First Time } ChaeSoo

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Rosé lloraba, era un llanto pausado, y sentido, tranquila, sentada, viendo por la ventana, el recuerdo del día que Jisoo la dejo en aquella fiesta le dolía pero no tanto como lo que siguió después, Rosé recordaba lo qué pasó, lo que hacía Jisoo para ahogar todo.

fue el último mes que estuvo en Chicago, para ella fue un mes más, dejó de frecuentar a las chicas, por obvias razones, solía hablar solo con Lisa, pero muy poco, iba de la residencia de estudiantes a la escuela, su rendimiento académico seguía igual porque para ella estudiar y concentrarse en eso era su escape para no pensar en Jisoo, y como verla besar otras chicas ocultandose por los pasillos como hacía con ella, o andar ebria y resacada, más de una vez se intentó enfrentar a ella, en alguna fiesta o por la escuela, en dos ocasiones terminaron teniendo sexo tierno pero al mismo tiempo melancólico, tanto que siempre ambas quedaban con muchas ganas de llorar, y cuando Rosé iba a preguntar algo sobre que pasaba con ellas ahora Jisoo le respondía que era porque de verdad no la amaba, que solo era sexo, que dejara de hacerlo porque ella nunca lo hizo ni lo hará, que solo fue un pasatiempo muy largo para tomar sus cosas y dejar a la Australiana tirada aún más rota; Rosé no entendía si lo que queria era alejarse de ella por ser mujer y por esa razón la dejo sin más aún así seguía con otras chicas como si nada, era una Jisoo imbécil, se comportaba como la perfecta patán, y de más está decir que lo que realmente rompió el corazón de Rosé fueron esas palabras indiferentes y los actos seguidos que cometía Jisoo sin estar en sus 5 sentidos, ver poco a poco como la persona más importante para ti cambia tan drásticamente sin motivo para hacerte daño.

Rosé estaba en la oficina de la directora, era el último día de clases, significaba que volvería a Melbourne en una semana; con el ceño triste le prestaba poca atención a lo que la directora decía.

- ¿Me estás escuchando Rosé?- Preguntaba la directora pausando su discurso hacia la chica.

- ¿Ah? Oh, disculpe directora, hoy no me siento muy bien.- Dijo Rosé apenada, no escucho nada de lo que dijo la mujer, no porque no quería sino porque su mente solo divagaba, últimamente la tristeza le ganaba todas las jugadas.

- Bueno, como decía, gracias a tus tutorías, muchas de nuestras estudiantes mejoraron, especial su amiga kim Jisoo.- Jisoo, ese nombre subió la guardia de rosé, luego se clavo poco a poco en su corazón.

- Aparte que has sido el promedio más alto, totalmente perfecto Rosé, a pesar de que tengas últimamente un semblante triste no has dejado de ser la mejor, te felicito mucho por eso y supongo que tu estado de ánimo es debido a que ya estás extrañando mucho a tus padres.- Decía la directora dándole una dulce sonrisa a la chica.

- Ah si, mis padres, claro que los extraño.- Había un poco de mentira, claro que los extrañaba pero su destrucción interior era por estar en el mismo entorno que la chica que le rompió el corazón y que actuaba indiferente, tan fría y cruel con ella aún así.

- Pues tengo otro anuncio, se te ofrecerá otro intercambio aquí mismo para el año que viene, deberías pensarlo bien, y quizás pedir transferencia permanente, podrías lograr cosas importantes en la universidad de Chicago o quizás llegar hasta Harvard o Yale pequeña, tienes mucho potencial.- La mujer le sonríe, se levanta y la acompaña a la puerta.- Un placer conocerte Rosé, feliz viaje y recuerda, piénsalo bien.

- Igualmente señorita Murphy, y si, lo pensaré, felices vacaciones.- Rosé salió directo a la salida del colegio, oficialmente había terminado su estadía aquí.

Si su situación con Jisoo fuera otra obvio hubiese aceptado, pero ni pensarlo estaba en sus planes, solo quería llegar a casa empacar y encerrarse el resto de la semana que tenía en Chicago.