✘ 14: Lavanderia ✘

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  Joaquín se encontraba en el comedor de su universidad, la mesa estaba vacía a excepción de él que se encontraba comiendo una hamburguesa.

—Aquí estas mocoso.–la voz de Graciela se escuchó detrás de él, seguida de eso, la mano de la chica fue impactada contra la cabeza del castaño.

—¿Qué te pasa?–se quejó el chico mientras se sobaba la parte anteriormente golpeada.

—Eso te pasa por no responder en todo el fin de semana y dejarme con el jesús en la boca.–la chica tomó la hamburguesa de su amigo y le dio una mordida.

—Perdón, mi mamá me castigó por pelearme con Renata y me quitó el celular durante el fin de semana.

—Bueno, cuéntame ¿Cómo te fue con don misterioso Osorio?–la chica puso sus codos sobre la mesa y su cara acurrucada en sus manos, poniendo máxima atención a su amigo, ansiosa por escuchar lo que el chico de pequeños rizos tenía por contar.

  Joaquín comenzó a contarle lo que pasó el viernes en la noche, cada detalle y de cómo la actitud de Emilio había mejorado desde la primera vez que lo conocieron, la chica no podía creer lo que escuchaba y es que no sabía si estaba sorprendida por cómo Emilio se comportó con Joaquín o como su amigo se expresaba del chico de la melena rizada, con toda la atención de mundo siguió escuchando a su amigo, pues la manera de hablar de Joaquín, de describir las cosas y de expresarse, sin duda era de las cosas más maravillosas. La platica entre ellos fluyó, tanto que ni siquiera notaron que habían faltado a su última clase, la cual la tomaban juntos.

—No manches, nos saltamos la clase de Ranulfo, tengo 13 faltas con él, ya voy a reprobar.

—No manches Graciela, ya mejor date de baja.–Joaquín comenzó a burlase.

—No te rías baboso, soy el futuro de México, nada más le tengo que echar más ganas.–ambos se levantaron de la mesa para irse a la parada del camión e ir al hotel a cumplir sus horas de prácticas.—A demás, esto fue tu culpa, tú sabes que me encanta el chisme y me das el hilo.

—Bueno, ya deja de quejarte y vamos, que si no nos apuramos vamos a perder el camión y sabes que odio llegar tarde.

Ya después de tomar el autobús que los llevara hacia su destino y llegar a este, ambos chicos se encontraban entrando al sótano del edificio de cinco pisos, como ya era de costumbre, al llegar al gran pasillo donde se encontraban varias oficinas de los encargados, vieron cómo este se encontraba extrañamente calmado, pues era constante siempre ver personas caminando por este, yendo de un lugar a otro, apurados, etc. Las puertas del elevador de empleados se abrieron y se este salió Mario, junto a Miriam y detrás de ellos se encontraba Emilio con la mirada pegada a su celular, el rizado levantó la mirada y sus ojos chocaron con los de Joaquín, le regaló una sonrisa y regresó la mirada a su celular, siguiendo a Miriam y Mario.

—¿Qué fue eso?–Graciela chocó su hombro con el de su amigo, sacándolo de sus pensamientos.

—¿Un saludo?

—Coqueteó más bien.

—Graciela, solo fue una sonrisa.

—Bueno, lo que tú digas.–fue lo último que la chica de cabello teñido pudo decir antes de ser interrumpida.

—Mi niño, hoy te quedas en lavandería.–habló Miriam, Joaquín pensó que no lo había notado anteriormente por venir platicando con Mario.—El joven Osorio te acompañará, mientras tanto Mario y yo estaremos en una junta.–Joaquín asintió.

—Hoy de las camaristas será Armida la que se quede en el turno de la tarde, la lista de los pendientes va estar en el escritorio, después de la junta Miriam y yo nos iremos, así que ambos acompañan a Armida hasta que será la hora de salida de ustedes.–les indicó el hombre de cabellera blanca, ambos asintieron.

O' Hotel (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora