Capítulo 10 (parte 2)

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—¿Por qué a mí nunca me toca nada así? Que yo también quiero dar un beso de vez en cuando —se queja Isaac, siendo el primero en reaccionar ante la sorpresa que todo el grupo tiene.

Camila le frunce el ceño a Meredith— Yo...

—Un reto es un reto —la rubia defiende su postura.

—Pues yo no ando jugando —intento tumbar todo lo que está haciendo.

—El reto no es para ti, es para ella. No se rompen las reglas —Meredith me guiña.

—Bueno, yo no veo a nadie besándose —Tristán no deja de verme, divertido de la situación.

—Vamos, Cedric, que no puedes decirle que no a esta dulzura —Isaac apunta teatralmente con ambas manos hacia Camila.

Siento la presión sobre mí, las ganas de correr, de no estar ahí. El miedo, la tensión, nervios. Hasta Meghan llega a mi mente por un momento.

Meghan... Que se joda.

—Lo hago si ella quiere —me acerco al grupo, sin tener más opción que rendirme ante la astucia de Meredith. Sabe muy bien que no me podré negar sin cagarla, mi única opción es aceptar.

—Pues... acabemos con esto —Camila pasa un mechón de cabello detrás de su oreja mientras se levanta.

Paso a un lado de Tristán, golpeándolo no tan accidentalmente, y llego hasta el centro del círculo.

Todos están callados, atentos a lo que está por venir. Estoy a centímetros de Camila, ella me sonríe por lo que yo le sonrío de vuelta. Meredith quiere un show, así que le daré un show.

Pongo mis manos en la cintura de Camila, y tiro de ella para cortar la distancia entre ambos. La veo a los ojos un momento y siento una ligera chispa correr dentro de mí. No quiero arruinarlo, así que me esforzaré por darle el mejor beso de su vida.

Tomo la iniciativa, cierro mis ojos y choco mis labios con los suyos. Siento el roce de nuestros cuerpos ante el beso. Le subo de intensidad y uso un poco la lengua, muerdo levemente e inclino mi cabeza en varios ángulos, para no hacerlo monótono.

Camila responde bien, besa muy bien. Me dejo llevar por eso. Ella tiene sus brazos alrededor de mi cuello, y con una de sus manos sujeta parte de mi cabello posterior.

La música se ha detenido, el aroma a alcohol ha desaparecido. Ahora solo escucho la respiración de Camila, solo huelo su perfume. Siento su calor corporal chocar contra el mío. Es una experiencia única, y por un momento me logro olvidar de todo.

Finalmente nos separamos, solo lo necesario para vernos a los ojos. Ella suelta una ligera risa y yo relamo mis labios para saborear su protector de sandía. Le doy un ligero topón para terminar.

Aclaro mi garganta y voy hasta la mesa de billar, para seguir con mi cerveza.

—Eso fue intenso —Lianna rompe el silencio.

—Espero te haya gustado —le digo a Meredith.

—Estoy más que satisfecha —la chica sonrío como nunca.

No estuvo nada mal el beso, me gustó. No me quejaría si se repite.

El juego se reanuda, y al principio me entretiene, pero no es igual participar que solo ver, por lo que me empiezo a aburrir después de un par de preguntas.

Mi cerveza se ha acabado, por lo que decido ir por otra. No digo nada y solo salgo del cuarto de juegos.

La música bailable ha vuelto, por lo que la planta baja ha de estar llena de gente moviéndose sin control. No me apetece meterme ahí justo ahora.

AnárquicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora