El aire fresco les dió un golpe en la cara a los jóvenes al abrir aquella puerta que los dirigía al sótano del gran edificio. Conforme bajaban las escaleras iban escuchando los murmullos de los empleados del hotel.
La gente caminaba por el gran pasillo, lucían apresurados, dando vueltas de acá para allá, entrando y saliendo de las oficinas, cargando lo necesario para el área de trabajo que les correspondía.
—Miriam–detuvo Joaquin a la mujer con quien le correspondía trabajar.—¿Qué está pasando?
—Mi Niño.–suspiró.—Estas todo sudado.–lo miro de pies a cabeza.—Por favor ve a la oficina y dile a Mario que te de una camisola limpia y un saco.
—Lo haré pero no respondiste a mi pregunta.–insistió el castaño.
—Los dueños vienen de sorpresa, necesitamos que todo se vea impecable.–respondió la mujer de tez morena.—Graciela, de seguro Betty te está esperando, pídele un saco a Mario por favor y apúrense.–dicho eso, la mujer retomó su andar.
Ambos jóvenes se dirigieron a la oficina de ama de llaves, que era la encargada de la limpieza de las habitaciones y la lavandería.
—Buenas tardes.–saludaron a las señoras que se encontraban planchando las sábanas. Ambas amablemente les regresaron el saludo.
—¿Ya escucharon quienes vendrán?–preguntó una de ellas, quien tenía su voz un tanto ronca.
—Si. Todos están muy estresados.–respondió la joven.—Bien, yo iré por el saco con Mario porque seguro Betty ha de estar vuelta loca y tengo que ayudarla. Nos vemos a la hora de la comida.–se despidió Graciela.
—¿Y tu? ¿Vas a quedarte con nosotras o Miriam te llevará con ella?–preguntó la segunda mujer que se encontraba en el lugar.
—Creo que me llevará con ella, me ha dicho que le pida un saco a Mario, pero en lo que viene por mi puedo ayudarlas.
—Entonces entra corazón, que nos vendrían bien unas manos extras.–Joaquín asintió y entró junto a las mujeres.—Retira las toallas de la secadora, mete las que están húmedas y las secas las doblas para ponerlas encima de la mesa.
El joven comenzó a ejecutar las instrucciones, había pasado buen tiempo en la lavandería, así que sabía perfectamente el manejo de las máquinas y que tipo de dobles tenían que tener las toallas.
[...]
—¿Es necesario que tenga que hacer esto?–volvió a preguntar el rizado.
—Emilio, por tercera y última vez te lo voy a repetir, podrás tener tus carreras ya terminadas, pero una cosa es lo que te enseñan en la universidad a tener que manejar un hotel y que mejor manera de trabajar en uno.
—No veo necesario el tener que trabajar en todas las áreas del hotel para poder entenderle.–Emilio sonaba un tanto molesto.
—Ya Emilio, vas a trabajar como cualquier empleado, cada persona encargada del área en el que hagas tu labor te va a calificar y si todas las personas encargadas de las distintas áreas te dan una calificación aprobatoria, tendrás el hotel en tus manos.–habló el hombre mientras tecleaba unas cosas en su celular.—Conocerás más a fondo todo esto que he construido para ustedes, mis hijos.–dijo con orgullo.
El chico de complexión delgada solo hizo una mueca y puso su atención en el celular mirando nada en específico.
El auto se estacionó frente a la gran puerta del hotel. El botones abrió la puerta del auto y de ellos salieron los hombres Osorio. Ambos entraron al lobby, el lugar lucia impecable, lo que provocó una sonrisa en el mayor de los dueños, el personal se encontraba en una línea perfectamente dividida por personales de las distintas áreas de trabajo.
✘
—Joaquín, vamos que tenemos que llegar a recepción.–habló Miriam mientras terminaba de cerrar la habitación cual habían revisado.
–Listo.–respondió el castaño saliendo de la habitación de al lado.
Ambos tomaron el elevador de empleados y bajaron hacia recepción. Salieron por el lado de la cocina, recorrieron el lugar hasta llegar a recepción donde ya todos se encontraban en la fila, rápidamente Miriam se posicionó a un lado de Mario.
—Llegan tarde.–susurró Mario un tanto molesto.—El señor Osorio ha preguntado por ti. Emilio estará aquí como practicante e iniciará con nosotros.
—¿Me estás jodiendo?–susurró de igual forma la mujer, el hombre negó.
—Bien, entonces ¿Todo ha quedado claro?–preguntó el dueño de aquel lugar.
Todo el personal asintió.
—Entonces, Mario, dejo a mi hijo en tus manos, espera que aprenda todo lo que tú sabes y sea un gran empleado como tú. –dijo el hombre mientras palmeaba la espalda de su hijo.—Los demás pueden regresar a sus labores, Mario, Miriam, vayamos a su oficina.
Todos los empleados acataron la orden y se dirigieron a su lugar de trabajo. Para poder bajar de nuevo al sótano pasaron por la oficina donde Graciela se encontraba trabajando.
—¿Está guapo no?–la chica detuvo a su amigo mientras le susurraba al oído.
—¿Quién?
—El chico de rizos.–entonces lo miró, por fin Joaquín había prestado atención a la persona que se encontraba caminando frente a él mientras que el señor Osorio hablaba con Mario.
El joven lucia aburrido, un tanto cansado y desinteresado en la plática que estaban teniendo junto a él. Joaquín observo con atención al rizado, mientras seguía caminado tras de él, mientras bajaban hacia el sótano por las escaleras.
—Cierra la boca o se te caerá la baba.–su amiga lo alcanzó.
—¿Que haces ahí?–respondió a su amiga.
—Dije que iría al baño para seguir mirando esos rizos, no pueden ser reales, quiero tocarlos.–la peliteñida estiró su mano, la cual fue golpeada con un manotazo por parte de Joaquín.
—Grace.–la riñó.
Emilio volteó y miró de mala gana a los amigos.
—¿Ellos quienes son?–preguntó.
—Graciela y Joaquín.–respondió Miriam.—Son practicantes, Graciela apoya en el área de eventos y banquetes, mientras que Joaquín por el momento nos apoya en el área de ama de llaves.
—¿Y les está gustando el lugar?–Osorio preguntó, bastante animado por cierto. Ambos jóvenes asintieron.—¿Qué están estudiando?
—Ingeniería en Turismo y Hotelería.–respondió Joaquín, en el rostro de Emilio se formó una pequeña sonrisa.
—¡Vaya! Creo que Emilio les puede dar unos cuantos consejos, estudio lo mismo.–el entusiasmo era evidente el la voz del hombre.
Emilio solo rodó los ojos y siguió caminando, dejando una mala impresión el aquellos chicos. Vaya Emilio, hemos empezado con el pie izquierdo ¿No te parece? Las primeras impresiones son importantes. Más para Joaquín.
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O' Hotel (Emiliaco)
Fanfiction-Dime que quieres Emilio ¿Qué quieres para poder tenerte feliz?-preguntó el hombre ya enfadado. -Algo que el dinero no puede comprar. -No existe nada que el dinero no pueda comprar, ya dime que es lo que quieres. Necesito a mi hijo de nuevo, te quie...