No se necesita el amor

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Los besos no solo se intensificaban, también lo hacía el calor de la habitación. Los gemidos de Adrien eran cada vez mas altos y por eso era que Luka lo besaba, para callarlo. Las manos inexpertas del rubio tocaban a su amante a como podía, pero no se comparaba a los movimientos que Luka le hacía. Devoró el cuerpo del modelo con la lengua, haciendo que en unos pocos minutos no solo Adrien acabara, sino lo hizo decir una locura

—Toma mi virginidad—

Luka quedó estupefacto al escucharlo. Solo planeaba acariciarlo; no planeaba hacerle sexo oral y ahora no se veía tomando la virginidad de Adrien.

—Ya, Luka, no quiero esperar más— volvió a rogarle.

Luka, entonces, tomó a Adrien de la cadera para voltearlo y tras unos besos en su espalda, lo tomó suyo.

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—Te había advertido de lo importante que era que volvieras a casa a la hora que especifiqué— Gabriel Agreste regañaba a su hijo, quien extrañamente había aparecido en la madrugada con chupetones en el cuello y las agujetas de los zapatos desabrochadas.

—Perdón, padre. Ya te dije, un amigo se sintió mal y tuvimos que llevarlo a su casa, donde nos pidió que nos quedáramos. Me quedé sin batería...—

—No sé si debería castigarte—

—¡Padre, no!—

Gabriel negó con la cabeza. Entendía las marcas rojas y violetas que tenía su hijo en el cuello, y claro que él no quería saber nada, ni lo más mínimo. —No vuelvas a hacer eso, o a la próxima, te castigaré— dijo firme, dejando a su hijo sumamente aliviado, con una sonrisa, quien rápido corrió a abrazarlo, quejándose al levantarse de la silla. Gabriel ignoró el dulce sonido de su hijo como muestra de dolor.

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El desayuno en la casa de los Couffaine era siempre alegre, pero no ese día. Sus padres miraban a su hija, Juleka, enojada sin motivo aparente. La dejaban ser, ella nunca tenía que darle explicaciones a sus padres y estaba agradecida por ello; pero definitivamente moría de ganas porque su hermano fuera quien dijera las palabras, aunque él tenía una clara sospecha, solo faltaba confirmarla.

Cuando sus padres se fueron de la casa, Juleka tiró una cuchara en modo de mantener su enojo canalizado. Los hermanos seguían en la cocina, a lo que Luka, tan calmado como siempre, se sobresaltó. Rodó los ojos, y decidió ir al grano

—¿Qué tanto escuchaste anoche?—

—¡Todo!— gritó Juleka, recogiendo la cuchara que había tirado al suelo, para despues lanzarla al lavaplatos. —Escuché como te comiste a Agreste, y claro que escuché cuando gritaba tu nombre. Da gracias a Dios que solo yo me di cuenta, nuestros padres llegaron justo cuando ustedes... agh...— no podía terminar la frase.

—... ¿Acabamos?—

—¡Lo que sea!— Juleka estaba furiosa, llena de ira. Suspiró intentando calmarse, y para ese momento, Luka ya se había levantado para ponerse delante de ella

—¿Te molesta? Ya me habías dicho en una ocasión que no te importaba si metía a gente a mi cuarto—

—¡El no es cualquier persona! ¡Es el novio de Marinette, mi amiga!—

Ahí, Luka pudo entender por qué su hermana estaba así. Su hermano mayor suspiró y la intentó abrazar, pero ella se zafó, yendo a su habitación, lo que significaba que en realidad sí estaba muy molesta... y que él tendría que lavar los platos.

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Adrien estaba en su habitación, acostado en la cama, hablando con su novia por mensaje, pero su mente estaba en otra cosa, en otro tiempo y otro lugar. Se acarició los chupetones en el cuello y suspiró, cerrando los ojos. Definitivamente era obvio que los rumores de Luka eran ciertos; no solo era un caballero, sino también un excelente amante. Y bueno... Adrien era un perfecto idiota.

Salió de la conversación con su novia para abrir un chat nuevo: Luka Couffaine. Se frunció los labios, enviándole un simple y sencillo:

"Hola"

El rubio fingió destinterés, saliendo de la conversación para volver a la de su novia. Marinette le estaba diciendo que en cinco minutos llegaba, a lo que, entonces, asustado, bloqueó el teléfono y fue corriendo al pequeño estudio donde muchas veces había tenido sesiones fotográficas, y que obviamente  maquillaje. Tomó la base, poniéndose una y otra vez a como podía. Sabía lo más básico del maquillaje, después de todo era modelo y debía conocer lo que le ponían en la cara.

Marinette llegó, tocando la enorme puerta de la residencia Agreste. Adrien salió, con el cuello maquillado de tal forma que solo una ducha liberaría la verdadera etapa de su piel: hematomas. 

—Hola— saludó ella, usando un bonito vestido rosado, sonriéndole

—Hola, Marinette— Adrien saludó a su novia de beso, antes de que ella se alejara con leve asco

—¿Fumaste? ¡Sabes que no me gusta que fumes en fiestas! Apenas a tabaco—

Adrien se sonrojó levemente; por suerte Marinette no se había dado cuenta de eso

—Perdón. Estaba molesto y quería calmarme de alguna forma— se excusó, haciendo que su pareja rodara los ojos. Después le tomó de la mano y comenzaron a caminar por todo París, enamorados, en la ciudad del amor.

Era una lastima que Adrien no se diera cuenta de que Luka le había contestado:

"¿Quieres venir a comer?"

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Alya cuidaba a sus hermanitas mientras a su vez y por culpa de ellas, intentaba no perder la cabeza, cuando sonó el teléfono de su casa. Curiosa, supuso que sería una emergencia, pues nunca nadie llamaba a su casa desde hace mucho tiempo, mejor dicho, desde que se había vuelto una adicta al celular. En parte era por eso que no quería prestarle su teléfono a sus hermanitas, quienes estaban vueltas locas.

Contestó después de gritarles a las niñas, gruñendo cual animal rabioso, y con ello logrando calmarlas... un pequeño instante.

—¿Hola?— Contestó la morena, sin prestar atención a la llamada

—Alya, eres la mejor amiga de Marinette. Sácala de la relación que tiene con el hijo Agreste, va a terminar mal— decía una voz masculina, la cual Alya no podía identificar.

—¿Eh? ¿Quién es?—

—Nadie importante— continuaba el desconocido —Pero tienes que ayudar a Marinette. Adrien la tiene dando vueltas en un callejón sin salida. Además, la engaña.

Alya decidió en ese momento no sólo creerle, sino que quería averiguar más, y cuando decidió abrir la boca, el desconocido había terminado la llamada.


[+18] Yo (no) te amo ;  {Lukadrien}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora