

Jason

Salí corriendo de la casa en busca de Abby. Pero nada, parecía que el maldito viento se la había tragado, y eso me asustaba.

Tomé nuevamente la hoja donde estaba la información falsa de Abby y me encaminé al hospital.

Estaba tan nervioso y con tanta furia que todo mi cuerpo temblaba, quería partirle la cara a Beckett, no, quería matar al bastardo ese, hacerlo sufrir por la mierda de persona que es.

Estacione el auto fuera del hospital y literalmente corrí hasta llegar a recepción.

—Lia Gambino — dije rápidamente.

La recepcionista se alarmó un poco al oír su nombre y con toda la razón.

—Habitación cincuenta y dos.

Asentí y corrí hasta el ascensor que ya estaba custodiado por guardias, normalmente así era cada vez que Lia entraba al hospital, el piso donde ella se encontraba, estaba custodiado por muchos guardias.

Las puertas metálicas se abrieron y con la mirada busqué la habitación, corrí y cuatro guardias que estaban a fuera de la puerta me miraron.

—Vengo a ver a Lia, muévanse — dije apartándolos.

Sin objeción alguna, se apartaron y entré. Ahí estaba su madre, supongo que Carlo tenía muchas cosas que hacer para no poder dedicarle un puñetero tiempo a su hija enferma.

Mi nuevo Roomie (Roomie 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora