Los días han pasado, aún guardo en secreto la información que Alex me proporcionó indirectamente. No he sabido cómo dársela a conocer a nadie sin que se alteren y quieran actuar imprudentemente.
Yo quería hacerlo. En cuanto salí del baño aquel día, mi único deseo era llegar a casa para publicar el video y que todo el mundo se diera cuenta de la clase de persona que Alex puede llegar a ser. Esa hubiera sido una terrible idea. Me habría puesto en la mira de nuevo, y al ser tan importante información la revelada, mi vida podría ponerse en peligro. No quiero eso. Pues conociendo a Alex, es capaz de llegar a afectar a mis padres. Y no tengo idea de que tanto es capaz el señor Hart, con solo ver a su hijo me puedo dar una idea clara, pero podría llegar a ser incluso peor.
La ansiedad me está matando, sí. Es algo muy denso como para mantenerlo solo para mí. Necesito contárselo a alguien. No, necesito contárselo a todos. Necesito crear un claro panorama de quien es Alex para realizar una estrategia adecuada para el plan.
El bendito plan... me ha quitado el sueño si les soy sincero. Todo esto es cosa de Lianna y no sé cómo terminé protagonizándola. No puedo decirle que no. Bueno, sé que puedo, pero en el fondo también quiero ser partícipe de esto. Aunque sé que es una terrible idea.
La primera clase ha terminado, estamos en nuestro tiempo libre entre clases. Tuve que escabullirme de Lianna e Isaac con el pretexto de necesitar ir a la biblioteca por algo. Ninguno parecía interesado en acompañarme a tal lugar ese día, gracias al cielo.
Sí, voy hacia la biblioteca, en parte. Pero solo porque cerca de la misma está la tienda de cigarrillos donde he estado comprando los míos recientemente.
Quizá me he estado excediendo a comparación de lo poco que solía fumar yo, pero me ayuda... ni siquiera sé con exactitud. Sé que es psicológico principalmente, pero me relajo al fumar.
Nadie sabe que lo hago, y no planeo que se enteren, no por ahora. No hay razón concreta para eso, más que culpa personal por hacerlo.
Estoy terminando mi segundo cigarro cuando veo a Jagger entrar a la biblioteca. Ya ni me afecta tanto el verlo, mi mente ha estado ocupada en otras situaciones de mayor calibre.
Aun me parece nefasto, insufrible y demás, pero trato de no prestarle atención. Además, últimamente lo he visto seguido por el área. Parece que visita la biblioteca con frecuencia. El factor sorpresa ya no es aplicable.
Durante los ensayos me he limitado a hacerlo como Kate me indica, sin intención de relacionarme más con el chico, cosa que se me hace fácil, pues, después de intercambiar líneas, él logra simular que no existo en el mundo. O que nadie, fuera de él, lo hace.
Al terminar de fumar, emprendo mi camino hacia El Vertedero, estoy seguro que los demás están ahí. Debo decirles lo de Alex, no puedo esperar más. Ya casi se acaban las clases, y cuanto antes definamos el plan, mejor.
Cuando llego al lugar, noto que está igual de abarrotado que de costumbre. Me toma un momento internarme entre la gente y abrirme paso, pasando la vista a todas las mesas del lugar, buscando a mis amigos.
Y ahí están, los cinco en una mesa cerca del carrito de tacos, comiendo como siempre. No los culpo, los tacos se ven deliciosos desde donde estoy, y posiblemente su sabor sea mucho mejor que su apariencia.
Avanzo hasta la mesa, y el primero en notarme es Isaac.
—Eh, chavales, vean quien ha llegado —dice en un pobre acento español.
Ya me acostumbré a sus imitaciones españolas y demás ¿Qué puedo decir? Es lo que me hace destacar dentro del grupo, aparte de ser el niño plasta de caballo.
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Anárquico
Teen FictionCedric Moore no tenía ni la más mínima idea de como lo que creíamos saber sobres nuestras vidas podría venirse abajo en poco tiempo, hasta que lo vivió en carne y hueso. Él tenía todo lo que cualquiera hubiera querido jamás: calificaciones perfectas...