Humo

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Luka Couffaine estaba, como normalmente, tocando su guitarra en el patio de la escuela. Era su hora libre, no podía darse el lujo de desaprovecharlo. También era común ver a alguna que otra muchacha caminar cerca de él, deteniendo el paso sólo para escucharlo, o como la mayoría, verlo. Luka se caracterizaba por ser muy guapo. Y él lo sabía, así como sabía que su hermana era preciosa y que los Couffaine cargaban buenos genes.

Pero no, no era un joven egocéntrico, solo tenía confianza en sí mismo... y nadie se lo podía negar. Su cabello negro, decolorado y pintado en las puntas azules en un perfecto degradado le daba ese toque rebelde que tanto atraía a las chicas...

...y a los chicos.

Luka Couffaine nunca había negado su sexualidad así como jamás la había dicho a los cuatro vientos tampoco. Ser bisexual para él era un privilegio que le costó noches de llanto, sin entenderse si era heterosexual o gay. Fue un proceso que si bien no fue largo, corto no fue. Fue el tiempo justo, necesario y exacto para darse cuenta de que no tenía que decidir nada. El amor no pone reglas.

Pero últimamente el chico no creía en el amor. Principalmente porque su última novia, una adolescente un año mayor que él, había huido a Bélgica con un amante. Aunque era extremadamente dramática la situación, Luka no se sentía afectado. Simplemente no lo terminaba de procesar, y finalizó por olvidarlo, llevándose entre sus recuerdos lo que se sentía amar.

Ésta noche tendría una fiesta. No sería partícipe de esta, para nada, pero iría a tocar un poco. Se trataba de la fiesta de Chloe Bourgeois, quien no celebraba nada más que su existencia. No se atrevía a poner el hotel donde vivía como lugar de encuentro, así que simplemente decidió rentar un departamento gigante. Sí, la señorita había obligado a su padre a firmar un contrato de un mes sólo para hacer una fiesta de una noche. Luka no podía sentir más envidia.

—Hola— sonó una voz femenina. Luka alzó la cabeza, descubriendo a su hermana, a quien le regaló una amplia sonrisa y tras de eso, un jalón de cabello, provocando que su hermana se quejara y luego lo abrazara. La hermandad de Luka y Juleka era envidiable; no solo eran hermanos de sangre, se sentían identificados. Se adoraban y no negaban jurar ser hermanos de corazón también.

—Juleka, ¿no deberías estar en clases?— Preguntaba Luka con la voz calmada, alzando la mirada a su herman que se reincorporaba

—Sí, pero quiero irme a casa

—¿Pasa algo?— preocupado, tomó a su hermana de las manos y la sentó a su lado, escuchándola con atención. Era una chica tímida, silenciosa, a la que le costaba decir una sola palabra.

Juleka le contó sobre que un compañero de clase se había confesado a una compañera, y ella había aceptado, y lo mucho que Juleka se sentía incapaz de algún día hacer eso con Rose. Debía ser fuerte, pero no podía. Al menos no se atrevía a hacerlo en público. Juleka, a diferencia de su hermano, seguía en el closet pese a que Luka jamás había sido tan abierto al tema, al menos su hermana sabía que Luka era bisexual.

Justo cuando Juleka terminaba de contar la historia, salieron dos muchachos tomados de la mano, buscando a la chica, quien se refugió en un abrazo de su hermano. Luka la recibió, ocultándola a como pudo, antes de ver que la pareja se despedía con un beso y volvían a entrar a clases.

—¿Ves, Jul? Seguro se salieron a buscarte, has estado fuera mucho tiempo—

—Le pedí a una amiga que sacara mi mochila. Iré a casa ahora—

Luka no pudo hacer nada para detenerla, sólo desearle suerte de camino de regreso a casa. Él siguió practicando hasta que su hora libre terminó.


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La fiesta estaba prendidísima. Todos estaban bailando, mientras Luka, al final, no pudo hacer nada. Le habían dicho de último momento que no llevara su guitarra, porque aparentemente habría un DJ principiante. O mejor dicho, un compañero de clase de Chloe que había decidido darle una oportunidad.

Él estaba bebiendo tranquilamente con sus amigos de su curso. Había ido una gran parte de la escuela, y la mayoría eran menores. Agradecía que el departamento tuviera enormes jardines para evitar molestar a los vecinos. Chloe era lista, había dado con el lugar perfecto y ahí se estaba llevando a cabo su fiesta.

Sus compañeros era divertidos, pero no más que los de la generación de Juleka. ¡Todos esos niños tenían tanto que contar! En un momento dado, Luka fue al baño, solo para encontrarse una escena incómoda que lo obligó a cerrar la puerta inmediatamente. Terminó por decidir mejor aguantarse las ganas y salir a los jardines a fumar un cigarro. Luka tenía el mal habito de fumar. No le interesaba en lo más mínimo su salud ni su dinero, solo le importaba vivir la vida.

Y ahí estaba él, Luka Couffaine, sentado en el césped mientras fumaba un cigarrillo, cerrando los ojos para darse cuenta de lo arrepentido que estaba de haber ido a esa fiesta tan aburrida.

—¡No creas todo lo que te dicen, Marinette!— gritó un joven, haciendo que Luka girara su cabeza para descubrir a una chica corriendo por los jardines y a su novio quedándose petrificado. Sí, ellos eran la misma pareja que habían saludo a buscar a Juleka cuando esta sintió celos. Suspiro, viendo como el chico rubio se movía su cuerpo para volver a entrar a la fiesta, donde Luka pensó que iba a ahogarse en alcohol, a lo que soltó una risa delicada y sin gracia.

Adrien lo había escuchado, y levemente enojado, fue con él.

—Hola— saludó el rubio de ojos verdes —¿Me das un cigarro?

—Solo tengo un par. Pero va, toma hermano— Decía Luka sin mucho interés, sentándose de nuevo en el suelo. Para su sorpresa, Adrien hizo lo mismo. Se presentaron sin mucho énfasis y ahí pudo sentir que Adrien estaba con él porque no tenía a nadie mas en la fiesta. Lo compadeció y riendo nuevamente, comenzó a hablar con él mientras fumaban.

—Y dime— decía Luka, como siempre, con su tono de voz tan perfecto —¿Por qué pelearon?

—Porque le han dicho que... Bueno, soy modelo. Y le dijeron que mi padre, diseñador, está buscándome otra novia más a mi nivel.

—Ah, tú debes ser hijo de Gabriel Agreste entonces. Debí suponerlo.

Silencio, tanto silencio que ambos rieron de lo incómodo que fue el momento de quedarse callados.

—Oye, ¿tienes otro cigarro?— preguntaba Adrien, tirando la colilla a algún lugar al azar.

—No, pero toma, quédate la mitad

—Bueno... — Adrien se veía tímido, separando los labios, esperando hablar. No fue hasta el momento en el que Luka lo miró que pudo entender.

—¿Sí?

—Tú eres Luka... ¿No eres ese Luka del que todas hablan?

—No solo todas.

Adrien se mordió los labios, generando en Luka una sensación extraña.

—¿Quieres una fumada?— preguntaba el rubio, acercándose peligrosamente al hermano mayor de los Couffaine. Luka sabía perfectamente que le iba a pasar el humo, y sólo asintió.

Cerró los ojos, aceptó el beso y al terminar, ambos exhalaron el humo del cigarro.

Adrien rió.

Luka no sabía que esa risa juguetona le arruinaría la vida.

[+18] Yo (no) te amo ;  {Lukadrien}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora