xix. CAPÍTULO SIETE, PARTE TRES. (5/6)

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CHAMELEON.
Capítulo siete, parte tres.

Capítulo siete, parte tres

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Antes de todo.

Antes de entrar a clase me quedé esperando en la puerta a Carla, que llegaba tarde, por alguna razón que desconocía. Cuando la vi bajar las escaleras me incorporé en la pared y ella me miró de arriba abajo como si no me conociera, cuando en realidad me conocía más que mucha otra gente que había pasado incluso más tiempo conmigo. Al llegar adonde yo estaba sacó su móvil e hizo como si no me conociera. Yo cerré los ojos y me animé a hablarle.

—Carla...

No me contestó. Estaba cabreada, y lo que hacía cuando estaba cabreada era ignorar a la gente y comportarse como una niña de cinco años.

—Carla, tengo que hablar contigo y es muy urgente.

—Uy, qué pena —guardó su móvil—, porque yo no quiero hablar contigo. Ni contigo, ni con Samuel ni con nadie.

—Estás cabreada.

Ella dio un zapatazo, llamando la atención de otros muchos estudiantes que pasaban por el pasillo. Apreté la mandíbula y le sujeté la mirada a la rubia, por lo que ella desvió los ojos al suelo, incómoda.

—No estoy cabreada, estoy más que eso —contestó—, porque no solo tú has jugado conmigo, sino que él también. Y eso sí que no me sienta bien, porque yo me he preocupado por ambos, ¿eh? Y al final soy yo la mala, la que ha estado ocultando cosas y la que va a acabar metida en un lío por vuestra culpa.

Recé para que me hiciera caso cuando le dije:

—¿Podemos ir a un sitio un poco más... privado, por favor?

Ella bufó.

—¿Y Polo? —se burló.

—Está hablando con Cayetana porque van a hacer una... especie de gala benéfica para niños en países subdesarrollados... o algo por el estilo —hice un ademán—. El caso, es que es sobre Polo.

Un brillo divertido adornó sus bonitos ojos verdes.

—¿Has abierto los ojos? Pensé que Samuel se callaría la boca para no hacerte daño, pero ya veo que no.

—Tú le cubriste, ¿verdad?

Me miró de reojo e hizo un gesto con la cabeza para que fuéramos a otra parte.

Subimos las escaleras y caminamos hacia el vestuario femenino, donde, al entrar, cerré la puerta con pestillo y me recogí una coleta antes de girar para volver a mirarla. Carla estaba delante de mí, otra vez revisando su móvil.

—¿Qué estás, encoñada por Polo? —soltó una risa mientras volvía a guardar el móvil—. Porque entonces estás metida en un buen lío. Polo hará lo que sea para no ser descubierto.

𝐂𝐇𝐀𝐌𝐄𝐋𝐄𝐎𝐍 | ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora