XI

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Volteo confundida y me encuentro con unos ojos grises.

-¿Erik?-Digo confundida.

-Bailemos-Me jala y chocó contra su pecho.

Sí, baile con él, con dificultad y sin ganas, pero lo hice.

-Estas hermosa-Dijo y me fije en su disfraz.

-¿Un príncipe?-Pregunte burlona.

-Las princesas necesitan uno y yo soy el tuyo-Dijo arrogante.

-Estúpido-Dije seria ¿En serio dijo ese estereotipo?.

-¿Por qué?-Preguntó confundido.

-Una princesa puede ser independiente y no necesito un príncipe-Dije molesta.

Terminó la canción y me fui de ahí.

.....

Estaba en el patio de mi mansión, veía la fuente que parecía una casa rústica, en una de las ventanas estaba la sombra de una mujer, con un bebé en brazos y su marido al lado.

Poco a poco mis ojos empezaron a tener un picor familiar, las lágrimas se resbalaban por mis mejillas.

Eso se construyó cuando tenía un año, era la representación de mi familia cuando nací.

Y lloro por el recuerdo de mi madre.

-¡Mackenzie! ¡Apaga eso y entra!-Grita mi padre desde adentro.

Obedecí y al entrar me pidió que me acercará, temerosa hice lo que me ordeno.

Al estar cerca me dio una cachetada que me tumbó al piso.

-¿Qué es esto?-Preguntó mostrándome la foto del beso con Erik ¿Cómo demonios la consiguió?-Recuerda que estas comprometida-Me tomó del cabello y me levantó para que lo mirará-No me dejes en ridículo y olvídate de él, tú eres de Leonardo-Me tiró al piso logrando que me de un golpe en la cabeza con la punta de la mesa y me dio una patada en el estómago para irse a su habitación.

Llorando me levante con las pocas fuerzas que tenía y me fuí a mi habitación.

Fui al baño y noté que estaba sangrando, me vendé la cabeza y me vi la mejilla.

Tenía marcada la mano de mi padre en color rojo, me lave la cara y me dirigí a la cama, mañana tendría un moretón en la mejilla y me dolería la cabeza más de lo que me duele ahora.

.....

Me despierto al sentir un almohadazo en la cara, volteo y veo a tres niñas con los ojos abiertos como platos.

-¿Qué tienen?-Pregunte confundida.

-Estas sangrando-Dijo Anastacia antes de desmayarse.

-Tranquilas no es nada, niñas vayan a jugar, yo llamaré a un amigo e iré al hospital ¿Okey?-Maite y Rochelle asintieron y salieron de mi habitación.

Me sorprendió que me obedecieran hasta que sentí el dolor en mi cabeza.

Tomé mi celular y marco la primera llamada, por mala suerte no tengo para llamar.

Agarro el celular de Ana y anoto el número.

Un tono, dos y contesta.

(Llamada)

-¿Hola?.

-Erik ¿Podrías llevarme al hospital?.

-Claro ¿Éstas bien? ¿Qué paso?.

-Te explico luego, sólo ven por mi.

-Llego en diez.

(Fin de la llamada)

Cargué a Anastacia hasta su habitación y me devolví a la mía para cambiarme rápidamente.

Me coloqué un Jean gris oscuro, una camisa púrpura que decía "Hoy es el día" en blanco y un sweter vinotinto, mis All Stars rojas.

Después corrí a taparme con maquillaje la marca de mi mejilla y me peiné lo más rápido posible.

Busqué como loca mi bolso y me llegó un mensaje.

Erik Harrison:Ya llegué.

Tomé mis llaves y bajé las escaleras, abrí la puerta y me dirigí al auto de Erik.

Él estaba afuera apoyado en el auto con las manos en sus bolsillos, puff cliché. Al verme me abrió la puerta y me ayudo a entrar en el auto.

Después se subió él y arrancó.

-¿Qué te pasó?-Preguntó preocupado.

-Tuve un accidente, puedo llegar a ser muy torpe a veces-Me encogí de hombros.

-¿Qué fue lo que te pasó?-Insistió.

-Me tropecé y me di un golpe contra una mesa-Mentí.

-¿Cuándo?.

-Ayer en la noche-Respondí.

-¿Y por qué vas al hospital hoy?-Preguntó frunciendo el ceño.

-Porque era tarde, no me sentía tan mal y no estaba sangrando tanto, aparte vengo solo para dejar tranquilas a unas niñas-Dije rodando los ojos.

De repente me empezó a doler la cabeza, a ver borroso y escuchar cada cosa a lo lejos, lo vi todo negro y no recuerdo más nada.

Abro mis ojos lentamente y tarde un momento en acostumbrarme a la luz, veo el techo blanco, escucho la máquina de latidos y siento como alguien toma mi mano, lentamente volteo mi cabeza y veo a Erik tomándome de la mano.

Él tiene la cabeza recostada del colchón mientras me acaricia la mano.

-¿Harrison? ¿Qué me pasó?-Pregunté y note cuán seca tenía la garganta.

-Te desmayaste por el golpe en tu cabeza, estabas muy débil-Dijo sonriendo-Voy a llamar a la enfermera.

-No-Él se fue sin Escucharme-No me dejes sola-susurré hacía la habitación que yacía sola.

Lo intente pero no pude, no pude evitar recordar...

Las peleas, llantos y cuando todo pasó. Parte de mi infancia la viví en el hospital.

Odio estos lugares, siempre lo he hecho, escucho ruido y volteo hacía la puerta abierta con la esperanza de que sea una enfermera o Harrison pero solo veo a una niña asustada.

-¿Estás bien niña?-Le pregunte suavemente y ella mi miró.

-Tengo miedo y sueño ¿Me puedo quedar contigo hasta qué mis papis me encuentren?-Me preguntó la pequeña que no pasaba de los siete años.

-Claro, ven-Le dije y ella se acercó sonriendo, se acostó con cuidado a mi lado.

-¿Quieres qué te cuente un cuento?-Le pregunte y ella asintió.

-Sí, por favor-Sonreí y le conté la historia de la Sirenita ya que me la sabía de memoria.

Ella se durmió y me abrazo usando mi hombro de almohada mientras la abrazaba suavemente.

Poco después entraron una enfermera y Harrison.

-Señorita Rivera, lamento tanto la tardanza pensé que era alguien más-Dijo y ambos se fijaron en la pequeña-Lo lamento no volverá a pasar, ya la despierto y busco a sus padres.

-No, esta bien, solo busque a sus padres-Dije mirando al angelito de cabello cobrizo.

Is My LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora