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Tú y tu novio Roman salieron a cenar. "Sólo lo mejor para mi chica", te había sonreído mientras servía una copa del vini más caro, asegurándose de decirle al camarero que tomaría tres botellas.
Uno que se puede tomar como aperitivo, otro para el postre, junto con la tercera botella que ya te había dicho que iba a verter por todo tu cuerpo desnudo, lamiéndote lentamente cada centímetro de ti mientras te sentía temblar bajo su tacto.
A lo largo de la cena había estado acariciando tu pierna debajo de la mesa, lo hacía tan obvio que la gente estaba mirando, tal y como a él le gustaba. Sabía que te sentías muy cuando la gente vio lo que te estaba haciendo, de la forma en que difícilmente podías evitar que tu rostro se pusiera rojo. Te dio un impulso de empoderamiento sabiendo que él podía hacerte sentir de esa manera y que no había nada que pudieras hacer al respecto.
"Espera a que lleguemos a casa, te voy a follar hasta que no puedas más, vas a gritar mi nombre, vas a pedir cada vez más..", sus labios habían pasado por encima de tu oreja y bajo hasta tu cuello
"Llévame a casa, ahora", susurraste casi sin poder pronunciar las palabras.
"Después, nena, deberías recordar que soy yo quien establece las reglas aquí, nos vamos cuando yo lo diga"
Él siempre fue un bromista y te encantaba, incluso si te dejaba amordazada al sentir su cuerpo desnudo golpeando contra el tuyo durante horas y horas, pero por supuesto, sólo cuando él lo permitía.
Hizo que la cena durara horas, de hecho, tanto tiempo que todos se habían ido del restaurante aparte de ustedes y el personal ,Roman les había pagado para que el restaurante permaneciera abierto durante una hora más después de la hora de cierre, sólo para hacer que esperaras aún más tiempo hasta que pudiera tener esa dulce y suave boca que subía y bajaba por su cuerpo hambriento mientras sus manos rondaban libremente alrededor de tu cuerpo.
Pronto llegó la medianoche y Roman decidió que era hora de volver a su casa. La excitación que se acumulaba dentro de ti era casi insoportable y sentías que ibas a estallar en cualquier momento.
Una vez en casa esperabas que te arrancara la ropa en el momento en que tus pies tocaron el frío suelo de madera dura de su apartamento de soltero, pero en vez de eso se sentó en su sofá de cuero, llamándote para que te sentaras a su lado.
"Bebé , roman, ¿por qué no llevamos esto arriba?", le diste la última botella de vino y le diste la sonrisa más sexy que pudiste conseguir.
Roman suspiro
"¿Qué te he dicho? Hacemos las cosas cuando yo quiera, ten paciencia".
Su calma era tan intensa cuando te sentías sexualmente frustrada sólo por el deseo de sentir su cuerpo en el tuyo. Hizo que lo quisieras más y él lo sabía, pero siguió con ello.
"Ahora, ven y siéntate... AHORA", su voz se hizo más severa y sabías que era mejor que hicieras lo que él decía.
Te sentaste junto a él en el sofá, asegurándote de no sentarte demasiado cerca y de ponerte aún más nerviosa de lo que ya estabas.
Te hizo sentarte en silencio como una niña hasta que después de cinco minutos, se puso de pie y sin decir una palabra, extendió su mano para invitarte a que estuvieras con él. Hiciste lo que se te dijo.
"Ahora, camina, nena, sube esas escaleras ahora mismo y será mejor que estés desnuda cuando yo suba".
La emoción se acumuló dentro de ti tan alta que no dijiste nada , simplemente subiste las escaleras hacia a su habitación preparándome para la larga noche que te esperaba....
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Un imagina de Roman!
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