Una semana había pasado desde que las actitudes de Joaquín y Emilio habían cambiado entre ellos, sonrisas que reflejaban más allá de un saludo, miradas tiernas en los pasillos y de vez en cuando Emilio cambiaba su turno matutino para poder pasar toda la tarde junto a Joaquín. Ambos sentían que había algo más que solo lo laboral, pero ninguno se atrevía a tocar ese tema, preferían seguir con la rutina que ambos estaban formando.Joaquín se encontraba comprando algo en la máquina expendedora, había llegado 20 minutos antes y Graciela aún no llegaba, por lo qué decidió parar en la máquina y comer algo, estuvo esperando buen tiempo hasta que se decidió por unos cacahuates con chile, estuvo sentado un tiempo en las escaleras mientras devoraba la bolsa de cacahuates. Pasos se escucharon por el pasillo y junto con ellos unas cuantas risas, inmediatamente reconoció una de ellas, Emilio y su risa que para el mancebo era toda una melodía.
—Joaquín, llegaste temprano.–Mario miró al joven sentado en las escaleras junto al lado de la máquina.—¿Quieres acompañarnos? Vamos a recepción.–el castaño no se negó y caminó hacia Mario y Emilio, saludándolos como normalmente.
Emilio le regaló una sonrisa acompañada de un guiño, lo que provocó un leve sonrojo en el menor, quien luchaba por controlar que sus mejillas dejaran de ponerse carmesí pues sentía que lo delataba y lo odiaba, al contrario de Emilio que si por el fuera estuviera provocando esos sonrojos en Joaquín todo el día pues le parecía lo más tierno el ver como sus mejillas iban tomando color. Los tres subieron al elevador, Mario apretó el botón con la L que los llevaría al recepción, mientras que esperaban, Mario siguió con la conversación que tenía anteriormente con el de la melena rizada.
—¿Entonces Emilio?–este no respondió, simplemente hizo una mueca seguida de una sonrisa incómoda.—Joaquín, ¿No crees que Emilio debería de conseguirse una pareja aquí? Para que ya deje de estar encerrado en las cuatro paredes de su habitación.–esta vez se dirigió al menor.
—Pues si así lo quiere él.–se limitó a responder.
—Le quiero presentar a una chica que acaba de entrar, trabaja en el restaurante, es la hostess, esta muy bonita, me parece ideal para Emilio.–Mario parecía bastante emocionado con la idea de hacerle de cupido.
—Pero está prohibido que los empleados salgan entre ellos.–comentó Emilio con una risa nerviosa.
—Técnicamente no eres un empleado, eres el dueño, no hay nada de malo.–las puertas de metal se abrieron, frente a ellos la cocina, que era a donde los llevaba el elevador de empleados. Los salieron de la cocina y caminaron por el restaurante que se encontraba técnicamente al lado del lobby, Mario paró justo enfrente de la chica que antes habían mencionado.—Hola Catalina, quiero presentarte al joven Osorio, trabaja con nosotros por un tiempo, es el hijo del dueño.–comentó el mayor.—Te lo dejaré un ratito en lo que hago unos papeles en recepción ¿Te parece?–la chica asintió con una gran sonrisa en el rostro.
Por otro lado Joaquín ayudaba a Mario mientras paseaba su mirada a donde se encontraba el rizado con la chica, Emilio se notaba un poco incómodo, lo que causó una pequeña risita en el menor, quien siguió con los papeles frente a él. Cuando todo había quedado firmado y con sus respectivas copias, dejó las copias a la persona encargada de recepción y las originales las guardó en un folder que le entregó a Joaquín.
—Entrégale esto a Miriam y pídele que los guarde por favor, yo tengo una junta allá abajo.–Joaquín asintió y tomó las escaleras junto a Mario para dirigirse al sótano.
Por otro lado Emilio seguía platicando con la chica, en si la platica le parecía bastante aburrida, miró hacia donde se suponía Mario y Joaquín debían estar, pero ninguno se encontraba ahí.
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O' Hotel (Emiliaco)
Fanfiction-Dime que quieres Emilio ¿Qué quieres para poder tenerte feliz?-preguntó el hombre ya enfadado. -Algo que el dinero no puede comprar. -No existe nada que el dinero no pueda comprar, ya dime que es lo que quieres. Necesito a mi hijo de nuevo, te quie...