Levántame

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La melodía que invadía el bar era maravillosa. Un estilo moderno, con un ritmo pegadizo y por obviedad, una hermosa letra. Levemente vulgar, pero no demasiado. Luka tocaba en uno de sus comunes conciertos, disfrutando de la pequeña cantidad de gente que él creía firmemente serían sus fans más fieles dentro de unos años, cuando saltaran a la fama en París, como en Europa y el mundo entero.

Terminó la canción, y todos comenzaron a bajar del escenario para comenzar a guardar sus cosas. Mientras se escuchaban aún a los espectadores aplaudir, Luka giró levemente su cabeza por un instinto desconocido, descubriendo entre la multitud a un muchacho rubio y de brillantes ojos verdes, mirándolo con una ternura y admiración a la vez.

Luka dejó su guitarra bien guardada, acercándose con prisa hacia Adrien, quien apens se movió un par de centímetros.

—Adrien, ¿qué haces aquí? eres menor de edad...— decía Luka, tomándole de la muñeca, llevándolo a la parte más tranquila del bar.

—Bueno, quería verte tocar. Nunca había tenido la oportunidad— decía el jovencito sonriendo, alzando la mano para rozar sus dedos con los de Couffaine, quien captó inmediatamente, entrelazando sus dedos con los de su amante. Quedaron en silencio, mirándose a los ojos. Se detuvo el tiempo, siendo Luka quien, esta vez, sintió que el mundo se congelaba. Miraba los ojos de Adrien, encerrando esmeraldas en su iris; su bonita sonrisa, blanca, aquellos labios delgados pero carnosos, su cabello dorado y esa piel levemente tostada que tanto amaba tocar.

Luka no entendía nada. No quería tampoco saber por qué su corazón comenzaba a latir de manera tan violenta, mucho menos el porqué Adrien se veía tan lindo arriesgándose a una buen patada de trasero entrando al bar solo para verlo tocar.

—De hecho... eso me da una idea— decía el mayor, sepando su mano de la de su querido pequeño, pero acercándose para depositarle un beso en la frente, al cual Adrien solo responidó con una risa que por el ruido no se escuchó muy fuerte. —Vamos a otro lado— decía él, sonriéndole, agarrando su guitarra bien guardada en su estuche, y sin despedirse de los muchachos, salió del lugar.

Luka agradeció haber traído el auto de sus padres. Puso la guitarra en la parte trasera del vehículo, y empezó a conducir con su amante de copiloto, quien no decía nada. Adrien suponía que iban a un lugar privado a concluir sus encuentros como siempre lo hacían, pero no fue así. El trayecto duró unos largos minutos donde a veces el silencio se llevaba su mirada a la ventana, antes, claro, de que Luka comenzara a hablar para contarle cosas que eran incoherentes, pero no le importaba mucho, porque salía de la boca de Luka y ya.

Llegaron a un mirador. Uno enorme, donde se podía ver la parte las bella de París a lo lejos. Entonces, el conductor se bajó del lugar, y Adrien, confundido, hizo lo mismo, apreciando como Luka sacaba, en esta ocasión, una guitarra acústica de la cajuela.

—¿Tenías otra?— preguntó el modelo con gracia, riéndose sin muchas fuerzas

—Soy el hijo mayor. A mi siempre me dejarán inundar el auto con con mis cosas—

Adrien rió, negando con la cabeza. Él no tenía hermanos, no podía entenderlo. Pero sí captó cuando su amante se sentó en el suelo, mirándolo, esperando a que el rubio hiciera lo mismo, y así fue.

Ambos estaban frente a frente, admirando de reojo a la capital francesa, tan brillante y bella como lo era en todas las noches. Luka tomó aire, comenzando a cantarle en un francés viejo, antiguo, uno que con dificultad podían entender los francofonos actuales... sonaba extremadamente elegante. Adrien no podía dejar de mirarlo tocar la guitarra, cantando, dejándole escuchar aquella voz tan bella junto a la melodía que era claramente romántica. La canción, por el vocablo, no pudo entenderle demasiado. A momentos pensó que estaba cantándole en un idioma desconocido, pero entonces, dijo una palabra que pudo entender perfectamente:

Amor.

Adrien bajó y subió la vista de sus manos a su mirada, azul y viva. Tardó en darse cuenta de que Luka había terminado su canción, pero él seguía hipnotizado. Salió de su transe cuando escuchó al mayor reírse con delicadeza, elegancia. Luka dejó la guitarra a un lado, y acercándose a él, tomó el bello rostro de Adrien en sus dos manos y le dio un tierno beso.

No era un beso apasionado como siempre lo había sido, pero tampoco era un beso tímido y sin roces. Era un buen beso, lento, sin presiones ni segundas intenciones. Adrien respondía cerrando los ojos, dejándose llevar. Se separaron después de que los segundos aparentaran horas, y después, se miraron en silencio.

Luka se mordió el labio debido a los nervios. Estaba ansioso, su corazón latía tan fuerte que podía jurar sentir su alma dolerle. Suspiró sobre la riquísima boca de Adrien, y cerrando los ojos, comprendió que eso estaba yendo demasiado lejos.

—Adrien— le llamó el chico mayor, con una voz temblorosa y la mirada perdida —Dime la verdad, ¿Por qué llegaste al bar? ¿Cómo te dejaron pasar siquiera?—

Adrien suspiró

—Quería verte. Escuché en la escuela que ibas a tocar hoy, y quería verte... haciendo lo que más te gusta. Sé que amabas la música... y realmente me gustaría ser una de tus canciones. Me dejaron pasar porque dije que en un momento mi padre entraría, tuve suerte de que me sacaras antes de que se dieran cuenta que fue... una mentitra piadosa—

—Adrien, ¿por qué hiciste eso?—

—Porque me gustaría pasar tiempo contigo, Luka–

—Lo hacemos varias veces a la semana. ¿Qué más quieres?—

—A ti—

El silencio les robó el aliento otra vez.

—¿Qué me quieres decir?—

Adrien rió con ternura, acercándose para besar a Luka, aferrándose al cuerpo del mayor para después, abrazarlo. El clima, pese a ser levemente fresco, no podía vencer la calidez de sus almas siendo ellas mismas, fusionándose en un vacío de palabras que llenaban todas las explicaciones que ninguno podría entender, aunque era obvio que tampoco querían.

Luka, presionando su pecho contra el del rubio, comenzó a temblar.

Quería conocer más con quién se acostaba, y por eso lo había invitado a comer hace unos días, pero no esperaba, en definitiva, que le respondiera con algo que lo confundía al mismísimo Luka Couffaine. Estaba confundido... entre si aceptar lo que sentía, o no.

Se rompió el abrazo, así como la seguridad de Luka.

[+18] Yo (no) te amo ;  {Lukadrien}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora