Adrien, cansado, se dejó caer en la cama mientras Luka hacía lo mismo. Adrien se había excusado con su padre, diciendo que tenía que hacer un proyecto en casa de su amiga Juleka, quien además de no estar enterada de que la habían usado como método de escape, no se encontraba en casa. Ella se había ido con Rose y otro par de amigas a hacer las compras, dejando a Luka con la casa disponible para poder tomar a Adrien suyo todo lo que quisiera.
Así habían sido las últimas dos semanas. Luka no tenía mucha vergüenza, y llevaba a Adrien a cualquier lugar donde pudieran estar solos, ya fuese alguna de esas aulas abandonadas en el colegio, pasando por su casa, y en una ocasión, el baño de una fiesta. Él sabía bien como lidiar con la gente, con los rumores. Era bueno mintiendo, aunque no lo pareciera.
Cerró sus ojos, girándose para estar delante de Adrien y, aunque no lo veía, podía sentir su mirada clavarse en su rostro. De pronto, se sobresaltó al sentir algo cálido. Adrien le había besado la nariz. Parpadeó un par de veces, mirándolo. Ahí estaba, Adrien Agreste, mirándolo con los ojos verdes llenos de vida, con una sonrisa tierna y un color rojizo en sus mejillas, posando su mano delicada, más pequeña que la de Luka por los pómulos de este.
Luka se sentía confundido. ¿Por qué estaba haciendo eso?
Otra vez, el rubio se acercó al mayor, esta vez besándole la frente. Luka actuó por sí mismo, agarrando el mentón del menor y besándole tiernamente los labios, hasta que el chico de mechones azules le sacudió el cabello, suspirando.
—¿Haces eso cada que lo haces con Marinette?— preguntaba Luka, aún acariciando el rostro de Agreste.
Él inmediatamente se puso nervioso, paseando su mirada por toda la habitación.
—Nunca he tenido sexo con Marinette— confesó —De hecho, no se lo he propuesto, y ella no ha insistido. Hemos estado solos un par de veces, pero nunca damos el primer paso.—
—¿Por qué? ¿Acaso te da miedo?— reía el mayor, obligando a Adrien a mirarlo a los ojos en cuanto lo volvió a besar.
Él simplemente negó
—No tengo ganas de tener sexo con Marinette— susurró.
El silencio reinó, antes de que Luka empezara a reír fuertemente, calmándose al medio minuto, notando que no era un chiste y menos una broma de mal gusto.
—¿Por qué no?—
—Porque... no lo sé. Simplemente no quiero. Me siento cómodo... cuando lo hago contigo—
Las palabras de Agreste no fueron suficientes, forzándolo a acercarse con lentitud hacia su amante, besándole de manera dulce, sin intensiones secundarias.
Pero lamentablemente, Luka no entendía eso. Lo tomó de la cintura, pegando su entrepierna a la de él, haciendo que el pequeño rubio soltara un jadeo, y entonces, comenzó de nuevo la acción.
Justo a tiempo para terminar en el mejor momento.
La puerta de los Couffaine se abría de par en par, haciendo que Adrien brincara de la cama para comenzar a vestirse lo más rápido que pudo, y más cuando empezó a escuchar voces de niñas subiendo las escaleras. Luka actuó rápido, cerrando la puerta de su habitación, poniéndose la ropa mientras Agreste terminaba de vestirse, y, entonces, se escuchó como alguien tocaba la puerta de la habitación de Luka.
Ambos varones se miraron y entendieron la situación. Adrien se lanzó debajo de la cama, y cuando no era visible que había alguien bajo el colchón, Luka abrió la puerta, admirando a Juleka, Rose, Marinette y un par de chicas a las cuales no solo nunca había visto, sino que le parecían extrañas.
—Hola, Luka— saludaba Dupain-Cheng, entrando en la habitación, junto con la hermana Couffaine, y detrás de ellas, las demás.
De pronto, todas se quedaron en silencio, oliendo el ambiente. Olía a sudor, junto a algo que no reconocían.
Bueno, Juleka si lo sabía. Sabía que olía a que su hermano acababa de tener relaciones, a lo que se cubrió el rostro con vergüenza.
—Bienvenidas— decía el mayor, riéndose levemente.
Adrien, por debajo, reconoció los zapatos de su novia y empezó a temblar, respirando lo más lento posible, para encontrarse, entonces, con una caja de condones nueva. Luka lo ocultaba para después. Él, curioso, se cuestionó porqué nunca había usado condón con él, pero estaba seguro de que le preguntaría luego.
Vio a las chicas salir, una a una. Y cuando la puerta se cerró, el rubio salió de su escondite.
—Luka— llamó el menor, limpiándose la ropa. —Deberías limpiar debajo de tu cama más seguido—
—Es cierto— comentó —Parece que vas a tener que usarlo muy seguido—
Agreste sonrojó, cruzándose de brazos, antes de que Luka le besara los labios con ternura.
Después de unos quince minutos, el hijo Couffaine se asomó por el pasillo, descubriendo a las amigas y a su hermana en la terraza. Le tomó la mano a su amante, guiándolo por las escaleras, sin contar con que, ahí mismo, estaría Marinette, terminando de cocinar pan.
—¡Adrien!— llamó su novia desde la cocina, sin entender que hacía él ahí.
El grito de saludo fue suficiente para que Juleka bajara las escaleras, mirando la escena con horror.
—Hola, Marinette— Adrien tiritó, acercándose a su novia a quien saludaba de beso. Luka solo ahogó una risa, sabiendo que esa boca la había usado hace nada en otro aspecto.
—¿Qué haces aquí?— la mestiza sonreía ampliamente, mirándolo con esos ojos de amor.
Realmente la estaba traicionando
—Ah, Luka me ha invitado a... a... a ver algo de su guitarra. Yo toco el piano, y quería... Ah... —
Juleka, desde las escaleras, sentía la rabia invadir su cuerpo.
—Entiendo, Adrien— Marinette susurraba, bajando la mirada
Adrien y Luka sintieron que se les bajaba la sangre
—¡Luka te ha invitado a formar una banda!— energética, Dupain-Cheng lo abrazaba.
Ese sí que había sido un gran susto.
Luka acompañó a Adrien a la salido, donde lo estaba esperando un auto de gran lujo con un chofer que parecía más un gorila que un ser humano. Adrien se subió al auto, despidiéndose de su amante. Luka se giró para entrar de nuevo en la casa, topándose con su hermana, quien le abofeteó con fuerza antes de entrar en su hogar con una furia que se podía sentir.
Pero a él no le importaba.
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[+18] Yo (no) te amo ; {Lukadrien}
FanfictionLuka, con solo dos o quizás tres años -nadie realmente lo sabía- mayor que Adrien, era conocido por ser alguien encantador. Nadie podía resistirse a él, ni damas ni varones. Se rumoraba, también, que era un hombre experimentado en todos los sentido...