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"Le tenía mucho cariño a Heathcliff", recitaba la maestra desde un ejemplar maltratado de Cumbres Borrascosas. Sólo un puñado de estudiantes se molestó en seguir adelante con la lectura de sus propios libros. Los otros miraron fijamente por la ventana, siguiendo las partículas de polvo a través del aire y contando los segundo para que las clases terminarán. Sin embargo, tu con entusiasmo leías junto con la maestra. Cumbres Borrascosas era uno de tus libros favoritos, después de todo.
La maestra continuó, ''El mayor castigo que pudimos inventar para ella fue mantenerla separada de él; sin embargo, ella fue reprendida más que cualquiera de nosotros por su causa''. La maestra cerró el libro con una palmada, atrayendo la atención de los estudiantes cuyas mentes estaban en otro lugar. "Ahora," comenzó, "¿qué nos dice este pasaje sobre la relación entre Catherine y Heathcliff?"
Tu al instante levantaste la mano. Tu profesora te miró y suspiró. "Gracias, T/N, pero has sido la única que ha hablado en toda la clase. ¿Hay alguien más a quien le gustaría contribuir a la conversación?" lentamente bajaste tu mano , avergonzada. Todos tus compañeros de clase trataron de evitar el contacto visual con la Sra. Boost. Diablos, prácticamente se les oía rezar para que no los llamara.
La Sra. Boost suspiró por segunda vez. "De acuerdo", se rindió. "T/N, ¿cuál es tu comentario?"
Compartiste tus pensamientos, pero no tanto como antes. "Para Catherine y Heathcliff, el amor y el castigo siempre se entremezclarán. El suyo es un amor atormentado que probablemente no haría bien en circunstancias pacíficas. Parece que prosperan con el drama".
La señora Boost asintió lentamente. "Es una idea muy interesante. ¿Alguien quiere añadir algo más?" Roman Godfrey, que estaba sentado al otro lado de la habitación, levantó la mano perezosamente. Has puesto los ojos en blanco. Sabías que nunca se tomó en serio esta clase, ni la escuela en general. Lo que sea que estuviera a punto de salir de su boca, sin duda te haría querer golpearlo.
"¿Sí, Roman?"
"Lo siento, Sra. Boost, pero no entiendo por qué estamos leyendo este libro." Te reíste levemente. Roman se detuvo brevemente para mirarte fijamente antes de continuar. "Quiero decir, ¿por qué deberíamos preocuparnos por la escritura de una vieja bruja del siglo XVIII?"
Tu profesora iba a responder la pregunta de Roman, pero tú te le adelantaste. "Deberíamos preocuparnos porque es uno de los grandes clásicos de la literatura inglesa. Y no se trata sólo de escribir con angustia'", le dijiste sarcásticamente. "Brontë desarrolla temas sobre la naturaleza humana que fueron revolucionarios en su época"
La clase emitió un largo ruido mientras Roman te miraba fijamente, sus labios ligeramente separados , lo dejaste sin palabras.
"Además", añadiste, "Cumbres borrascosas fue escrito en el siglo XIX". En ese momento, sonó la campana para indicar que la clase había terminado. Sonreíste a Roman triunfante antes de recoger tus cosas y salir de clase con la cabeza bien alta. Ya era hora de que alguien derribara a ese niño rico privilegiado.
Estabas a punto de salir por la puerta principal de la escuela para irte a casa cuando una figura alta te bloqueó el paso. Miraste hacia arriba para ver que la figura era Roman Godfrey.
"Te crees muy lista ¿no?", preguntó.
"No", respondiste con calma. "Sólo creo que tu no lo eres."
Se acercó a ti, te acorraló contra los casilleros, y puso sus manos a cada lado de tu cabeza.
"La mayoría de las personas no me hablan así." Su cara estaba tan cerca de la tuya que su aliento empañó tus gafas. Lo habrías alejado de ti y te habrías ido, pero su colonia era tan delicioso que no se te ocurrió nada
"No soy como la mayoría de las personas", te mantuviste firme. Su intensa expresión te hizo preocuparte por lo que te haría después, pero se rió.
"Supongo que no", sonrió. "Me gusta eso"
Los dos se quedaron allí parados, mirándose a los ojos el uno al otro durante lo que parecían minutos. Finalmente, Roman se acercó aún más hasta que tus labios se tocaron. El beso fue sorprendentemente suave y dulce. Con todos los rumores que habías oído sobre él, nunca pensaste que podría ser tan amable con una chica.
Tus ojos se abrieron y él se inclinó hacia atrás, sonriendo. "Puedes llamarme cuando quieras."
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