Me desperté más temprano de lo habitual y me levante sin despertar a Austin.
Tome ropa y fui al baño, cuando estuve lista tome un pequeño bolso de lado.
Baje tome las llaves de mi moto y fui al patio trasero.
Vi el cerezo y tome de él unas flores para colocarlas en un pote y fui hasta una floristería cercana.
Compré unas rosas azules de tono fuerte, unas gardenias y malvas y uní las flores de cerezo en aquel ramo.
Después conducí hasta aquel lugar y me pareció una mala pasada que el puto cielo estuviera gris oscuro como si fuera a llover.
Sentí de inmediato como las lágrimas nublaron mis ojos y sentí un pinchazo en mi corazón.
Camine por el lugar lleno de pasto y mármol mientras lágrimas que no traté de ocultar bajaban por mis mejillas que debían estar rosadas en este momento.
El camino me lo sabía de memoria y al llegar a aquella lápida en un cajón de cristal siempre con muchas flores alrededor como la blanca nieves.
Solo que esta vez no se ve el cuerpo si no un ataúd de caja blanca tallado en él un árbol de cerezo.
Le coloque las flores en medio y tomé la única rosa fucsia y la coloque en mi bolso de modo que la flor saliera por un lado.
Vi aquella lápida por largo rato que pareció congelarse el tiempo, recordé a mi madre.
-¿Por qué? ¿Por qué me odiabas si sólo era una niña? Yo no pedí nacer ¿Sabías? Yo no lo pedí, sólo quería el amor de ambos, algo que creí correspondía que me otorgaran-Dije sollozando-No me importan los lujos de los que me negaron o el caro material de mis prendas, sólo me importaba su amor.
Dije y me senté en frente.
-Sé que no fui la hija perfecta, pero creo que no merecía ser tratada de esa forma, creo que merecía un poco más de afecto ¿No crees? Me confesaste que te equivocaste ¿Pero sabes? Un "me equivoqué" no es algo que solucione todo lo que pasé por diez años sin razón aparente-Terminé de decir y me levante.
Mi voz quebrada dolía ya.
-A pesar de todo nunca te desee el mal, o que murieras así, o ese día, sólo deseaba tu amor y en parte te agradezco que no me dejarás llamarte mamá-Dije y me alejé de ahí.
Con mi sudadera quite las manchas hechas por mis lágrimas.
Después me dirigí a una pequeña lápida con juguetes y deje ahí la rosa fucsia y un pequeño peluche de conejito marrón con una tacita y una tetera de té rosa.
-Sé que tus padres algún día volverán a visitarte Kimmy-Dije suave y me fui.
Realmente a Kimmy nunca la conocí es una niña que murió al tener cinco años y amaba los peluches y las cosas rosas, sus padres no la visitan desde hace cuatro años uno o dos años después de su muerte porque les dolía mucho.
O eso fue lo que escuché de ellos cuando tenía dieciséis, murió el mismo día que mi madre pero después que ella.
Desde entonces cada año le llevo una rosa y un peluche para que siempre se sienta querida esa pequeña.
Cuando llegué a mi moto una pequeña de ocho años más o menos se me acercó y tiro de mi camisa.
-Gracias-Dijo y la miré confundida.
-Por no dejar sola a mi hermanita en estos años ¡Al fin pude ver a Kimmy desde que murió!-Dijo y sonreí.
No hay que ser un genio para saber que Kimmy era su hermana y que ya volvieron a visitarle.
-No hay de que-Dije suave.
-¿Cómo te llamas? Yo soy Pierine-Dijo la pequeña.
-Soy Mackenzie-Dije mirándola con atención y no dudo que Kimmy haya sido así.
La niña es rubia con pecas y ojitos de color verde.
-Me gusto mucho ese conejito-Dijo-¿Dónde lo compraste?.
-En Princesitas-Dije y ella me miró con ojos bien abiertos.
-Eso es muy caro-Dijo y volteo a ver a su mamá.
-Toma, con esto alcanzará, me tengo que ir-Dije y le di dinero suficiente que capaz gasten en otras cosas.
La niña me agradeció y se fue, me subí a mi moto y me fui hasta el salón de fiesta.
(Llamada)
Austin:Mack ¿Dónde estás?
Yo:En el salón de fiesta
Austin:Voy para allá
(Fin de la llamada)
Rodé los ojos, no sé cuantas veces me negué a que viniera, lo colocare a ver la piñata y ya.
Y justo como dije lo hice.
Cuando todo estuvo listo Austin y yo nos fuimos a mi casa.
Nos cambiamos ya que era tarde, al estar lista salí encontrándome con Austin.
-Estas preciosa Zackmi, si no fueras mi prima te haría novia mía-Dijo y reí.
-Lo mismo digo mi príncipe-Dije jugando y él rió un poco.
Ambos nos fuimos al salón de fiestas.
-Te luciste de verdad-Dijo Austin mirándolo todo.
-Gracias, espera a que cumplan quince-Dije y nos pusimos en la entrada para recibir a los invitados.
Primero llegaron Jorge y Alejandro, los acompañantes de Maite y Anastacia.
Después las amigas de ellas y así sucesivamente, casi me atraganto al ver llegar a los chicos y Leonardo.
-¿Qué hacen aquí?-Le pregunte a Zamara.
-Oh, tus hermanas nos invitaron-Contestó sonriendo de forma rara, casi que burlona podría decir.
-Mack, wow, eh, estas hermosa princesa-Dijo Erik titubeando un poco haciéndome sonrojar.
-Eh, gracias, tu tampoco estas mal príncipe-Dije y me alejé de ahí.
Vi la hora y se empezó a escuchar una música suave, las tres gemas llegaron.
Entraron y sus príncipes las sacaron a bailar.
De inmediato tanto Leonardo como Erik me invitaron a bailar y como era mi deber acepte a Leo mirando a Erik con una mirada de "Lo lamento".
Al poco tiempo vi a Erik con Zamara, Kristoffer con Caroline y otras personas bailando todos al rededor de las trillizas hermanas mías.

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Is My Life
RandomLa vida de Mackenzie Rivera una joven de diecinueve años cuya vida es totalmente diferente a las demás, y por diferente, me refiero a que es un asco y en su lugar otras personas ya se habrían suicidado como ella lo ha intentado, y al mismo tiempo ev...