vi. CAPÍTULO TRES, PARTE DOS.

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CHAMELEON.
Capítulo tres, parte dos.

Capítulo tres, parte dos

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Antes de todo.

—Esta noche es la fiesta roja que monta Valerio —me dijo Polo, mientras yo cogía mi blusa del suelo—, deberías venirte. Vamos todos.

Yo lo miré y pestañeé un par de veces.

—¿Quieres que vayamos en pareja? Polito, decídete de una vez.

Recogí la chaqueta y me la puse. Miré el reloj y suspiré.

—No nos da tiempo de ir a educación física —murmuré, y él se encogió de hombros al mismo tiempo que terminaba de abrocharse los zapatos.

—Tampoco íbamos a hacer mucho.

—¿Te has desestresado? —le pregunté, y él soltó una risita—. Sí, ¿no?

—Eres un poco hija de puta, tengo que decírtelo —se acercó a mí—, pero sí, me he desestresado.

—Es lo que tiene follar —contesté, alzando una ceja, y él rió, también.

_______ ○ _______

34 horas desaparecido.

—Joder, Emilia, mírame de una vez.

—Aléjate de mí, Polo —le suplico, y él se lleva las manos al pelo.

Aprieta los labios, nervioso. Tiene los ojos aguados y le tiemblan las manos. Está todo sudoroso y hasta parece que va a echarse a llorar en cualquier momento, claro que... yo tampoco estoy muy lejos de hacerlo.

Polo se acerca a mí y me abraza, y le devuelvo el abrazo, preocupada. Preocupada por mí, por Samuel y por todo lo que está pasando, que es que no entiendo la mitad de las cosas. Todo está pasando demasiado rápido como para que me dé cuenta de algo. Solo quiero ir a casa. Apuntarme a Las Encinas fue un error, y jugar a ser alguien que no soy fue más error todavía. Todo lo que he conseguido ha sido en vano. He perdido a mi mejor amiga, Nano no está y Samuel... Dios, espero que Samuel no esté muerto, porque entonces no me quedaría absolutamente nadie.

Estoy sola. Sola, entre los brazos de Polo. Él también está solo.

—Ya está, Em —susurra, en mi oído.

—No sé por qué intentas animarme, si sabes que ya no hay arreglo —le digo de vuelta—. Estás haciendo algo inútil.

Él me acaricia la espalda.

—No es inútil si consigo que te calmes. Todo va a salir bien.

Suspiro y apoyo mi cabeza en su hombro.

Al poco rato me separo de él y niego varias veces. Es que realmente no sé qué más hacer por mucho que piense. Mi cabeza está parada. No puedo pensar con claridad, y me estoy mareando como para huir de Polo y abalanzarme sobre los brazos de mi tía y rogarle que lo encuentre, pase lo que pase.

𝐂𝐇𝐀𝐌𝐄𝐋𝐄𝐎𝐍 | ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora