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Bill Te guarda una llave bajo la alfombra ya que tus visitas eran frecuentes y largas.
Bill se sentó frente a ti con las piernas cruzadas, contemplando dónde mover su pieza de ajedrez. Siempre insiste en que juegues al ajedrez con él completamente desnuda. Es tan molesto ya que odias el juego.“Ayuda a que mi cerebro fluya", explicó cuando le preguntaste. Te gusta cuando te desafía, ya fuera jugando al ajedrez o envolviendo tu garganta con sus grandes manos.
“ ¿Te dije la manera en la que te tienes que sentar?" preguntó, apenas mirándote. Sabías exactamente cómo te castigaría por esto.
Abriste tus piernas y suspiraste.
“ Dilo", insistió.
“ Piernas abiertas" -dijiste sin rodeos-. Te sonrió, obviamente contento contigo. Las reglas eran simples: hacías lo que él quería y recibías quince de los grandes cada vez que lo hacías correrse. Le gustaba hacerte la cena o jugar al ajedrez antes de que su dinero valiera la pena.
“ Estoy cansada de jugar al ajedrez, papí", te quejabas. Iba a ganar de todos modos, y se estaba volviendo tedioso. Le tiraste una pieza de ajedrez y la cogió.
"¿Cuán cansada estás?", preguntó. Se mordió el labio inferior. Fue tan lindo como aún se vestía con trajes caros para sus encuentros.
“ Agotada", suspiraste. Tenías tarea que hacer, y necesitabas que esto se apresurara.
Nunca te has dado cuenta de cómo te podía coger fácilmente en sus grandes brazos. Siempre huele a café negro y menta.
Te volviste tan hábil para desvestirlo que podías hacerlo con una mano. Siempre llevaba demasiada ropa.
“ No ", suspiró entre besos. Qué caballero era. Su cama era un California King y siempre era un desastre de sábanas y almohadas. Pero era suave y te traía algunos recuerdos. Te colocó en su cama besando tus labios hasta que se sintieron entumecidos.
“ Lo quiero todo hoy", dijo sin aliento. A veces se ponía necesitado y quería todo lo que pudieras ofrecer.
Sus dedos estaban fríos cuando los metió dentro de ti. Los frotaba tan suavemente contra tu clítoris le enseñaste que eso es lo que te gustaba. Te sentiste avergonzada por el sonido de tu propia humedad.
“ Mmm... no hagas ningún ruido hasta que yo te lo diga", exigió. Te mordías el labio, sabiendo que esto era casi imposible. Estaba sonriendo sabiendo que te estaba torturando.
“ Papi... eso," esas fueron las únicas palabras que pudiste reunir. Te sentiste decepcionada cuando saco los dedos. Esperabas que no se burlara de ti todo el dia
Enterró su cabeza en tu cuello sólo dándote pequeños besos. Te agarró las dos piernas y las envolvió a su alrededor. Te mordiste el labio cuando entró en ti. Siempre fue tan gentil contigo, nunca brusco a menos que se lo pidieras.
Tus brazos y piernas estaban envueltos alrededor de él y tus ojos estaban cerrados. Dejó salir pequeños gemidos que se sintieron cálidos contra tu cuello.
“ Dime lo bien que se siente princesa", suplicó.
“ Se siente.... Tan bien papí", suspiraste. Te sentias en el cielo al ritmo lento de su cuerpo. Querías que se quedara así, normalmente duraba mucho. Sus cuerpos se sintieron resbaladizos por el sudor. Cumpliste con su regla hasta que no pudiste soportarlo más.
Sentiste que el calor comenzaba en los dedos de los pies y se extendía hasta el final entre los muslos. Tu cuerpo temblaba y se te ponía la piel de gallina. No podías soportarlo.
“ Por favor... Papí quiero correrme",
“ Adelante, correte para mí, princesa", suspiró. Tu cuerpo se relajó y jadeaste de placer.
“ Bill, quiero más", siempre se burlaba de ti por ser codiciosa. Te miró fijamente a los ojos y se divirtió con la forma en que le pedías.
“ Papí", tus palabras se perdieron. Su ritmo se aceleró y sabías que estaba cerca. Volvió a enterrar su cara en tu cuello y empezó a agarrar las sábanas a tu alrededor.
“ Jesús.... joder", tartamudeaba. Le clavaste los dedos en la espalda cuando llegó. Su pelo estaba mojado y aún así sentiste que querías más. Todavía estabas temblando cuando salió de tí. Se sentó en la cama y aún jadeaba. Querías que te cogiera hasta que no pudieras respirar.
¿Sólo querías dinero o lo querías a él? Era difícil separar lo que querías de lo que necesitabas en estos días.
“ Quiero más", suspiraste.
Sonrió: "Después de cenar, puedo ver que no has comido bien por el estrés".
Pusiste los ojos en blanco" lo quíero ahora ""
Parecía molesto y seguía ignorándote."t/n, te daré cincuenta mil dólares si comes algo antes de que lo hagamos otra vez", suplicó. Te has saltado las comidas estas últimas semanas por culpa de la escuela.
“ dónde pusiste mi ropa", dijiste. Te sentiste enfadada, este no era el trato.
“ Te he comprado un vestido nuevo, está en mi armario".
“ No quiero un vestido nuevo, Bill", incluso para ti misma sonabas molesta. Abrió el cajón que esta a un lado de su cama y te dio un fajo de billetes. Tiraste el dinero en la cama.
“ Entonces no lo tomes, pero necesitas comer. Esta es una noche sin estrés", dijo.
Te agarró de las manos y te besó los nudillos antes de ponerte en su regazo.“ Si el vestido no es de Chanel, no me Lo pondre", te dijiste mientras reías.
“ Me gusta más cuando no usas nada". Bill te agarró del cuello y te acercó a él. Sus besos solían ser duros y hambrientos, pero esta vez eran suaves. Te sentiste completamente enamorada de él.
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