xvi. CAPÍTULO SEIS, PARTE TRES. (2/6)

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CHAMELEON.
Capítulo seis, parte tres.

Capítulo seis, parte tres

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Antes de todo.

Actuar alrededor de Polo no fue tan difícil como pensaba que sería, y tal vez era porque no estaba actuando realmente. Como siempre, me negaba a pensar que fuera cierto y en su lugar, me arropaba en una realidad falsa en la que él era simplemente Pedro Polo Benavent, mi novio millonario cuyas madres le exigen demasiado: un chico con problemas de ansiedad que intenta superar poco a poco y al que la gente quiere por quien es, y no un asesino en cubierta que había conseguido que encarcelaran al hermano de mi amigo de la infancia.

Aquella misma noche, después de haber hablado con Nano y Samuel decidí irme con Rebeka a otras de las fiestas de Valerio. Me parecía que lo único útil que hacía ese muchacho era montar fiestas de alta calidad en un local chulísimo, porque para los estudios digamos que no servía demasiado.

Además, le había ofrecido un buen trabajo a Omar como camarero, así que era una razón más para ir. Omar me había parecido un chico más que encantador en la fiesta de Halloween de mi amiga la choni, y sinceramente, la razón por la que fui a la discoteca fue para hablar con él sobre tíos, otra vez, aunque al llegar y acercarme a la barra junto con Rebe, tuve que alzar una ceja al ver a Ander sentado y con un cubata en la mano, acompañado de una mueca de desagrado al ver a Omar darle un beso en los labios a Rebeka.

Me senté a su lado y él giró para mirarme.

—Guzmán me ha visto —comentó, serio.

—Ya. Eres un imbécil por mentirle.

—Joder, ¿y qué quieres que haga? No puedo mirarle a la cara, Em —confesó, con la mirada decaída—. No puedo mirar a nadie a la cara sin sentirme como una puta mierda, en este punto.

—¿Y eso por qué?

Apretó los labios.

—No puedo decírtelo —no me miraba cuando lo dijo, sino que se llevó el vaso a los labios y se bebió lo restante de un golpe.

—Cari, ¿quieres otra? —le preguntó Omar, desde la barra.

Ander frunció el ceño.

—¿Cari...?

—Que sean dos chupitos bien cargados, nene —le interrumpí yo, y Omar me guiñó un ojo.

—Oído en barra, guapa.

Cuando los puso sobre la mesa, se marchó a bailar con Rebeka mientras yo seguía sentada al lado de Ander. Él suspiraba con el vaso entre sus manos, debatiendo entre si bebérselo de otro trago o esperar un poco a que le subiera el anterior.

Yo ya me lo había acabado.

—Escucha, Ander, cariño —tomé aire. La boca me sabía a vodka—. Sea lo que sea que esté pasando, me lo puedes contar. Soy tu mejor amiga.

𝐂𝐇𝐀𝐌𝐄𝐋𝐄𝐎𝐍 | ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora